Bonos verdes
A pesar del buen comportamiento de los instrumentos gubernamentales, los bonos verdes se posicionaron como los grandes ganadores de 2017.
Un instrumento para financiar infraestructura más atractivo que la deuda del gobierno.
En 2017, México se posicionó en el sexto lugar como país emisor de bonos verdes con sólo un proyecto: el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que colocó 4,000 millones de dólares (mdd) y fue el primero en su clase en financiarse parcialmente con este tipo de instrumentos, de acuerdo con Climate Bonds Initiative (CBI). Y en lo que va de este año, las emisiones sumaron 2,000 mdd más.
“El principal beneficio de emitir bonos para financiar infraestructura es que permiten captar gran cantidad de recursos de manera muy rápida, sin tener que ocupar el presupuesto que tiene el país para otros fines, como el gasto público”, explica Leopoldo Figueroa, experto en finanzas de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC).
Actualmente, los bonos verdes se consideran instrumentos más atractivos que los bonos gubernamentales mexicanos. Si bien estos últimos alcanzan una buena calificación (BBB+, con base en Standard & Poors) y su tasa de rendimiento a 10 años supera 7%, el spread respecto de países como Japón, Alemania, Francia, Inglaterra e Italia es poco competitivo.
Entre 2016 y 2017 el mercado global de bonos verdes creció 78%, pasó de 88,200 a 155,500 mdd, con base en cifras de CBI. El organismo indica que los países que contribuyeron en mayor medida a este crecimiento fueron Estados Unidos, China y Francia, con 56% del total de las emisiones.
Sin embargo, CBI sostiene que con el paso del tiempo más países se benefician de la emisión de bonos verdes.
Nuevas construcciones
Los principales beneficiados de los bonos gubernamentales en la construcción son Banobras ( puentes y carreteras) e Infonavit (vivienda), explica Figueroa.
En cambio, el uso de bonos verdes está siendo utilizado para la construcción de parques solares y eólicos, comenta Manuel González, analista de infraestructura de Signum Research. Sin embargo, este tipo de instrumentos aún no está tan enfocado en el desarrollo de infraestructura.
En este panorama, la novedad del mercado y las regulaciones de sustentabilidad son retos que enfrentan los bonos verdes para su crecimiento.
“En cuanto a los bonos internacionales, el principal desafío es que a los inversionistas no les interesa invertir en infraestructura en naciones en vías de desarrollo”, acota González.
Si bien el sector de la construcción no ha sido el favorito de los bonos verdes, es posible observar que cada vez más agentes participan de estos instrumentos.
Según CBI, el valor de los bonos verdes podría ascender hasta un billón de dólares en 2020, de los cuales México podría beneficiarse cada vez más.