Qué poca madera
Juan José Torres Landa, el gran gobernador de Guanajuato, caminaba las obras que construía. Le gustaba supervisar las carreteras, los bulevares y las imperecederas como la calle subterránea o la plaza de la Alhóndiga de la capital. Era un hombre de carácter y decidido.
Cuentan que un día, al ver una alcantarilla mal puesta en San Francisco del Rincón, levantó la voz molesto y le dijo al ingeniero responsable de la obra: “mira, eso tiene que quedar bien porque en Guanajuato sólo hay un vivo o un pendejo y ese soy yo”. Asumió siempre la responsabilidad de todo lo que hacían sus subordinados. Si las cosas salían bien, él era el responsable, si salían mal, también.
Después de que The New York Times revelara por anticipado la causa de la tragedia de la línea 12 del Metro capitalino, no quedaba duda que la información provenía de un peritaje válido. Ayer lo confirmó la firma noruega contratada para encontrar esa causa. Después de la explicación técnica el resultado fue uno: la construyeron mal.
Marcelo Ebrard, quien fuera el responsable del Distrito Federal durante su construcción, dijo ayer que la obra se había hecho en forma “colegiada”. Su rostro feliz, feliz, feliz cuando cortó el listón le había costado al erario capitalino y al federal miles de millones de pesos más por acelerar su entrega antes de que dejara el poder. Después costó aún más por su mantenimiento extraordinario. Incluso llegó a estar parado el tren por defectos y “vicios ocultos”. Lo más grave es que el 3 de mayo provocó la pérdida de 26 vidas y cien heridos en una tragedia que nunca debió ocurrir. .
Al repartir la culpa entre un “cuerpo colegiado” de ingenieros, constructores, calculistas y empresas, lo que hace es denigrar su nombre y prestigio. Si tuvo la gloria de cortar el listón, de agrupar a los medios para dar testimonio de la inauguración, e incluso tener la presencia del entonces presidente Felipe Calderón, hoy es el primer responsable de la tragedia. Puede haber otros en segundo o tercer lugar. Los más cínicos pueden decir que la culpa fue de los soldadores o los supervisores de la obra por no haber puesto bien los clavos (pernos estructurales).
En la línea 12 del Metro hubo un vivo cuando se inauguró la obra y un responsable de su fractura mortal. Se llama Marcelo Ebrard. Por la publicación del periódico neoyorquino sabemos de las prisas de terminar para que el señor tuviera las tijeras que cortaron el listón.
El accidente lo deja lisiado para la campaña presidencial. Sería un día de campo para la oposición, para Ricardo Anaya, Enrique de La Madrid o cualquier otro candidato que eligiera la Alianza por México. Si la elección la perdieron en la hoy CDMX, sería suicida que Ebrard o Claudia Sheinbaum compitan en 2024.
Hay otros candidatos mencionados por el mismo Presidente, sin embargo no tienen ni la presencia ni el oficio suficientes para competir. Tatiana Clouthier es una broma. Ramón de la Fuente vive en Nueva York, y claro, está Fernández Noroña, quien resulta un buen chiste que nos haría disfrutar mucho la contienda. Cómo nos gustaría ver encuestas que ubiquen a la cuadra de la caballada presidencial. Creo que se realizarán más pronto de lo esperado.