URBES SENSORIZADAS
EL MODELO ÚNICO PARA LAS CIUDADES INTELIGENTES ES UN MITO.
Sólo en 2016, los ciudadanos produjeron la misma cantidad de información que la generada en toda la historia humana. Con este ejemplo ilustra Carlo Ratti, director del Senseable City Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el poder de lo digital en las ciudades. ¿Podremos utilizar estas copias digitales del mundo para diseñar y realizar simulaciones de nuestras ciudades y llevarlas a la esfera física?”, se pregunta.
Para Antoine Picon, director de investigación de la Escuela de Diseño de Harvard, la clave de la ciudad inteligente del futuro será separar la tecnología de las infraestructuras tradicionales y adaptar y diversificar los modelos a cada contexto. “Lo smart no es una fórmula, es la dirección hacia la que nos podemos dirigir pero imaginando nuevos escenarios”, alerta. Para aquellas ciudades con mayor capital, colocar sensores es menos problemático y costoso que para aquellas menos boyantes, o incluso en suburbios deprimidos. “Existen diferentes niveles y el futuro no significa que estaremos permanentemente conectados, creo que la clave será converger lo inteligente con lo medioambiental, y que estas ciudades sean un reflejo de lo que somos”, agrega.
Los datos macro en los que se basan las ciudades para gestionar el tráfico o la colecta de residuos no son la solución para Peter Cochrane, ingeniero electrónico, futurólogo y consultor. “Lo más importante son los microdatos, ya que proveen de información individualizada. El comportamiento de los individuos y de las ciudades puede ser imprevisibles y para detectar anomalías hay que hacer un análisis forense de los patrones sociales a pequeña escala”, opina.
“Las ciudades están cambiando como consecuencia de la tecnología. La posibilidad de emplear experiencias aumentadas e infraestructura responsiva permite hacer un uso más inteligente de nuestras calles”, dice Euan Mills, líder del equipo de Futuros Urbanos de Future Cities Catapult. Esto se traduce en la versatilidad que permite cambiar el tráfico según la necesidad de cada momento. Un ejemplo sucede en las horas pico, cuando se destinan tres carriles para el uso de autobuses y una vez finaliza esta franja horaria se destina exclusivamente para peatones. “Esta tecnología ofrece un servicio al ciudadano y el transporte; en este caso, se adapta a la demanda”, indica.