Obras

RECONSTRUC­CIÓN

A un año de los sismos, la reconstruc­ción tiene var ios f rentes y rostros. ¿ Qué se ha resuelto? ¿ Cuáles son los pendientes? ¿ Quiénes han sido los actores?

- POR AGUSTÍN SALGADO FOTOGRAFÍA­S NACHO PONCE

Es un martes por la noche. Un grupo de jóvenes arquitecto­s se reúne con los integrante­s del cabildo de San Mateo del Mar, comunidad ubicada en una estrecha barra del Golfo de Tehuantepe­c. Ha pasado casi un año del sismo que aquí afectó centros escolares, abrió calles, provocó la caída de postes de luz, derrumbó casas y dejó al menos 1,788 damnificad­os.

A la ayuda gubernamen­tal se han sumado varias organizaci­ones para colaborar en la reconstruc­ción de este municipio. Ahora se alista la presentaci­ón de los proyectos para edificar la clínica y el centro comunitari­o con fondos recabados por la iniciativa privada.

San Mateo es una comunidad pesquera que se encuentra entre el Océano Pacífico y un sistema de lagunas. Es habitado por el pueblo Ikoot, término huave acuñado por los zapotecos para referirse a la “gente que se pudre en la humedad”. En tiempo de lluvias las inundacion­es son constantes. Cuando sube el nivel del Mar Tileme – cuerpo de agua conectado con las lagunas Inferior y Superior–, la comunidad se anega.

A un año del sismo del 7 de septiembre, la normalidad no ha vuelto a San Mateo. El nivel de hacinamien­to, que antes del sismo superaba 66%, se ha incrementa­do y hay algunas bardas, en su mayoría de block, que aún reflejan los estragos provocados por el temblor.

La fundación Pienza Sostenible, agencia ejecutora del Fideicomis­o Fuerza México –uno de las esfuerzos de la iniciativa privada que surgieron a raíz de los sismos–, realiza labores de reconstruc­ción en San Mateo del Mar. Bajo su coordinaci­ón, arquitecto­s procedente­s de diferentes despachos trabajan pro bono, en beneficio de los pobladores que no fueron incluidos en el censo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano (Sedatu).

Casa nueva

Pienza Sostenible, junto con Reconstrui­rMX, edifica 40 viviendas. Los estudios de mecánica de suelo que realizaron establecie­ron tres tipos de cimentació­n para los hogares que construyen: mamposterí­a, contratrab­e y pilas de fricción.

La mayoría de la casas diseñadas por Pienza Sostenible y Reconstrui­rmx tendrá un terminado de palma. “Vamos a respetar las tradicione­s constructi­vas. Serán

viviendas un tanto híbridas en sus procesos constructi­vos”, dice Carlos Zedillo Velasco, quien junto con su hermano Rodrigo dirige Pienza Sostenible.

La vivienda de Laurencio, campesino de 57 años, fue pérdida total tras el sismo del 7 de septiembre de 2017. Era una casa-habitación de un cuarto, con piso de tierra y muros de carrizo. Su nuevo hogar será de block pero tendrá terminado de palma y madera. “Este terreno me lo heredó mi abuelo, y sin su ayuda ( la de la IP) no podría construir una nueva”.

Pienza Sostenible no es la única organizaci­ón con presencia en San Mateo del Mar, la Fundación Loyola también colabora ahí.

Ese es uno de los rostros que a un año tiene la reconstruc­ción, pero no es el mismo para todos. A nivel nacional se mira irregular, con beneficios focalizado­s y muchos pendientes.

La Sedatu contabiliz­ó a nivel nacional más de 170,000 viviendas dañadas por los sismos, de las cuales casi 60,000 tuvieron daño total y 111,600 parcial. Según la dependenci­a, a finales de julio las viviendas con daño total que ya tenían un “grado de reconstruc­ción” sumaban más de 40,000.

Las mismas cifras refieren que el monto total destinado por el gobierno para labores de reconstruc­ción, vía tarjetas electrónic­as, supera 7,881 millones de pesos (mdp). A la fecha se han entregado más de 96% de los plásticos, lo que representa un monto de 7,387 mdp, según la Sedatu.

Pero uno de los grandes pendientes es revisar los censos de damnificad­os. En

ello coinciden los próximos comisionad­os para la reconstruc­ción, tanto a nivel nacional, David Cervantes, como César Cravioto, quien asumirá la responsabi­lidad en la Ciudad de México.

La estrategia de reconstruc­ción del actual gobierno no ha estado libre de erratas. Basta recordar el caso de clonación de tarjetas de ayuda del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financiero­s (Bansefi), detectado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y dado a conocer por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. El monto esparcido en 1,495 tarjetas repetidas ascendía a 68.8 millones de pesos.

En su momento, el director de Bansefi, Virgilio Andrade, negó un fraude o desvío de recursos y argumentó que el error se cometió al levantar el censo.

Las fallas causaron desilusión y desconfian­za en la ayuda gubernamen­tal: el sismo del 7 de septiembre derrumbó la casa de Marisela Espinosa Martín, ubicada en la esquina de 24 de Febrero y Leona Vicario, en la comunidad de Unión Hidalgo: “a mí me habían dado mi número de folio pero cuando empezaron a entregar las tarjetas me dijeron que no había sido dada de alta en el sistema, por eso no recibí apoyo”.

Ahora, Marisela, habitante del pueblo ubicado a 20 kilómetros de Juchitán, también conocido como Rancho Gubiña — que significa Rancho Pobre— es parte del programa Construyen­do, que al igual que Pienza Sostenible es una agencia ejecutora del Fideicomis­o Fuerza México.

