Una mirada distinta
Históricamente, los grandes giros que marcan los hitos de la evolución de la humanidad no llegan solos, se dan de forma paralela y en aparente caos, determinando un nuevo futuro.
Uno de esos grandes giros se verá de forma distintiva en 2020, un año que cambiará el antes y el después en varios órdenes sociales, incluyendo, desde luego los hábitats, las ciudades y, por supuesto, la construcción.
Para nadie es un secreto que los bloques geopolíticos se están transformando, que la tecnología está acelerando cambios en consumos, costumbres, formas de trabajo...
Durante los siguientes meses, México deberá entrar en la consolidación de un nuevo régimen ( para bien o para mal), Estados Unidos ingresa a su periodo electoral, se consolidará el brexit y la guerra China-estados Unidos pasará a un nuevo territorio, más allá de lo comercial o arancelario, el de la tecnología.
El Fondo Monetario Internacional ya advierte sobre los “nuevos ‘muros de Berlín’ digitales”, causados por los riesgos de la regulación que en el mundo (especialmente, Occidente vs Oriente) puedan determinarse para la entrada en juego de dos nuevas tecnologías: el wifi 6 y las plataformas 5G.
¿Cómo afectará esto a la industria de la construcción? Uff, de manera enorme. El integrador tecnológico Oracle, por ejemplo, ubica cinco fenómenos que están propiciando cambios en la industria de la infraestructura y la edificación: la carencia de talento global, el auge de los robots, el carácter cambiante del mercado laboral, el aumento en las expectativas de los clientes y la volatilidad de los modelos de negocio.
Otros especialistas también consideran que se requerirán grandes cambios en infraestructura en las ciudades, donde la interconexión de dispositivos (desde los smartphones hasta los autos autónomos y el cashless) modificarán, por completo, las necesidades de habitación, comercio, habilitación de oficinas, y un enorme etcétera.
Es por ello que, para el informe de proveedores de este año, decidimos echar una mirada a qué tipo de proveedores, productos y servicios – que hoy prácticamente son desconocidos– se requerirán con fuerza en pocos años.
Seguro tendrán sentido para las compañías que tengan la visión, la curiosidad y el ánimo de sobrevivencia para mirar fuera de sus rutinas, para quienes sepan leer los cambios en el mercado y, sobre todo, quieran reinventarse para responder a esta espiral evolutiva.
Por desgracia, sólo unas cuántas empresas del ramo de la construcción están poniendo énfasis en ello.
Según una encuesta del Global Institute de Mckinsey, las compañías de diseño y construcción sólo dedican – cuando más– 1% a investigación y desarrollo, 60% de las empresas prefiere sólo seguir a un pequeño grupo de líderes, pero, en el intento, muchas de ellas podrían no subsistir.
En estos tiempos de cambio, de crisis de inversión y de reglas poco claras (internas y externas), hay que respirar y tomar nuevas rutas: especializarse, conquistar nuevos mercados, abrir nuevos nichos, arriesgarse a interpretar los datos para ir un paso adelante.
Decidirlo no es fácil. Subsistir, tampoco. Si necesita un motivo para evaluarlo, sólo le dejamos un dato: de aquí a 2030, el mundo requerirá 57 billones de dólares en infraestructura para responder a sus nuevas necesidades, ¿quiere estar ahí?