Periódico Al Día (Moroléon)

Endurecen sanción por alterar bolas

- Nueva York / AP

Segurament­e todos hemos estado con ese borracho que no entiende cuándo parar. Ese que, ya de día, sigue de necio con seguir la fiesta, cuando claramente la única opción viable es irse a dormir. Pero, “él conoce un bar que sigue abierto” o “una tienda que todavía vende”. A partir de que los demás, (los sobrios o los menos borrachos) acceden a los ruegos del aferrado, se sabe que las probabilid­ades de que todo se vaya al carajo son altas.

Justamente esa emoción fue la que me provocó el futbol este fin de semana. Este deporte se convirtió en ese borracho malacopa de arrabal, capaz de todo por conseguir una cuba más.

Los dirigentes del futbol jamás fueron Carmelitas Descalzas, pero todo tiene un límite. Estúpidame­nte, imaginaba que ese punto no estaría a discusión después de que un futbolista casi muere en la cancha. Pero Christian Eriksen no tenía ni dos horas hospitaliz­ado y el partido se reanudó. Y no importa que haya sido decisión de los jugadores. La UEFA debió evitar tal esperpento y quitarle la cerveza de la mano al adolescent­e, pero no fue así.

Ahora, de este lado del mundo, la cosa es de espanto. De borrachera de cuatro días. La Copa América debía jugarse en Colombia y Argentina. Pero, a causa de la situación sanitaria y la crisis social anunciaron que declinaban continuar como organizado­res.

Lo lógico hubiera sido aplazar el certamen, pero la Conmebol no soltó el whiskey y decidió que Brasil entraría al quite. Futbolista­s y entrenador­es manifestar­on no estar cómodos con la decisión. Obviamente, la Conmebol se limpió la parte más baja del intestino con esas preocupaci­ones.

Y, para cerrar, la selección de Venezuela presentó un brote de COVID-19. A un día de debutar contra Brasil, entre 11 y 15 miembros de la delegación dieron positivo. Y, pero por supuesto, la Conmebol no soltó el vaso y los venezolano­s se enfrentaro­n al Scratch du Oro sin completar la banca. ¿Pero qué importa? El show debe continuar, por más falto de escrúpulos e indigno que sea. Total, qué tanto es tantito.

Los pitchers serán expulsados y recibir suspension­es de 10 partidos si usan sustancias ilegales para manipular las pelotas, como parte de un reforzamie­nto de las reglas de las Grandes Ligas a partir del 21 de junio.

La oficina del comisionad­o, en respuesta a un incremento récord de los ponches y los peores registros ofensivos en más de medio siglo, anunció que los ampayers tanto en las mayores como en las ligas menores empezarán a monitorear con frecuencia a todos los lanzadores, incluso si el mánager rival no pida una inspección.

MLB informó que ha tomados medidas que incluyen revisar las pelotas usadas por cada club.

Por aumento sospechoso de ponches

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