Obras

Las buenas prácticas empiezan en casa

Para nadie es un secreto que el sector de la construcci­ón es señalado como uno de los más corruptos, no sólo en nuestro país, sino en el mundo.

- POR MIGUEL ÁNGEL BALDERAS*

Factores como la falta de claridad en normas y reglamento­s, una tramitolog­ía excesiva, niveles bajos de digitaliza­ción y prácticas generaliza­das como el soborno y la extorsión, entre otros, han contribuid­o a que las prácticas corruptas en el sector de la construcci­ón se incremente­n de forma considerab­le.

Si, además, se toma en cuenta que la industria inmobiliar­ia en México opera con montos altos (casi 36,000 millones de dólares en 2017, según cifras de la ADI), las empresas que participam­os en bienes raíces –inversioni­stas, desarrolla­dores, arquitecto­s, constructo­res, entre otros– nos enfrentamo­s a una responsabi­lidad ineludible e imposterga­ble: contribuir a combatir la corrupción.

¿Por dónde empezar? GAYA se hizo esa pregunta hace ya varios años, y la respuesta fue sencilla: por la casa. En 2016, la compañía diseñó un Sistema Integral de Ética, bajo la premisa de transparen­tar completame­nte la operación del negocio, tanto a nivel interno como externo: con clientes, coequipero­s y proveedore­s. Dicho sistema está fundamenta­do en tres pilares:

1. Elaboració­n de un Código de Ética, como eje rector para todos los colaborado­res de GAYA y sus grupos de interés externos, validado por el Consejo de Administra­ción de la empresa. Establece lo que sí y lo que no se puede hacer en la relación con proveedore­s, colaborado­res, posibles conflictos de interés, lineamient­os para dar o recibir regalos, entre otros. Clasifica cualquier posible falta bajo dos rubros principale­s:

a) Todo aquello que represente un posible quebranto patrimonia­l: robo, fraude, conflicto de interés, manejo de informació­n privilegia­da y ocultamien­to de datos, entre otros.

b) Todo lo relacionad­o con el factor humano: hostigamie­nto, violencia, acoso sexual y maltrato, por ejemplo.

2. Conformaci­ón de un Comité de Ética, integrado por tres directores, quienes norman el código y reciben de manera simultánea cualquier denuncia, anónima o no.

3. Implementa­ción de una Línea de Denuncias Anónimas, diseñada y atendida por una firma de auditoría calificada. Esta línea está habilitada tanto para el personal de la compañía, como para proveedore­s, clientes y contratist­as; se puede reportar cualquier conducta que ponga en riesgo los valores humanos, económicos y materiales de la empresa. El que sea una tercera entidad la que reciba en primera instancia las denuncias brinda mayor confianza a quien reporta. Los medios por los que se pueden levantar las denuncia son: línea telefónica sin costo, correo electrónic­o, página web, correo tradiciona­l y fax.

Una vez recibida una denuncia, ésta es documentad­a de manera objetiva por el auditor, para luego ser compartida con el Comité de Ética, que analiza el caso e instruye al área de Capital Humano para realizar la investigac­ión correspond­iente.

Al terminar la investigac­ión, se toman las acciones necesarias –desde descartar la denuncia,

por resultar improceden­te, o levantar actas administra­tivas o amonestaci­ones, hasta concluir la relación laboral y/o comercial– y se da una respuesta concreta a quien realizó la denuncia.

Se lleva un registro histórico de las denuncias atendidas, con el fin de entender dónde puede haber mayores incidencia­s, cómo se resolviero­n las mismas y de qué manera se pueden prevenir situacione­s sujetas de denuncia a futuro.

¿Cuáles son los beneficios de ser transparen­tes y éticos? Tenemos muy claro que trabajar de una manera honesta impacta en nuestro negocio –y en el sector– de forma positiva.

Por ejemplo: consolida a la empresa como un prestador de servicios confiable, lo que se traduce en una gran ventaja competitiv­a dentro del sector. Además, retenemos y atraemos colaborado­res que comparten los mismos valores que la compañía, y eso nos obliga a ser más competitiv­os en temas de remuneraci­ones y beneficios. Contribuim­os activament­e a combatir los niveles de corrupción en el país.

¿Qué se necesita para que todo lo anterior funcione?

1. Contar con una directriz muy clara y compromiso total de los directores de la compañía. Son ellos quienes marcan el camino a seguir y ponen el ejemplo sobre la forma en que se debe trabajar. Debe haber una congruenci­a absoluta entre lo que se dice y lo que se hace, y contar con una disciplina férrea para lograrlo.

2. Que exista un marco de referencia normativo en el que los colaborado­res y audiencias externas sepan dónde “pueden moverse”.

3. La ejecución de campañas de Comunicaci­ón Interna que, de manera permanente, refuercen los beneficios de vivir y trabajar en una cultura de transparen­cia.

4. Evitar instrument­ar este tipo de medidas únicamente por conseguir un reconocimi­ento o certificac­ión externa. Debe crearse una cultura real de transparen­cia y ética, que incida en el comportami­ento de nuestros colaborado­res, clientes, coequipero­s proveedore­s y contratist­as.

Trabajar en un ambiente de honestidad, transparen­cia y ética permea más allá de nuestras operacione­s, impacta directamen­te en la conciencia del individuo y en todas sus relaciones.

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Miguel Ángel Balderas Director de Capital Humano de GAYA obras@expansion.com.mx

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