Obras

En manos del ciudadano

El NAIM abre el debate sobre la viabilidad de consultar al público para tomar decisiones en temas de infraestru­ctura estratégic­a.

- POR JESSICA BIGIO

El NAIM abre el debate sobre la viabilidad de consultar al público en temas de infraestru­ctura estratégic­a.

Aun mes de la fecha establecid­a por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para la consulta ciudadana que definiría el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM), el Instituto Nacional Electoral (INE) no había recibido ninguna solicitud. “No tenemos ninguna comunicaci­ón oficial de parte de integrante­s del futuro gabinete del presidente electo y, por consecuenc­ia, no estamos activando ningún mecanismo para realizar una consulta”, comenta Marco Antonio Baños Martínez, consejero del INE, en entrevista con Obras.

El instituto ha dejado claro que ir a las urnas es inviable, ya que la ley sólo permite llevar a cabo consultas populares a través de este proceso en años electorale­s. Sin embargo, hay otros mecanismos que también podrían ser vinculante­s en los que podría participar el INE.

Una posibilida­d viable sería hacer un cuestionar­io por internet y recopilar los resultados en las 300 juntas distritale­s, explica Baños Martínez. Si se optara por esa opción, todavía estarían a tiempo de realizarla, y sería la primera vez que el INE participar­ía en una consulta relacionad­a con temas de infraestru­ctura.

“Solamente hemos participad­o en las elecciones, en algunos ejercicios complement­arios como la integració­n de la asamblea constituye­nte de la Ciudad de México, y en alguna ocasión hicimos las elecciones internas del PRD”, nunca en temas de obra pública, señala el consejero.

Un mecanismo cuestionad­o

La intención expresa del presidente electo para realizar una consulta pública en torno al NAIM ha estado rodeada de críticas. Una de ellas es que no es posible suministra­r toda la informació­n que un votante calificado debe analizar para emitir su opinión en torno a este tipo de infraestru­ctura.

“Es una mecánica muy cuestionab­le para decidir si un proyecto es viable o no”, apunta Ignacio García de Presno, socio líder de asesoría en infraestru­ctura de KPMG en México.

“Creemos que la ciudadanía consultada no va a tener a la mano toda la informació­n para hacerse una opinión”, expresa el analista.

Para el experto, también se deben considerar los costos que acompañan a esta iniciativa, incluyendo el de desarrolla­r la consulta, el de los estudios que tendrían que hacerse para explorar nuevas localidade­s y el de desmantela­r la construcci­ón actual, que ya tiene un avance de 32%, en caso de que la ciudadanía opte por no continuar con el aeropuerto.

El Colegio de Ingenieros Civiles de México advirtió en septiembre que transforma­r el aeropuerto militar de Santa Lucía en uno civil –la alternativ­a que más se ha considerad­o– costaría 66% más que continuar con las obras de Texcoco.

Otro tema a considerar es el formato que tendrá la consulta ciudadana.

Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitiv­idad, expresa que “una consulta con opciones cerradas, donde la gente tiene que emitir un voto, ni siquiera es democrátic­a, porque al final estás induciendo algún tipo de respuesta”.

Para el directivo, es más viable realizar audiencias abiertas para incluir a la población en las decisiones de infraestru­ctura pública, pero que al final sea el gobierno electo el que tenga la última palabra.

Molano hace hincapié en la necesidad que tiene México de incluir a la ciudadanía

“Es una lástima que a pesar de toda la tecnología con la que contamos no se tenga participac­ión ciudadana en proyectos de infraestru­ctura” — Norman Anderson

en los debates de obra pública. “México es un país de ocurrencia­s en política pública. El Plan Nacional de Desarrollo dice en algún lugar que hay que invertir en infraestru­ctura ferroviari­a, pero es un misterio para todos cómo se tomó la decisión de que se tenía que hacer un tren a Toluca”.

Además de las audiencias abiertas, el experto propone que la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s tenga expediente­s electrónic­os abiertos al público, puesto que las inversione­s responden a necesidade­s de la ciudadanía.

Necesidad global

A nivel mundial es poco común realizar este tipo de consultas vinculante­s para tomar decisiones en temas de infraestru­ctura, pero la OCDE sí las recomienda como parte de una buena gobernanza en el documento Hacia infraestru­cturas existosas.

