El rescate de una urbe artificial
La recuperación del viejo centro de Las Vegas se convierte en un laboratorio de recentrificación que puede ser un ejemplo para otras ciudades del planeta.
La recuperación del viejo centro de Las Vegas se convierte en un laboratorio de recen trificación, que inspira a otras urbes.
Sse piensa que el proyecto de regeneración de un centro urbano, por su magnitud en inversión, regulación y gestión con los habitantes, debe ser iniciativa de gobierno, pero el rescate del viejo centro de Las Vegas puede sentar un precedente de que no siempre es así.
Antes de que la famosa calle del Strip se convirtiera en el corredor urbano de los complejos hoteleros y comerciales, como el fastuoso Ceasar Palace, el elegante Cosmopolitan, el Bellagio o el gigantesco Park MGM, la ciudad de Las Vegas desplegaba su exuberancia de neón, casinos, hoteles y vida nocturna en la calle Fremont, la avenida principal desde que la llegada del ferrocarril, en 1905, marcó la fundación de la ciudad.
Los primeros cientos de metros de la calle Fremont, que hoy es un boulevard de casi 10 kilómetros, fueron el punto neurálgico de Las Vegas durante la primera mitad del siglo XX, hasta que, en 1941, con la construcción de enormes hoteles, como el Flamingo, la Strip fue bordando en las siguientes cuatro décadas su propia mitología al glamour de estrellas de cine, caprichosos millonarios, míticos gángsters, músicos y escritores sibaritas, lo mismo que boxeadores en busca de títulos mundiales y contratos multimillonarios.
El ‘ viejo’ centro de la ciudad se despobló, quedaron ahí las señas decadentes de sus mejores días, sacando a flote los submundos de la marginación.
Esa historia dio un giro en la segunda década del siglo XXI. Para el viejo centro de Las Vegas, el nombre de Tony Hsieh se podría convertir en uno de los más trascendentales para su historia. El propietario de Zappos, la página de venta en línea de calzado, decidió mudar en 2010 su plantilla de 1,600 empleados al centro de Las Vegas.
Un par de años después, luego de que vendiera sus acciones en más de 1,200 millones de dólares a Amazon, Hsieh decidió apostar por un nuevo emprendimiento. En enero de 2012 fundó el Downtown Project, conocido como DTP, que aún hoy se explica en su página web como una empresa privada con fines de lucro dedicada a ayudar a revitalizar parte del centro de Las Vegas”.
Su fin es invertir en proyectos que compartan su visión del centro como inspiración, energía empresarial, creatividad, innovación, prosperidad y descubrimientos basados en la comunidad, el coaprendizaje y la conectividad”.
Hsieh aportó 350 millones de dólares para rescatar el corredor Fremont y devolverle dignidad y glamour, pero ahora apostando por el arte, la cultura, el apropiamiento vecinal de las calles y el rescate de la vieja arquitectura.
De los 350 millones, 200 millones se invirtieron en bienes raíces para adquirir poco más de 18 hectáreas de terrenos y predios en los distritos de Fremont East y East Village. Otros 50 millones se invirtieron en tecnología para habilitar la zona. Con 50 millones
más, se creó una plataforma de cultura y arte para la zona, que ha derivado en festivales anuales, como el Life is Beautiful, que, desde 2013, congrega a músicos, chefs y artistas, y producto de sus manifestaciones han ido creando, año con año, un patrimonio de murales, esculturas y obras de arte monumentales en la zona.
Quizá la partida más estratégica de DTP es el lanzamiento del fondo Vegastechfund, un venture
capital de 50 millones de dólares para el apoyo a start-ups de innovación, diseño o servicios médicos, cuyo “objetivo principal es traer más gente y empresas para vivir, trabajar y jugar en Downtown Las Vegas”, señala Michael Downs, vicepresidente ejecutivo de DTP.
“DTP está inspirado en el libro
Triumph of the City, de Edward Glaeser, y en la idea de que el conocimiento es más poderoso que el espacio”.
