Nuevos Cetram
Después de 35 años sin recibir recursos, los Centros de Transferencia Modal son renovados gracias a concesiones otorgadas a la iniciativa privada.
La reordenación urbana de la CDMX promueve la renovación de sus terminales.
Los habitantes de la Ciudad de México pasan al menos una hora al día en carretera, según el Índice Tomtom, que mide la congestión vial de 390 urbes, donde la CDMX ocupa el primer puesto por delante de Bangkok y Jakarta. Y es que el transporte público no logra seducir a miles de trabajadores que prefieren el coche.
En este contexto, la renovación de ocho Centros de Transferencia Modal (Cetram) –espacios que conectan varios medios de transporte público y concesionado como el Metro, autobuses, microbuses y taxis– es uno de los grandes proyectos de reordenación urbana que debería continuar el gobierno electo de la ciudad. Se trata de los Cetram de Chapultepec, Constitución de 1917, Martín Carrera, Taxqueña, San Lázaro, Zaragoza, Observatorio y Tacubaya.
El objetivo del proyecto es fomentar el uso del transporte público, mejorar la conectividad y reducir la inseguridad y la polución en estos espacios, explica Luis Rodolfo Zamorano, actual director general de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi).
“Estos ocho proyectos tienen título de concesión, es decir, ya cuentan con inversores interesados en cada proyecto”, comenta Zamorano.
Entre ellos destacan Grupo Desarrollo Urbanístico Chapultepec, integrado por la española Inveravante y BBVA Bancomer, en el Cetram Chapultepec; el empresario Roberto Alcántara –dueño de la compañía de transporte Grupo Iamsa–, que participa en algunos como Observatorio y Taxqueña, y la constructora Grupo Corporativo Amodher en Constitución 1917.
Actualmente hay cerca de 50 centros modales que empezaron a desarrollarse en los años 60, pero el crecimiento de la ciudad ha sobrepasado las capacidades de la infraestructura, dice Alejandro Villalobos, socio líder de transporte de KPMG.
Además, algunos se han convertido en zonas salpicadas por la delincuencia y el comercio informal, problemas que estas renovaciones tratan de atajar, agrega José María Nava, académico de la Universidad
Iberoamericana. “Los Cetram, lamentablemente, apenas han recibido inversión en los últimos 35 años”, afirma.
Este experto en urbanismo se muestra escéptico ante el tipo de proyecto que se planea: “son desarrollos tipo ‘mall’ que no encajan con el perfil socioeconómico de los usuarios del transporte público”.
En ese aspecto, Nava considera que los Cetram deben ser espacios socialmente neutros, que busquen integrar a los diferentes estratos. “La clave es formalizar al comercio informal en vez de tratar de excluirlo, que es lo que parece”, concluye.