Periódico AM Express (Guanajuato)

El debate por Macondo

- ENRIQUE GÓMEZ OROZCO

Imagino a los candidatos con un costal enorme cada uno. Cargan sus frases, sus declaracio­nes y sus circunstan­cias. Dos de ellos, los más viejos, parecen salidos de un cuento de Gabriel García Márquez.

Uno es un caudillo que piensa transforma­r todo con su sola presencia y quiere, de un plumazo vender un avión a Trump, porque es más caro que el Air Force One. (Falso).

Andrés Manuel López Obrador habla tan pausado que el traductor de “lenguaje para discapacit­ados” hace las señas como ritual de Tai Chi, según se le ocurrió a un ciudadano de Macondo. El mismo Papa será consultado para pacificar al País, para traer la paz al atribulado cementerio en que se ha convertido México. El caudillo bajará salarios a la alta burocracia para repartir entre los pobres. Sin cuentas y con cuentos, engatusa y capitaliza el resentimie­nto popular. Además repele el liberalism­o económico. El peso tiembla.

“El Bronco” Jaime Rodríguez pide “mocharle las manos a los rateros”, sobre todo a los del gobierno. En su costal carga el robo de miles de registros falsos para su campaña independie­nte. Más tarda en decirlo que en aparecer su imagen con los brazos mutilados en múltiples memes que corren por las redes sociales, esas mismas que utilizó para llegar a la gubernatur­a de Nuevo León. Cortar las manos. Lo dijo en serio, como si el País necesitara traer las leyes del Islam. Un remedio mágico para evitar la corrupción.

Aparece el “Joven Maravilla” Ricardo Anaya, quien podría ser el avispado personaje del Correcamin­os. Bip bip. Con la tarea bien hecha, saca sus pancartas con las contradicc­iones de “El Peje”, quien es el líder a rebasar. Hace públicas las tonterías tropicales, las groseras mentiras y la falta de honestidad intelectua­l del tabasqueño quien tiene la tarea de no contestar.

El que parece ser o es el más transparen­te y honesto de todos, arrastra en su costal la historia más horrorosa del siglo, la corrupción del PRI, desde el presidente de la República, hasta los gobernador­es, las estafas maestras y Odebrecht. Mientras predica su claridad en 7 de 7, el “Joven Maravilla” le recita otras 7 en la lista de grandes corruptela­s del sexenio.

Margarita, la de la buena intención, la de historia intachable, también carga un costal de plomo, en él lleva a su marido y su sexenio de muerte y corrupción esquivada (se acuerdan de Oliva). Por desgracia se le dificulta articular un discurso y enfila sus baterías contra el joven del “PRD”, Ricardo Anaya, quien la sacó del camino a la candidatur­a de su amado PAN.

En el transcurso de la transmisió­n, dos chicas avispadas preguntan sin tapujos, respaldada­s por el INE, la institució­n independie­nte que hoy realiza las elecciones. Ellas sí son del mundo real e interpreta­n bien las preguntas que quisiéramo­s hacerles a los candidatos. Ellas ponen en la mesa la desgracia de Odebrecht, la Estafa Maestra y la corrupción que va, desde Peña Nieto y su Casa Blanca, hasta el insultante caso de Javier Duarte.

Pepe Toño Meade hace que Anaya muestre su costal, donde lleva 54 millones de pesos en la venta de una bodega a través de prestanomb­res y empresas fachada. El “Joven Maravilla” se defiende pero no aclara cómo su “estilo de vida” supera sus ingresos.

Los candidatos son una muestra fiel de todas las contradicc­iones políticas, sociales y económicas de nuestro país. Son parte de esa realidad mágica donde lo que parece no es y lo que es, se esconde. Anaya dominó el encuentro pero eso no es suficiente. Si las encuestas se mantienen, quiere decir que los personajes de Macondo somos todos nosotros, quienes vemos a los contendien­tes a imagen y semejanza de nuestros sueños y delirios. México somos todos.

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