En manos del ciudadano
El NAIM abre el debate sobre la viabilidad de consultar al público para tomar decisiones en temas de infraestructura estratégica.
El NAIM abre el debate sobre la viabilidad de consultar al público en temas de infraestructura estratégica.
Aun mes de la fecha establecida por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para la consulta ciudadana que definiría el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), el Instituto Nacional Electoral (INE) no había recibido ninguna solicitud. “No tenemos ninguna comunicación oficial de parte de integrantes del futuro gabinete del presidente electo y, por consecuencia, no estamos activando ningún mecanismo para realizar una consulta”, comenta Marco Antonio Baños Martínez, consejero del INE, en entrevista con Obras.
El instituto ha dejado claro que ir a las urnas es inviable, ya que la ley sólo permite llevar a cabo consultas populares a través de este proceso en años electorales. Sin embargo, hay otros mecanismos que también podrían ser vinculantes en los que podría participar el INE.
Una posibilidad viable sería hacer un cuestionario por internet y recopilar los resultados en las 300 juntas distritales, explica Baños Martínez. Si se optara por esa opción, todavía estarían a tiempo de realizarla, y sería la primera vez que el INE participaría en una consulta relacionada con temas de infraestructura.
“Solamente hemos participado en las elecciones, en algunos ejercicios complementarios como la integración de la asamblea constituyente de la Ciudad de México, y en alguna ocasión hicimos las elecciones internas del PRD”, nunca en temas de obra pública, señala el consejero.
Un mecanismo cuestionado
La intención expresa del presidente electo para realizar una consulta pública en torno al NAIM ha estado rodeada de críticas. Una de ellas es que no es posible suministrar toda la información que un votante calificado debe analizar para emitir su opinión en torno a este tipo de infraestructura.
“Es una mecánica muy cuestionable para decidir si un proyecto es viable o no”, apunta Ignacio García de Presno, socio líder de asesoría en infraestructura de KPMG en México.
“Creemos que la ciudadanía consultada no va a tener a la mano toda la información para hacerse una opinión”, expresa el analista.
Para el experto, también se deben considerar los costos que acompañan a esta iniciativa, incluyendo el de desarrollar la consulta, el de los estudios que tendrían que hacerse para explorar nuevas localidades y el de desmantelar la construcción actual, que ya tiene un avance de 32%, en caso de que la ciudadanía opte por no continuar con el aeropuerto.
El Colegio de Ingenieros Civiles de México advirtió en septiembre que transformar el aeropuerto militar de Santa Lucía en uno civil –la alternativa que más se ha considerado– costaría 66% más que continuar con las obras de Texcoco.
Otro tema a considerar es el formato que tendrá la consulta ciudadana.
Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad, expresa que “una consulta con opciones cerradas, donde la gente tiene que emitir un voto, ni siquiera es democrática, porque al final estás induciendo algún tipo de respuesta”.
Para el directivo, es más viable realizar audiencias abiertas para incluir a la población en las decisiones de infraestructura pública, pero que al final sea el gobierno electo el que tenga la última palabra.
Molano hace hincapié en la necesidad que tiene México de incluir a la ciudadanía
“Es una lástima que a pesar de toda la tecnología con la que contamos no se tenga participación ciudadana en proyectos de infraestructura” — Norman Anderson
en los debates de obra pública. “México es un país de ocurrencias en política pública. El Plan Nacional de Desarrollo dice en algún lugar que hay que invertir en infraestructura ferroviaria, pero es un misterio para todos cómo se tomó la decisión de que se tenía que hacer un tren a Toluca”.
Además de las audiencias abiertas, el experto propone que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tenga expedientes electrónicos abiertos al público, puesto que las inversiones responden a necesidades de la ciudadanía.
Necesidad global
A nivel mundial es poco común realizar este tipo de consultas vinculantes para tomar decisiones en temas de infraestructura, pero la OCDE sí las recomienda como parte de una buena gobernanza en el documento Hacia infraestructuras existosas.
