Camionero felicita a mamás
Javier comenzó chambeando el día de ayer deseando a todas las madres un feliz amanecer
Las florerías del Centro agotaron el inventario para la venta este 10 de mayo por el Día de la Madres.
Apenas abrieron los locales instalados en la calle Justo Sierra y el comercio inició desde muy temprano.
“Yo vine por unas flores para mi suegra que ya le tenemos su regalo pero también unas flores para que me quiera más”, vaciló Alejandro, quien cargó varios ramos y una docena de rosas.
El costo del ramo estuvo entre los 60 pesos el más austero y 150 el más elaborado; arreglos hubo para todos los gustos, con solo rosas, combinados y hasta girasoles gigantes, que oscilaban entre los 200 a 600 pesos.
Debido a la afluencia de gente el tráfico vehicular se puso lento todo el día.
En mercados como el Aldama la zona de flores también sacó sus mejores arreglos para exhibir y animar a los compradores indecisos.
“¡Pásale, ándale güero ya llévatelas!, te van a querer poquito más si les llevas este”, lanzó un vendedor señalando el ramo más grande.
Javier Barajas, operador de la ruta Auxiliar X-15, decoró su unidad de trabajo LE-1311 para festejar a todas las mamás que abordaron su unidad en el Día de la Madres, en su trayecto desde Brisas del Lago, hasta la Microestación Santa Rita.
La mañana de ayer, Javier comenzó su chamba deseando a todas las madres un bello amanecer y sus mejores deseos, con un par de letreros muy especiales que colocó tanto al interior como al exterior del camión, con palabras que brotaron desde su corazón.
Con globos de color blanco y rosa por todo el camión, Javier buscó hacer más alegre y ameno el recorrido de sus usuarias.
“Esto lo hice por las mamás que suben a mi unidad, nosotros como sus servidores hay que entenderlas bien”, platicó Javier, conductor de transporte público.
No solo el trayecto de las mamás fue especial, también lo fue para Javier, pues aseguró que cada segundo que pasó decorando su unidad valió la pena, ya que ver el asombro de las señoras abordando la unidad fue una experiencia única que le llenó de mucha alegría.
Además de que le llovieron bendiciones por parte de las madrecitas que con alegría disfrutaron de un trayecto diferente.
“No hubo ninguna mamá que no se bajó sin darme las gracias, sin llenarme de bendiciones, y alentándome a seguir así”, finalizó Javier.