Que el tiempo lo cure

Arturo Brizio recordó la vez que tuvo más miedo al salir de un partido.

“Ahora hay jugadores más difíciles que otros, hay jugadores con los que de pronto un diálogo, o una palabra, o de un partido a otro ya limaste asperezas, y hay jugadores con los que no, nunca se pudo.

“El tema emblemático fue David Comizzo, un jugador con el que nunca pudimos establecer una relación de cordialidad, el día que él debuta con Tigres lo expulso. El partido aquel famoso de León-Cruz Azul, la final, pues el comete el penal y yo marco el penal, después no lo expulso porque no veo la jugada, en fin, pero toda la relación fue un ‘no’”.

Brizio regresó al invierno de 1997, año en que La Máquina firmó su octava estrella ante León luego del penal provocado por el argentino David Ángel Comizzo.

“Yo no veo la patada de Comizzo que le abre a Carlos (Hermosillo)... Algo dijo Comizzo, en el sentido de que por mí culpa ya habían perdido y yo le contesté, pues falta que lo metan y me dijo: ‘sí, lo voy a atajar’, y se pegaba en el pecho y dije: ‘bueno, lo va a atajar señores, ya váyanse para allá’, y pues no lo atajó.

“La salida del estadio fue muy, muy difícil. Salimos ya de noche, con chamarras del León... fue un evento complicado. Yo he comentado que es la única vez en mi vida en la que en verdad llegué a sentir miedo”.