Obras

REINVENTAR LA VACACIÓN

Con un modelo que incorpora playa, lujo y tecnología, esta obra crea una nueva forma de disfrutar Playa del Carmen y ofertar un itinerario llamado All Fun-inclusive.

- POR ANA VALLE

AAntes de que abrieran los parques temáticos de Disney, en Orlando, Florida, en esa zona no había más que pantanos rodeados de ranchos ganaderos. Hoy, reciben a cerca de 72 millones de viajeros al año. Según Carlos Constandse, vicepresid­ente de Experienci­as Xcaret, esa es la inspiració­n para lo que este grupo mexicano ha proyectado y construido en Quintana Roo.

A cinco kilómetros de Playa del Carmen, la empresa tiene un complejo formado por cuatro parques de entretenim­iento, ahora visitados por 30% de los más de 23 millones de viajeros que llegan al aeropuerto de Cancún. Pero la compañía busca ir más lejos, por ello abrió el primer hotel Xcaret México. “Lo vimos como un suplemento, un valor agregado a los parques o viceversa”, cuenta Constandse.

El inmueble trae al destino un nuevo concepto de hotelería en diseño y operación. Cuenta con 900 habitacion­es de 55 metros cuadrados (m2) en promedio, y su diseño retoma distintos aspectos culturales y artesanale­s del país: paredes azules y rosa mexicano, hamacas en las terrazas, talavera como decoración y, en las suites, baños revestidos por mosaicos que conforman un árbol de la vida.

“Estamos orgullosos de la cultura mexicana y queremos que los viajeros nacionales e internacio­nales se lleven esto”, menciona el arquitecto Leopoldo Alcántar, encargado de Proyectos en Experienci­as Xcaret.

La firma innovó incluso en el paisaje. Quien viaja a destinos como Riviera Maya, imagina una habitación con vista al mar. Sin embargo, desde hace un par de años, el sargazo afea las playas y se convirtió en uno de los mayores problemas para los hoteleros. Xcaret resolvió el tema con 700 metros de caletas y un camino de ‘ríos’ artificial­es que rodean al parque, donde es posible realizar actividade­s como natación.

Esto fue producto de una larga planeación. Para diseñar el proyecto, los arquitecto­s e ingenieros del grupo analizaron todo el terreno y buscaron elementos de la naturaleza que pudieran ser tomados como partes de la arquitectu­ra. Un ejemplo son las cuevas que forman las cabinas del spa o los restaurant­es de lujo, para los que no se construyó ni una sola pared, comenta Alcántar.

El total de la construcci­ón abarca 118,000 m2. En ella se utilizaron materiales obtenidos de la excavación del propio terreno, pero también otros que se extrajeron a no más de 900 kilómetros a la redonda, destaca el directivo. Con ello se favoreció la sustentabi­lidad y la integració­n del hotel en el entorno.

Como otros hoteles de la Riviera Maya, el de Xcaret funciona bajo el esquema Todo Incluido, aunque algo

“Logramos hacer una simbiosis con la naturaleza. Éste es un ejemplo de cómo podemos convivir con la naturaleza, y utilizamos el mismo terreno, que nos fue dando arquitectu­ra, para con ello transmitir la esencia mexicana”. –Leopoldoal­cántar

diferente al habitual en la región. Por ejemplo, por una tarifa promedio de 240 dólares por noche y por persona (alrededor de 4,800 pesos), los huéspedes del hotel tienen acceso ilimitado a los alimentos, bebidas, amenidades y servicios de spa, pero también con entrada ilimitada al resto de servicios de la empresa, como los parques Xcaret, Xplor y Xenses que rodean al complejo, y a otros fuera del área como Xoximilco y Xel-há. Es lo que la firma llama “All Fun Inclusive”.

“Además de tener las bondades de un Todo Incluido, estamos aportando una visita ilimitada a todos los parques. Resolvemos el problema de transporte, trasladamo­s a la gente del aeropuerto al complejo, etiquetamo­s sus maletas y las llevamos a sus habitacion­es sin que tengan que pasar a hacer check in, pudiendo ir directo a los parques”, comenta Alcántar. Se trata, asegura, de un esquema tarifario y de servicio que no existe en otras partes del país o del mundo.

Gracias a un brazalete digital, el huésped puede registrar sus accesos al hotel y a los parques, y determinar las escenas en su habitación (fotos/video que el huésped se haya tomado en el día).

La operación también es novedosa. No se observan carritos con toallas o servicios de limpieza por los corredores, pues todos ellos corren por túneles debajo del complejo. “Los túneles conectan desde la cocina principal con las siete cocinas de apoyo; desde la lavandería central con las 28 roperías de apoyo; además de las maletas que también viajan por allí. Nada pasa por pasillos ni resta ‘sense of arrival’ a los visitantes”. Los túneles subterráne­os tienen una extensión de 1.2 kilómetros, muy similar a los de Disney en Orlando.

En materia de sustentabi­lidad, aparte de los materiales empleados y del uso de vehículos eléctricos, Xcaret ganó una batalla: la normativid­ad exige disponer de al menos 300 cajones de estacionam­iento en proyectos similares, pero gracias a la flota de autobuses que adquirió, le aprobaron 192 cajones. “Esto nos ayuda a generar valor agregado a la gente, reducir la huella de carbono, mantener la vegetación y hacer un complejo sustentabl­e”, explica Alcántar.

El proyecto también cuenta con un circuito de 6.5 km de ciclovías y con caminos que van a los parques o que conectan directamen­te con Playa del Carmen.

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