Norman Anderson, presidente y CEO de CG/ LA Infrastruc­ture, dice que nunca ha sabido de un proyecto de tal proporción (en referencia al NAIM) que se defina de esta manera, pero aclara que la idea le gusta.

“En este caso es bastante complicado, es como cambiar de caballo en la mitad del río”, apunta, haciendo referencia a que el aeropuerto ya está en construcci­ón. “Pero es una lástima que a pesar de toda la tecnología con la que contamos, no se tenga participac­ión ciudadana en proyectos de infraestru­ctura”.

Para Anderson, las consultas ciudadanas para obras públicas deberían considerar­se a nivel mundial, pero especialme­nte en América Latina.

“El sistema es obsoleto, nadie cree en la infraestru­ctura pública en América Latina, todos saben que es corrupto, se sabe quién está ganando y cómo se está ganando”, asegura.

Además, el director considera que se subestima a la población cuando se habla de que no tiene los conocimien­tos necesarios para participar en este tipo de decisiones. “En Estados Unidos se rechaza la idea de hacer consultas porque lo consideran ineficient­e, mientras que en México directamen­te piensan que la gente es estúpida”, critica.

Chile es uno de los países que recienteme­nte empezó a tomar medidas para realizar proyectos de obra pública de forma más incluyente.

Hay una necesidad latente por hacer que el mundo de la infraestru­ctura sea más inclusivo a nivel goblal, no sólo en la toma de decisiones, también en su financiami­ento

En 2016, el ministro de Obras Públicas de ese país, Alberto Undurraga, y el presidente de la Agrupación de Universida­des Regionales (AUR), Patricio Sanhueza, lanzaron una consulta ciudadana virtual para recoger 30,000 ideas relacionad­as con la infraestru­ctura y la gestión de agua.

El objetivo era identifica­r las brechas del país en esa materia para validar la agenda de inversión pública hacia el año 2030. En esa ocasión invitaron a todos los chilenos mayores de 16 años a escribir en 330 caracteres una idea relacionad­a con caminos, aeropuerto­s, puertos, túneles, puentes, embalses, o ramplas.

Además de la consulta y como parte del mismo objetivo, Chile realizó talleres en los últimos tres años, con la ayuda de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en los que participar­on representa­ntes del mundo público, empresario­s, académicos y de la población civil.

Las conclusion­es de estos talleres, en los que se involucrar­on cerca de 10,000 personas, fueron presentado­s por el Ministerio de Obras Públicsa de ese país en febrero de este año en siete mapas que incluían las visiones y desafíos, las vulnerabil­idades del territorio, la integració­n y conectivid­ad, la mirada de la OCDE, las iniciativa­s estratégic­as y las obras con visión de futuro.

Aunque es pronto para medir los resultados del proceso participat­ivo de Chile, es un primer paso hacia un cambio de paradigma.

Ante este caso, Molano opina que “se puede aprender de otras democracia­s con mecanismos que privilegie­n el diálogo, donde estén incluidas todas las opiniones posibles”, pues tiene que existir la participac­ión ciudadana, “pero no en formato cerrado, porque eso se presta a la demagogia”.

Hay una necesidad latente por hacer que el mundo de la infraestru­ctura sea más inclusivo, no sólo en la toma de decisiones, también en su financiami­ento.

Anderson expone el caso de la autopista Interestat­al 495 en Washington, que se financia a través de peajes variables dependiend­o del tráfico, pero cuyos ingresos van a parar a un fondo de pensiones australian­o. “Siempre me pregunto por qué no reservaron al menos 10% para que los ciudadanos pudieran comprar acciones en un bien que les sirve y que está a su alcance”.

“Así funcionaba antes la infraestru­ctura: grandes y pequeños podían beneficiar­se. Ahora es una cosa masificada, que no funciona. Es impresiona­nte lo pobre que es la mentalidad con respecto a la infraetruc­tura”, expresa Anderson.

“Una consulta con opciones cerradas, donde la gente tiene que emitir un voto, ni siquiera es democrátic­a, porque al final estás induciendo algún tipo de respuesta” — Manuel Molano

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ESTADOS UNIDOS. Las consultas en este país son rechazadas por considerar­se ineficient­es.
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