Qué desilusión con la Selección de México
La Selección de México que se está presentando en la Copa Mundial de Qatar ha dejado mucho qué desear; primeramente, por no estar avanzando y no haber convocado a jugadores como Carlos Vela, Javier “Chicharito” Hernández y Santiago Giménez, además de no colocar a un centro delantero en un partido clave, contra Argentina, que tuvo como aliado a un director técnico que no ha podido estar a la altura de las circunstancias. Qué vergüenza.
El sábado, me desperté con la ilusión de ver un excelente partido, en el que Argentina se jugaba todo para seguir con vida y México -con una victoria- podría haber avanzado.
Curiosamente, el director técnico de México es argentino y -desde hace meses- creaba dudas, colocaba incógnitas. Se supone que es el líder del equipo mexicano y, como seleccionador, no pudo resolver, y -para colmo- ya con mi playera verde puesta, ilusionado, me entero a través de los medios de comunicación que no coloca a alguno de los arietes que llevó a Qatar y su formación era netamente defensiva.
Sin ser especialista, sino apasionado del deporte, me preguntaba el porqué ponía una formación defensiva y no salía al ataque.
Otra vez, como en cada Mundial, muchísimos aficionados de México hicieron el esfuerzo de viajar hasta la sede de la Copa del Mundo, distraer a los asistentes y al mundo entero con sus ocurrencias, y todos ellos -como millones de mexicanos- estaban esperanzados, ilusionados, quizá hasta engañados, de que podíamos ganarle a un muy necesitado equipo de Argentina.
Por si fuera poco, entre muchas otras cuestionables decisiones, el seleccionador del Tricolor se dio el lujo de sacar a Hirving “Chucky” Lozano, quien era el único que creaba algo de peligro en el área argentina.
Me gustaría volver a ponerme la playera verde, pero con un equipo que represente a México en un Mundial, con un técnico mexicano, con los mejores jugadores del momento, que sean jóvenes, con hambre de triunfo y que la afición disfrute más el Mundial con un Tri protagonista.
El “¡Sí se puede!” Se transformó en “no se puede” y el “Canta y no llores” es lo mismo de siempre. Sí, desilusionado.