Innovación para el planeta
Tratar agua de forma eficiente es uno de los temas más urgentes. Aquí tres métodos con alto potencial.
En la actualidad, 80% del agua utilizada de manera industrial es liberada en entornos sin tratamiento ni regulación, según la ONU. En cambio, del agua que sí se trata, sólo 26% no es dañina para la salud.
En el tratamiento de aguas residuales lo que se espera es que sean filtradas, limpiadas y que se eliminen contaminantes. “Para hacerlo, el mecanismo debe tener como mínimo sistemas de dosificación de químicos y bombeo para eliminar sólidos”, explica Betuel Hernández, responsable de la unidad de negocios y control en la división de robótica y movimiento de ABB México.
Ante la oportunidad de mercado para innovar en las plantas de tratamiento, han surgido diversas propuestas aplicables de manera doméstica e industrial.
Atzintli
Es un mecanismo creado por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Newcastle con microalgas que crecen debajo de aguas residuales.
María Teresa Orta, del Instituto de Ingeniería de la UNAM, quien lideró el proyecto, comenta que si bien el uso de esta planta no es novedad, sí lo es la forma de separación de los residuos, por medio de ozono, lo que ayuda “a que haya un mejor aprovechamiento en la extracción de productos valorizables”.
Su operación es sencilla: el agua residual ingresa al mecanismo de cultivo de microalgas en un contenedor, y después pasa al sistema de ozonoflotación para separar los residuos, eliminar los contaminantes y obtener biomasa, que se usa como combustible.
Nirobox SW
Este mecanismo surgió en 2016, patentado por Fluence. Se basa en un sistema de limpieza por discos y ósmosis inversa para tratar agua residual o salada. Todo el mecanismo se encuentra en un contenedor de 12 m² con capacidad de entre 500 m³ y 1,500 m³ de agua purificada al día.
Su diseño en una caja hace que se adapte a cualquier sitio y pueda llegar a zonas geográficas complicadas, “desde casas particulares, hasta sitios de difícil acceso”, explica Yolanda Padilla, gerente regional México y Centroamérica de Fluence.
El líquido ingresa al contenedor y pasa a la filtración por discos, que con movimiento elimina los desechos grandes. Luego continúa por ultrafiltración para eliminar bacterias y residuos diminutos. Al final, atraviesa por la ósmosis inversa.
ROCA
La empresa mexicana Ozono Polaris dio con un mecanismo de limpieza y purificación de agua llamado ROCA, basado en el uso de carbón activado y ozono.
El mecanismo surgió en 2016 y ahora está en desarrollo una versión mejorada. La idea nació después de analizar el uso de los filtros de purificación que funcionan con carbón. La compañía se dio cuenta que conforme se utiliza el componente, pierde la capacidad de retener contaminantes y debe ser cambiado cada seis meses, “por lo que se decidió hacer un híbrido que además de purificar de mejor manera el agua, le da una especie de mantenimiento al carbón para que no deje de funcionar de manera efectiva”, comenta Miguel Castro, gerente de Nuevos Proyectos de Ozono Polaris.
El mecanismo consiste en que el agua fluye en un vaivén entre dos filtros de carbono, en donde se realiza la ozonización. El proceso tarda cerca de una hora, puede ser utilizado por gobiernos municipales o en fábricas. Pero por ahora está en trámite de patente.