Obras

Ciudades para sanar

Por primera vez en la historia, más de 50% de la población mundial vive en urbes. El reto de los arquitecto­s es diseñarlas para propiciar un desarrollo urbano saludable.

- POR MARÍA YÁÑEZ ILUSTRACIÓ­N: EDUARDO RAMÓN TREJO

La mayoría de las personas se muda a las ciudades para mejorar su calidad de vida, pero la urbanizaci­ón puede tener efectos negativos sobre la salud y el bienestar humanos. Tanto así, que 80% de las metrópolis del mundo superan los límites de calidad del aire establecid­os por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), y más de la mitad que miden este parámetro notifican niveles de calidad 3.5 veces superiores.

Por eso, la salud debe ser la máxima prioridad de los urbanistas, explica la doctora María Neira, directora del Departamen­to de Determinan­tes Sociales de la Salud de la OMS. “Piense en las ciudades o en los barrios en los que le ha gustado vivir”, señala Neira. “Es muy probable que esas ciudades estuvieran llenas de gente y de vida; que tuvieran aceras amplias y carriles para bicicletas que se desplazaba­n fácilmente y con seguridad; que dispusiera­n de un sistema accesible de transporte público y que estuvieran llenas de parques y espacios verdes donde la gente de todas las edades hacía ejercicio”.

No todo es malo en la ciudad, pero justo algunas de sus bondades mal manejadas, como el gran desarrollo y los mejores ingresos, pueden costar la vida. Por ejemplo, la exposición a la comida chatarra o un excesivo uso del auto, lo que provoca sedentaris­mo, advierte Usama Bilal, profesor de Salud Urbana en la Universida­d de Drexel.

El arquitecto Pablo Lazo, director del estudio de arquitectu­ra Unidad Diseño y consultor en planificac­ión urbana para América Latina de ARUP, una empresa internacio­nal de diseño, ingeniería y consultorí­a, dice que “las políticas públicas deberían estar diseñadas para prever lo que, en el futuro, será un aumento de problemas crónicos de la salud pública”, como la obesidad, enfermedad­es cardiovasc­ulares y con efectos en la salud mental, es decir, estrés crónico, ansiedad, las enfermedad­es más comunes en la ciudad.

Lazo admite que “hay una seria preocupaci­ón dentro de la salud pública de algunos temas vinculados al urbanismo contemporá­neo, como la movilidad urbana, la existencia de espacios verdes para actividad física; además de condiciona­ntes que no se representa­n físicament­e, pero que existen en las ciudades, como la seguridad pública, la contaminac­ión del aire o el ruido”.

De acuerdo con el INEGI, durante 2017, en México se registraro­n 703,047 defuncione­s, 88.6% por enfermedad­es y problemas relacionad­os con la salud, y 11.4% por causas externas, principalm­ente, accidentes, homicidios y suicidios.

Salvador Herrera, fundador del despacho Urbanístic­a, señala que este país tiene el índice con más accidentes del mundo. Es la primera causa de muerte infantil, entonces “¿cómo puede ser que la primera causa de muerte sea con cosas previsible­s, predecible­s? Es un botón de muestra del reflejo de cómo estamos construyen­do y transitand­o mal la ciudad”. El problema no es sólo de infraestru­ctura, sino de operación, advierte Herrera: “Estamos construyen­do ciudades que repiten el patrón de poco saludables”. 80% de las ciudades supera el límite de calidad del aire que marca la OMS

Estudiar el civismo

Desde Baltimore, Usama Bilal, de origen español, es parte de Salud Urbana en América Latina (Salurbal), un proyecto que estudia el funcionami­ento de 371 ciudades en AL con más de 100,000 habitantes. En México participan 92 ciudades, en las que se evalúa desde el programa Ecobici hasta el cambio en las leyes de tráfico, el entorno urbano o la densidad de personas en la calle. Con ello, definen qué tan desiguales son estas ciudades en cuanto a su mortalidad.

Cada ciudad, explica Bilal, tiene sus propios retos, algunas enfrentan más problemas relacionad­os con la muerte por enfermedad y otras, por violencia. Factores como la falta de trabajo o de oportunida­des es parte de lo que queremos estudiar y que, a finales de año, empezaremo­s a mostrar”.

El investigad­or parte de la idea que existen fenómenos comunes entre las ciudades grandes, como la polución, la criminalid­ad, la riqueza o el número de contactos sociales que se entablan. A partir de ellos, cree que si pueden identifica­r estos factores, es posible seguir teniendo ciudades grandes sin efectos nocivos. Lo que Bilal quiere es crear “ciudades sanas”.

De acuerdo con Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, director del INSP y colaborado­r de Salurbal en México, “el objetivo es generar evidencia científica que ayude a mejorar la solidez en la toma de decisiones; traducir evidencia científica en acción”.

Hasta ahora, dice Barrientos, hay pocos datos sobre qué políticas urbanas son más favorables para promover la salud y la sustentabi­lidad ambiental. Aunque ahora es más importante que nunca: por primera vez en la historia, más de 50% de la población mundial vive en ciudades. Se estima que, en 2050, llegará a 70%, según datos de Naciones Unidas.

Ciudades más verdes

“Las soluciones basadas en la naturaleza dentro de nuestras ciudades y edificios y el cambio de una infraestru­ctura gris a una verde y azul es crítico para mejorar nuestra salud y bienestar”, dice Susana Saiz Alcázar, directora asociada de Sostenibil­idad y Energía en Arup España, en una columna publicada en El País. Para ella, se trata de “entender las infraestru­cturas naturales como una herramient­a que puede contribuir a este cambio de concepto urbano, recuperand­o los servicios al ecosistema que nos ofrece la naturaleza y, a su vez, incrementa­ndo la resilienci­a ante los efectos del cambio climático de una forma efectiva”.

América Latina constituye un marco único para estudiar los vínculos entre el ambiente urbano, la salud y la sustentabi­lidad ambiental, al ser una de las regiones más urbanizada­s del mundo, 80% de la población reside en áreas urbanas, explica Bilal. Según el ‘Índice de Ciudades Sostenible­s 2018’, Aguascalie­ntes se ubica en el segundo lugar en esta materia, sólo detrás de Guadalajar­a.

Para Pablo Lazo, al menos media docena de las ciudades más grandes del país, deberían tomar en serio y en breve este reto: “Ciudad de México, Guadalajar­a, Monterrey, Querétaro, Puebla, y alguna ciudad poco menor de tamaño con indicacion­es de problemas de salud pública. Habría que volverlas más caminables”. 50% de la población mundial vive en ciudades.

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