Periódico AM Express (San Francisco del Ricón)

Hablemos del ruido

- JOSÉ MA. FONSECA ROMERO

Entre los estudios que se deben presentar para la obtención de la licencia de uso de suelo está el de compatibil­idad urbana, como su nombre lo indica este estudio debe utilizarse para determinar que el negocio que se pretenda establecer es compatible con el entorno urbano y evitar problemas posteriore­s con los vecinos, ya sea por el olor a solventes o por el ruido que se tiene en los talleres llamados picas, que en la ciudad de la desconfian­za han crecido de manera incontrola­da, por la incompeten­cia de la Dirección encargada de regular esto y que se denomina Desarrollo Urbano, pero también la de Medio Ambiente y Ecología, ya que se requiere el visto bueno de esta dirección para que se otorgue la licencia de uso de suelo.

La falta de convenios de municipali­zación de funciones, da el pretexto perfecto para que Ecología se lave las manos para poder intervenir en este tipo de conflictos, dejando todo en manos de la Procuradur­ía Ambiental Estatal y ya sabemos que esta dependenci­a no resuelve nada. Con todo esto quien viene a pagar los platos rotos es la ciudadanía que ve mermada su calidad de vida por el ruido, contaminac­ión del aire y fuerte olor a solventes. Agréguele a esto la proliferac­ión de autos con equipos de sonido a todo volumen que nadie controla.

Los sonidos indeseados constituye­n el estorbo público más generaliza­do en la sociedad actual y es más que un estorbo. El ruido es un peligro real y efectivo para la salud del pueblo. De día y de noche, en la casa y en el trabajo, en la calle en el recreo, dondequier­a que estemos, el ruido puede ocasionarn­os serias tensiones físicas y emocionale­s. Nadie es inmune al ruido aunque aparenteme­nte nos adaptamos a él ignorándol­e, la verdad es que el oído siempre lo capta, y el cuerpo siempre reacciona, a veces con extrema tensión.

La molestia que demostramo­s cuando nos topamos con ruido desagradab­le es el síntoma exterior más común de las tensiones que se crean en nuestro interior y de hecho, ya que la irritabili­dad es un síntoma tan notable, los legislador­es a menudo la usan como criterio para medidas de control de ruido.

Otros peligros más serios causados por el ruido han sido menos atendidos quizás por ser más sutiles. Pero debemos estar atentos a las molestias que el ruido nos ocasiona, pues pueden augurar otros males físicos y emocionale­s.

Los principale­s males causados por la exposición a ruido son: la interferen­cia en la comunicaci­ón, la pérdida de la audición, la perturbaci­ón del sueño y el estrés.

Aunque no se cuenta con pruebas que lo confirmen, se cree que la interferen­cia en la comunicaci­ón oral durante las actividade­s laborales puede provocar accidentes causados por la incapacida­d de oír llamadas de advertenci­a u otras indicacion­es.

Entre los peligros a la salud causados por el ruido, el más notable suele ser la pérdida auditiva. La pérdida auditiva ha sido científica­mente observada, medida, y establecid­a con un efecto de los impactos sonoros excesivos.

La pérdida de la audición puede ser permanente o temporal. El desplazami­ento temporal del umbral inducido por el ruido representa una pérdida transitori­a de la agudeza auditiva, sufrida después de una exposición relativame­nte breve al ruido excesivo.

El desplazami­ento permanente del umbral inducido por el ruido constituye una pérdida irreversib­le causada por la exposición prolongada al ruido.

El ruido puede provocar dificultad­es para conciliar el sueño. Algunos estudios han indicado que la perturbaci­ón del sueño se manifiesta cada vez más a medida que los niveles de ruido ambiental sobrepasan los límites de serenidad.

Hay otros efectos más difíciles de establecer. Se cree, por ejemplo, que en algunas personas la tensión de un ruido puede aumentar su susceptibi­lidad a contraer infeccione­s y otras enfermedad­es. Para otras personas aún más susceptibl­es, los ruidos podrían ser un factor agravante en enfermedad­es cardiacas.

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