Norman Anderson, presidente y CEO de CG/ LA Infrastructure, dice que nunca ha sabido de un proyecto de tal proporción (en referencia al NAIM) que se defina de esta manera, pero aclara que la idea le gusta.
“En este caso es bastante complicado, es como cambiar de caballo en la mitad del río”, apunta, haciendo referencia a que el aeropuerto ya está en construcción. “Pero es una lástima que a pesar de toda la tecnología con la que contamos, no se tenga participación ciudadana en proyectos de infraestructura”.
Para Anderson, las consultas ciudadanas para obras públicas deberían considerarse a nivel mundial, pero especialmente en América Latina.
“El sistema es obsoleto, nadie cree en la infraestructura pública en América Latina, todos saben que es corrupto, se sabe quién está ganando y cómo se está ganando”, asegura.
Además, el director considera que se subestima a la población cuando se habla de que no tiene los conocimientos necesarios para participar en este tipo de decisiones. “En Estados Unidos se rechaza la idea de hacer consultas porque lo consideran ineficiente, mientras que en México directamente piensan que la gente es estúpida”, critica.
Chile es uno de los países que recientemente empezó a tomar medidas para realizar proyectos de obra pública de forma más incluyente.
Hay una necesidad latente por hacer que el mundo de la infraestructura sea más inclusivo a nivel goblal, no sólo en la toma de decisiones, también en su financiamiento
En 2016, el ministro de Obras Públicas de ese país, Alberto Undurraga, y el presidente de la Agrupación de Universidades Regionales (AUR), Patricio Sanhueza, lanzaron una consulta ciudadana virtual para recoger 30,000 ideas relacionadas con la infraestructura y la gestión de agua.
El objetivo era identificar las brechas del país en esa materia para validar la agenda de inversión pública hacia el año 2030. En esa ocasión invitaron a todos los chilenos mayores de 16 años a escribir en 330 caracteres una idea relacionada con caminos, aeropuertos, puertos, túneles, puentes, embalses, o ramplas.
Además de la consulta y como parte del mismo objetivo, Chile realizó talleres en los últimos tres años, con la ayuda de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en los que participaron representantes del mundo público, empresarios, académicos y de la población civil.
Las conclusiones de estos talleres, en los que se involucraron cerca de 10,000 personas, fueron presentados por el Ministerio de Obras Públicsa de ese país en febrero de este año en siete mapas que incluían las visiones y desafíos, las vulnerabilidades del territorio, la integración y conectividad, la mirada de la OCDE, las iniciativas estratégicas y las obras con visión de futuro.
Aunque es pronto para medir los resultados del proceso participativo de Chile, es un primer paso hacia un cambio de paradigma.
Ante este caso, Molano opina que “se puede aprender de otras democracias con mecanismos que privilegien el diálogo, donde estén incluidas todas las opiniones posibles”, pues tiene que existir la participación ciudadana, “pero no en formato cerrado, porque eso se presta a la demagogia”.
Hay una necesidad latente por hacer que el mundo de la infraestructura sea más inclusivo, no sólo en la toma de decisiones, también en su financiamiento.
Anderson expone el caso de la autopista Interestatal 495 en Washington, que se financia a través de peajes variables dependiendo del tráfico, pero cuyos ingresos van a parar a un fondo de pensiones australiano. “Siempre me pregunto por qué no reservaron al menos 10% para que los ciudadanos pudieran comprar acciones en un bien que les sirve y que está a su alcance”.
“Así funcionaba antes la infraestructura: grandes y pequeños podían beneficiarse. Ahora es una cosa masificada, que no funciona. Es impresionante lo pobre que es la mentalidad con respecto a la infraetructura”, expresa Anderson.
“Una consulta con opciones cerradas, donde la gente tiene que emitir un voto, ni siquiera es democrática, porque al final estás induciendo algún tipo de respuesta” — Manuel Molano