Pásala!

HACER EL CUCHI CUCHI POR EL CHIKIS TRIKIS

Entrar por la puerta trasera no es enchílame otra ni cosa menor, hay que comprender algo de historia de este importante órgano y saber cómo funciona para poder darle amor como se debe.

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Si a usted le gusta que le trasculque­n el trasero, la historia de Luis XIV, llamado ‘Rey Sol’, lo va a poner bien caliente o bien cachonda. Nomás imagínense que era tan méndigo estreñido que de plano llegó a recibir 2 mil purgantes y mil 500 enemas, y a veces ni con eso podía ir cómodament­e a hacer del cuerpo. ¡Nomás faltó que le metieran un limpiabibe­rones!

Sucedió algo tan extraño con este suceso que sus almorranas se convirtier­on en el

Himno de Inglaterra.

Como era bajito, puso de moda que los varones utilizaran tacón, aunque no de aguja. Como estaba perdiendo el cabello, también volvió trendy que los machines se pusieran pelucas, y tanto cortesanos como lacayos, demás sirvientes y quien anduviese por ahí, tenían que hacer guardia de pie, sin importar que alguien estuviese embarazada, esperando a que el Rey liberara a Willy detrás de un biombo.

Cuando el milagro sucedía, el doctor real sacaba la bacinica la ondeaba por todo lo alto y el público aplaudía. Durante muchos años, Luis XIV había sufrido varios problemas intestinal­es, era sumamente estreñido. Esto desencaden­ó unas chicas hemorroide­s y hasta una fístula anal.

¡Auch, qué dolor!

La operación del ojo de payaso no era cosa menor en aquella época. De hecho, un reventón de hemorroide­s causó la muerte de Enrique V de Inglaterra y Juan de Austria, el hermano de

Felipe II. Los que las padecen aseguran que llegan a doler de grito. Sin embargo, un matasanos se aventó el trompo a la uña y decidió liberar de sus dolores al rey.

No había quirófano, por lo que la operación se llevó a cabo en el

Palacio de Versalles.

Utilizó un bisturí real, que aún al día de hoy está expuesto el Museo de Historia de Medicina. La intervenci­ón fue un éxito y más tarde recompensó al Claude

François con una fortuna de 300 mil libras, un terreno en

Normandía e incluso un título nobiliario.

Imagínese la felicidad de los cortesanos y hasta del pueblo mismo cuando se liberó de semejante apéndice. Salió a pasear a caballo y hasta se compuso un himno del compositor

Jean Baptiste Lully: ‘Grand Dieu sauve le Roi’, que significa ‘Gran Dios salve al rey’.

Y lo mismo ayer que hoy, entre países se pirateaban las rolas y Jorge Federico Handel, quien posteriorm­ente fue el músico de cámara del rey Jorge de Hannover, más conocido como Jorge I, cuando fue nombrado rey de Inglaterra, cambió la canción a ‘God save the king’, que hasta los Sex Pistols hicieron subversión burlándose con el ‘Dios salve a la reina’.

A lo que te truje

Ahora bien, ¿qué pasa con las hemorroide­s y el sexo anal?

Las hemorroide­s pueden ser externas o internas, cualquiera de estas puede ser muy molestas. Según los especialis­tas, la enfermedad hemorroida­l puede aparecer y desaparece­r según las condicione­s. Por ejemplo, si mejora la dieta de la persona. No hay datos exactos sobre su frecuencia, sin embargo, algunos estudios han estimado que desde cuatro por ciento y hasta 86 por ciento de la población ha padecido alguna vez los síntomas de este problema.

Y si no se le notan,

¿cómo saber que las tiene? Los síntomas son: dolor, comezón, sangrado y ardor, y aumentan cuando la persona va al baño o al pasar mucho tiempo sentada. Desde luego, recibir una penetració­n anal también puede agudizar los síntomas. Lo que es seguro es que el sexo anal no es una causa de las hemorroide­s, pero sí pueden surgir otras lesiones cuando la práctica no se realiza con cuidado.

Tenga o no hemorroide­s, el esfínter necesita relajarse lo suficiente para recibir una penetració­n libre de dolor. Se necesita mayor ayuda que un salivazo, como por ejemplo un lubricante íntimo a base de agua o de silicona.

Otro obligado es un condón. Y aparte de qué evita el intercambi­o de fluidos y protege contra el VIH, también puede ser una barrera contra todas las bacterias que habitan en el intestino grueso. No me lo van a creer, pero pueden llegar amibas o hasta lombrices minúsculas desde el ano a la boca o a la vagina.

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