Desde 2014, Downs impulsa la planificación y las operaciones diarias de este rescate urbano. El brazo de inversión tecnológica de DTP ha invertido en más de 100 negocios tecnológicos, cerca de 40% en compañías dirigidas por mujeres.
También ha invertido en medio centenar de pequeñas empresas, desde restaurantes, bares, una microcervecería, una librería, una tienda de discos/estudio de grabación y una juguetería. También habilitó servicios: un parque y guardería para perros basado en membresías, y un negocio de lavandería y tintorería basado en aplicaciones móviles.
El impulso de DTP ha servido de imán a otros emprendimientos. En el área hay un centro comercial hecho de contenedores, museos como el Neón, que alberga una colección de 800 espectaculares y marquesinas que cuentan la historia de Las Vegas, y numerosos restaurantes, como 7th & Carsons, con menús para foodies que quieren fusionar lo orgánico con la comida tradicional americana. A la par, decenas de bares y restaurantes amplían la oferta gastronómica del área, desde comida tradicional mexicana hasta locales veggies y alternativos.
Y no todo es estrictamente negocios. Detrás de una inmensa escultura de dos tráileres deformados, uno sobre otro, la estructura de un viejo motel abandonado, Fertguson’s, alberga, desde septiembre de 2018, un centro comunitario donde la gente de los alrededores tiene acceso a talleres de diversas disciplinas, un escenario abierto para espectáculos populares y pequeños emprendimientos alternativos.
A sus espaldas, hay una serie de minicasas rodantes de madera con techos de dos aguas y una escuadra con, al menos, una treintena de tráileres Airstream que generan una especie de hábitat alternativo, alrededor de un patio donde emerge del piso un hombre de hojalata.
La idea de Hsieh no se generó sola. Las autoridades habían hecho varios intentos de rescate de la zona, pero sin mucho éxito. Acaso algunos emprendedores hipsters abrieron algunos centros alternativos de arte y bares poco ortodoxos a finales de los años 90. Pero no tuvieron el éxito de DTP, que, según sus propias cifras, ha creado o apoyado 1,571 empleos permanentes, directa o indirectamente, como efecto de sus inversiones.
En términos inmobiliarios el rescate urbano detonó plusvalías. Desde 2012, la ciudad experimentó un boom de incrementos constantes de precios con ganancias de dos dígitos de un año a otro, según el reporte de octubre de la Asociación de Agentes de Bienes Raíces de
Great Las Vegas (GLVR, por sus siglas en inglés).
En el peor momento de la crisis hipotecaria de 2008-2009, los precios de una vivienda tocaron piso de hasta 118,000 dólares, y en 2006 se registró un récord de 315,000 dólares, pero el mercado logró estabilizarse por la creciente oferta luego de 2012.
En los últimos meses, según GLVAR, se han frenado ligeramente, más por efecto de la desaceleración del país, que por la dinámica propia del mercado. “Los precios de las viviendas locales son tan estables como en años y se aprecian a un ritmo mucho más gradual”, señala Janet Carpenter, presidenta de la asociación local de promotores inmobiliarios.
En octubre de este año, el precio promedio de la vivienda en Las Vegas era de 307,000 dólares. “Eso es 1% menos que en septiembre, pero 4.1% más que los 295,025 promediados en octubre de 2018”.
Mientras que, el precio medio de los condominios y casas adosadas a locales, en octubre, fue de 171,250 dólares, 1.6% menos que en octubre de 2018.
“Muchos compradores potenciales aún enfrentan desafíos para hallar viviendas disponibles y asequibles. Los compradores se están beneficiando de precios más estables, más viviendas en el mercado y una tasa de interés hipotecaria históricamente baja”, explica Carpenter en su informe inmobiliario de octubre.
Esto cumple, en más de un sentido, lo que inspiró a DTP para generar esta recuperación: “Cuando las ciudades duplican su tamaño, la productividad y la innovación por residente aumentan a medida que mejora el intercambio de ideas”. Sin duda, hoy esa es una meta que comparten también otras empresas y las autoridades de Las Vegas.