La fiebre del fondeo
El ‘crowdfunding’ inmobiliario no ha parado de crecer y los proyectos comienzan a mostrar sus frutos. Expertos en el tema explican las claves del éxito.
El ‘crowdfunding’ inmobiliario no ha parado su expansión, y ya muestra sus frutos.
El fondeo colectivo de proyectos inmobiliarios aumentó de forma destacada en 2015, y desde entonces no ha dejado de crecer. Las plataformas especializadas en crowdfunding generarán este año 3,000 millones de dólares (mdd), 20% más que en 2016, estima la consultora Massolution.
Este auge se debe al éxito que han tenido algunos proyectos, según Lisandro Videla, vicepresidente de distribución de Prodigy Network, que cuenta con un portafolio de casi 1,000 mdd, distribuidos en 40 países, y con el apoyo de más de 6,500 inversionistas en todo el mundo.
Videla atribuye el crecimiento a cuatro factores: la combinación entre la economía colaborativa; la tecnología blockchain, que conecta a los inversionistas y elimina intermediarios; el crowdfunding, que permite el acceso a todo tipo de bolsillos, y la legislación fintech, que regula al sector.
La apuesta de este tipo de proyectos radica en atraer inversión ofertando planes de negocio innovadores en sectores de la hostelería y oficinas, centrándose en tendencias como los apartamentos de larga estadía, coliving y coworking. “El beneficio que obtienen los inversionistas está vinculado a que el activo esté muy bien ubicado en una ciudad principal y en la implementación de un modelo de negocio que sea innovador”, detalla Videla.
El objetivo es permitir el acceso a este tipo de activos a ciudadanos que jamás invirtieron y que aquellos que cuentan con experiencia puedan diversificar su portafolio. Este tipo de proyectos ayudan a democratizar las inversiones en inmuebles; por eso el capital mínimo es de 5,000 pesos, explica Juan Carlos Castro, socio fundador de la empresa mexicana Briq.
El procedimiento
La selección de los proyectos en los que se va a apostar es clave. En el caso de Prodigy Network, el equipo de adquisiciones presenta una propuesta al comité de selección de la dirección de la empresa, que en caso de dar luz verde, encarga un exhaustivo informe a una consultora externa. Una vez validado, se procede a elaborar un plan de financiación, mercadotecnia, estrategia comercial y a fijar un calendario para el lanzamiento y captación de capital.
Siguiendo este modelo, Prodigy Network batió un récord con el BD Bacatá, el rascacielos más alto de Colombia, que en 2010 levantó casi 200 mdd entre más de 4,000 inversionistas para hacer realidad su construcción.
En el caso de Briq, el procedimiento es similar. Un comité conformado por expertos del sector inmobiliario, de fondos y de inversiones evalúa los proyectos, centrados de momento en residencias, un negocio que cuenta con “un ciclo muy claro”, explica Castro. “Le prestas la inversión al constructor, este compra el terreno y construye el edificio que después procede a vender. Esa transacción es la que genera los beneficios para los inversionistas”, expresa.
En México, la legislación fintech aprobada en marzo de este año permitió avanzar en el desarrollo de estos proyectos, añade Juan Carlos Castro. Aunque Briq se adelantó y comenzó a operar tres años antes en asociación con el Grupo Bursátil Mexicano, que ya contaba con licencia para recibir recursos del público en general.
En este tiempo, 15,000 personas han invertido más de 170 millones de pesos para financiar 67 proyectos residenciales en Ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Querétaro, que han generado nueve millones de pesos en retornos a los inversionistas.
Castro cree que para que estas plataformas sean un éxito deben implementar una diligencia y estructura sólidas.