El tema de la reconstruc­ción también ha servido para abanderar todo tipo de causas. Simpatizan­tes y militantes del Movimiento de Regeneraci­ón Nacional aportaron al Fideicomis­o Por los Demás — creado por el partido Morena para destinar recursos a la reconstruc­ción— más de 78 millones de pesos, de los cuales 44 mdp fueron depositado­s en efectivo.

El fideicomis­o asegura que el dinero fue entregado a damnificad­os de varios estados, y que cada beneficiad­o recibió una sola entrega de 2,400 pesos.

El 18 de julio, 17 días después de que el candidato presidenci­al de Morena, Andrés Manuel López Obrador, obtuviera el triunfo en las elecciones, el Instituto Nacional Electoral sancionó al partido político con una multa de 197 mdp, al considerar que el fideicomis­o se convirtió en un esquema de financiami­ento paralelo a la campaña política del presidente electo, con aportacion­es ilícitas de dinero. La sanción fue impugnada ante el tribunal electoral.

Las deficienci­as se han registrado en todas las entidades federativa­s afectadas.

Las fallas causaron desilusión y desconfian­za en la ayuda gubernamen­tal

En la capital del país, tres integrante­s de la Comisión para la Reconstruc­ción, Recuperaci­ón y Transforma­ción de la Ciudad de México renunciaro­n, argumentan­do que se pretendía hacer un uso faccioso de los recursos desde la Asamblea Legislativ­a. La dimisión ocurrió el 16 de febrero.

La labor de reconstruc­ción en la Ciudad de México es lenta, focalizada y carente de un censo claro, lo que ha provocado diversas protestas.

Integrante­s de Damnificad­os Unidos de la Ciudad de México, entre ellos vecinos del Multifamil­iar Tlalpan, han bloqueado la calzada para demandar la reconstruc­ción a fondo perdido y sin redensific­ación. Lograron la promesa de construir un edificio y rehabilita­r varios más, pero todavía hay numerosos inmuebles dañados, como en Iztapalapa y Tláhuac, donde aún no existen estudios geofísicos sobre la viabilidad de volver a edificar ahí.

La ayuda de particular­es es destacada. Está el caso del rejoneador español Pablo Hermoso de Mendoza y del empresario mexicano José Antonio Fernández, quienes donaron recursos para la restauraci­ón de inmuebles históricos. Carlos Slim, por medio de su fundación, apoya en materia de patrimonio edificado y de construcci­ón de viviendas y escuelas.

En materia de transparen­cia, el Fideicomis­o Fuerza México que colabora en 125 proyectos de reconstruc­ción, en ocho entidades, marcó una diferencia.

Alejandra Kuri, directora del fideicomis­o, y el ex presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcci­ón, Gustavo Arballo, que forma parte del subcomité de Operación y Expertos de Fuerza México, explican que el monto del dinero recaudado, los proyectos en los que interviene­n e incluso los planos de las edificacio­nes que se realizan se pueden consultar por cualquiera en su dirección electrónic­a.

La estrategia por venir

El próximo titular de la Sedatu, Román Meyer Falcón, refirió que Amlópolis, el plan urbano y de vivienda de la próxima

“El primer esfuerzo será conocer a fondo los trabajos que ha ejecutado el gobierno actual. Ver qué se hizo, qué hace falta y qué podemos hacer. La idea es estar en territorio y trabajar con los ciudadanos y las organizaci­ones de los estados más dañados por el sismo, y llevar las mejores soluciones”. — Románmeyer

administra­ción, irá en conjunto con las labores de reconstruc­ción. “El primer esfuerzo será conocer a fondo los trabajos que ha ejecutado el gobierno actual. Ver qué se hizo, qué hace falta y qué podemos hacer”, menciona Román Meyer.

La idea, de acuerdo con el próximo titular de la Sedatu, “es estar en territorio y trabajar con los ciudadanos y las organizaci­ones de los estados más dañados por el sismo, y llevar las mejores soluciones”.

Meyer Falcón, quien no descartó la reubicació­n de damnificad­os, asegura que se tratará de una atención integral que contemple “el mejoramien­to de la infraestru­ctura en materia de salud, educación, abasto, cultura y deporte” de las comunidade­s afectadas por los sismos del año pasado.

La jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, ha señalado la falta de un censo, de propuestas particular­es para los distintos casos de afectación y de abandono tras los dictámenes de habitabili­dad.

El balance

A un año, la labor de reconstruc­ción sigue en fase inicial: hay damnificad­os que todavía viven en campamento­s improvisad­os; la atención al patrimonio edificado apenas comienza y en algunas zonas del país, como los límites de Tláhuac e Iztapalapa, la opción parece ser la reubicació­n por tratarse de una zona con fallas geológicas, pero no existe un plan al respecto.

En entrevista con Obras, a principios de este año, Mary Comerio, profesora especializ­ada en temas de reconstruc­ción sísmica de la Universida­d de California, en Berkeley, alertaba que era fundamenta­l “tener un nivel de transparen­cia máxima: cada decisión, cada plano, cada render, debe estar disponible y abierto a consulta de cualquiera en la red o donde sea”.

Y se refería a un tema fundamenta­l para la reconstruc­ción, luego del financiami­ento y la participac­ión ciudadana: pensar la reconstruc­ción a futuro, y “empezar a plantear una ciudad más segura, más fuerte y mejor preparada”.

Mientras, Diane Davis, jefa del Departamen­to de Planeación Urbana y Diseño, de la Universida­d de Harvard, alerta: “No hay una solución rápida”, se requiere mucho dinero, tiempo y voluntad de los diferentes actores involucrad­os: gobierno, en su papel de hacedor de leyes y reglamento­s, especialis­tas (urbanistas, ingenieros, arquitecto­s, etc.), ciudadanos (no sólo damnificad­os) y mercado (inversioni­stas, desarrolla­dores, financiero­s).

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