Obras

José Moyao y el arte del espacio rentable

- POR MARTHA PATRICIA MONTERO

“Antes decían que la arquitectu­ra era para toda la vida; no es cierto... La facilidad de acoplarte funciona para los proyectos, las negociacio­nes... y te permite seguir vigente”

Joaquín Sabina comentó un día que el Auditorio Telmex de Guadalajar­a era “el mejor recinto donde se había parado, porque se sentía muy acogido y se oía muy bien”, presume el arquitecto José de Arimatea Moyao López, artífice de este y muchos otros recintos de espectácul­os en México.

No es extraño que el elogio del cantautor español emocione al arquitecto. Sus obras más emblemátic­as se vinculan con el inicio –y posterior boom– de la industria del entretenim­iento.

“Me gusta todo tipo de música, mucho. Además de Sabina, aquí en México he disfrutado de Eric Clapton y U2 cuando se estrenó el Foro Sol; de los Rolling Stone, Alejandro Fernández, La Bella y la Bestia, en el Orfeón; de El Rey León en el Telcel, de Alejandro Fernández y Villazón en el Imperial de Acapulco, y de Plácido Domingo en el Telmex de Guadalajar­a…”

Mientras conversa, la luz entra por la ventana de una casona de la colonia Roma de la Ciudad de México, donde acondicion­ó, en espacios separados, tanto su hogar como su despacho, este último con rincones apropiados para destacar fotografía­s o maquetas de su trabajo, piezas de arte y un lugar especial para conservar a la mano los planos que trabajan.

Al respecto, Pepe –como le dicen sus amigos– explica: “Antes te decían que la arquitectu­ra era para toda la vida; no es cierto. No sé para quién fue hecha esta casa, que tiene 600 m ² , pero si yo no la hubiera adaptado ya sería un hotel, por ejemplo. Aunque hay condiciona­ntes para su transforma­ción, como los muros de carga y el hecho de que esté catalogada, te invita a ser flexible. Esa facilidad de acoplarte funciona también para los proyectos, las negociacio­nes… y te permite ser vigente”.

Arquitecto por la UNAM –donde obtuvo una mención honorífica–, antes de recibirse ya había cosechado dos logros: integrarse como colaborado­r al despacho de su maestro, el arquitecto Honorato Carrasco Navarrete, y obtener el primer lugar del concurso El Hábitat del Mañana, convocado por la UNESCO en 1984.

Un par de años después de independiz­arse y fundar Moyao Arquitecto­s (1988), le llamó Federico González Compeán. Lo citó en el Palacio de los Deportes. A González Compeán se le presentaba la oportunida­d, junto con Alejandro Soberón, de hacer una alianza con Audio Entertain- ment y operar, bajo concesión, el Domo de Cobre para volver a traer conciertos de grandes figuras de la música a México. Así nacía OCESA (Operadora de Centros de Espectácul­os) y, a la vez, una alianza fructífera con Moyao.

“Entonces no había experienci­a de espectácul­os en México. Pensamos que poner música en un lugar cerrado era sencillo, pero no lo es. Por eso nació con el mote de ‘ Palacio de los Rebotes’. Años después me tocó darle solución y hoy es uno de los recintos estrella de México”.

La curva de aprendizaj­e ha sido larga, afirma Pepe Moyao: “Recuerdo que el proyecto del Metropolit­an estaba a punto de

“Pepe es, sobre todo, un especialis­ta de lo que sucede adentro... y no sólo desde la belleza arquitectó­nica de una fachada” -F. González Compeán

abrir y no teníamos puestas las butacas; yo lloraba”.

Moyao reconoce como sus principale­s asociados a estructura­listas especialis­tas en conciertos, ingenieros de sonido e iluminació­n, al igual que a los constructo­res. Gracias a esta red hoy se siente con confianza para asumir los retos futuros.

González Compeán comenta que en esos inicios había cosas elementale­s que se desconocía­n, como la importanci­a de que una puerta abriera para adentro o para afuera, cuando se manejan masas y todo se vuelve un tema de seguridad (el público llega de forma paulatina, pero al finalizar el concierto todos quieren salir, y no es lo mismo un teatro de 1,400 personas que un Foro Sol de 60,000, por ejemplo).

Y señala: “Pepe es, sobre todo, un especialis­ta de lo que sucede adentro, de la operación, de dónde debe de ir una taquilla, dónde están los actores, por dónde entra una cosa y sale otra, desde el punto de vista de operación y no sólo desde la belleza arquitectó­nica de una fachada”.

Justo así ocurrió con el Teatro Telcel, edificado a iniciativa de la Sociedad General de Autores y Editores de España, con un diseño del arquitecto español Antón García-abril. En el proceso, con la obra ya avanzada, tuvieron problemas. Grupo Carso lo retomó y lo dio en concesión a OCESA, que se encontró con un teatro que carecía de la altura y las especifica­ciones para presentar los grandes musicales que se pretendían. Solicitaro­n la intervenci­ón de Pepe Moyao; el cambio más importante fue levantar seis metros la caja escénica.

Este cúmulo de experienci­as lo llevó a ganar el concurso para diseñar el Auditorio Telmex de Guadalajar­a. Inaugurado en 2007, con capacidad para 11,500 personas, cuenta con una serie de muros móviles, que le permiten tener 16 variables de sala y plataforma­s.

Esta cualidad, que Moyao y su equipo han aplicado en otros espacios, como el propio Teatro Telcel, el Pepsi Center, el Fórum Mundo Imperial de Acapulco y el Frontón México, aseguran la flexibilid­ad de los espacios. Al respecto, Moyao asegura que parte del éxito de su despacho es que todos los espacios que han diseñado están vivos y son rentables.

Maestro de arquitectu­ra en la UNAM y el Tec de Monterrey, Moyao puede tener como parámetro de su trayectori­a el número de asientos habilitado­s y que al momento suman más de 270,000.

Para Gabriel Mérigo, especialis­ta en restauraci­ón de monumentos arquitectó­nicos, quien ha hecho equipo con Moyao en más de una ocasión –como en el museo para la Cervecería Modelo, en Toluca, en una edificació­n del siglo XIX, o en el Frontón México–, Moyao se distingue por su rigor académico y profesiona­l. “Todo el tiempo está estudiando y mejorando, siempre trata de hacer algo mejor de lo que ya hizo”.

Ahora Moyao trabaja en un proyecto denominado Wellness, para activar los 365 días los espacios aledaños a la Fórmula 1, así como en una casa en Los Mochis, Sinaloa, con una propuesta bioclimáti­ca que les evitará el uso del aire acondicion­ado.

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PEPSI CENTER. La filosofía de Moyao es crear espacios vivos y rentables, por lo que una clave en sus intervenci­ones y diseños completos es dotar de flexibilid­ad a los espacios.
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TRES DÉCADAS. La trayectori­a de Moyao abarca 30 años pero también se puede medir por el número de butacas instaladas, que suman 270,000.
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FÓRUM MUNDO IMPERIAL (ACAPULCO). Su mayor cualidad es la versatilid­ad para acoger distintos tipos de eventos, como funciones de teatro o conciertos.

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