Al servicio de Su Majestad el dólar
En la cumbre climática de París COP21, cerca de 200 países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y hacer sus mejores esfuerzos para reforzar las leyes ambientales. Como documento está bien, así como las imá- genes de los concurrentes participantes, entre los que se encontró nuestro Presidente, quien había afirmado que México se destacaría en ser un País de vanguardia en la protección del medio ambiente.
Pero hay funcionarios que van por sus intereses.
Como muestra de lo que estamos diciendo, en Cancún un ecocidio acaba de cometerse con el apoyo y la conformidad de las autoridades.
En una rápida operación en la madrugada del 16 de enero, enormes excavadoras y equipos de movimiento de tierra comenzaron a destruir la vibrante y llena de vida ciénega de manglares de Tajamar, un oasis en medio de un mar de cemento. Fuerzas policiales contuvieron a ciudadanos que protestaban por la destrucción. Hubo escenas de enormes proporciones similares a las ocurridas en la Amazonia, donde sus habitantes se han enfrentado a las excavadoras. En Cancún las personas con sus hijos trataron en vano de detener el ecocidio. Sus armas eran sus voces y sus cuerpos, y los niños portaban carteles con la pregunta “¿Qué quedará para nosotros?”.
El gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, justificó la devastación de los manglares. Él afirma que FONATUR (Fondo Nacional para el Turismo) tiene permiso de SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente) para continuar con el plan de desarrollo urbano “para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento ordenado” del centro turístico.
Ese desarrollo incluirá condominios, tiendas, hoteles y hasta una basílica que albergaría a 1,500 personas. El obispo de Cancún, Pedro Elizondo, ha promovido activamente la construcción de esta obra. Esto sería parte de las fuerzas destructivas que están aniquilando una ancestral y vital zona verde. Es una total contradicción a lo que predica el Papa Francisco sobre la protección del medio ambiente en su Encíclica “Laudatto Si”. “El cuidado de nuestra casa común”, en ella el Papa nos dice: “hay una creciente sensibilidad hacia el medio ambiental y la necesidad de proteger a la naturaleza, junto con una mayor preocupación, genuina y angustiante por lo que está pasando en nuestro planeta”.
Hay que recordar que el pasado 20 de enero, la NASA hizo el anuncio en forma conjunta con la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), sobre que el 2015 destrozó el récord de 2014 para convertirse en el año más caluroso jamás registrado. Esto es otra señal de que la Tierra se está calentando y provocando el innegable cambio climático. Pero incluso con todos estos datos indiscutibles, la destrucción de los bosques, ríos, lagos y zonas verdes avanza sin cesar.