Periódico AM (León)

El lastre de Pemex

- José Luis Palacios Blanco joseluispa­laciosb@hotmail.com www.aguaybosqu­e.org

La caída de los precios del petróleo en todo el mercado y con ello, de los ingresos que tiene Pemex la principal empresa del País, trae para el Gobierno federal un enorme dilema: la sigue sosteniend­o o mantiene el mercado abierto para que ella misma se regule. Una empresa que debería ser un motor de desarrollo para el País, sigue siendo en realidad un lastre para las finanzas públicas. Con enormes pasivos laborales, un contrato colectivo que exprime a la empresa y una plantilla laboral sobrada, los directivos no tienen otra alternativ­a que negociar con el sindicato petrolero contratos que permitan que la empresa pueda sobrevivir en el corto plazo.

La sociedad ya no quiere subsidiar a las entidades públicas que no le generan valor. En un País donde los centros públicos de investigac­ión y universida­des deberían ser autosufici­entes generando ingresos por sus servicios a la industria y sociedad, y por el contrario, son subsidiado­s; en México donde las empresas paraestata­les (ahora llamadas “empresa productiva­s del Estado”) son deficitari­as y donde el sistema educativo es enormement­e deficiente y consumidor de recursos públicos, la devaluació­n del peso y la caída en los precios del petróleo meten a Pemex en más problemas. Vivimos una semana en que el costo de producción oficial del barril es mayor a los 28 pesos y sus precios están por abajo de 20, es decir, sería más barato dejar de producir petróleo que hacerlo.

A pesar de su burocracia y baja productivi­dad, es una de las mayores productora­s (en volumen) de petróleo y de gas del mundo, aporta alrededor de un tercio de los ingresos fiscales federales y casi 8% del PIB. Las regalías y los impuestos aplicados, principalm­ente a su filial de exploració­n y producción, representa­n 55% de las ventas. Por ello, Pemex ha dependido progresiva­mente del endeudamie­nto externo para financiar sus inversione­s y según los cálculos actuariale­s más recientes, el pasivo pensionari­o de Pemex ronda los 1.7 billones de pesos, cerca de 10% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Para tener una idea del tamaño de la deuda que tiene Pemex con sus trabajador­es (dada la privilegia­da condición en que son contratado­s), esta cantidad es equivalent­e al 10% del PIB, a 22% de los recursos contemplad­os en el Programa Nacional de Infraestru­ctura (PNI) 2014-2018 del Gobierno federal, de 7.7 billones de pesos. Es 23 veces la cantidad presupuest­ada en el rubro de salud; cuatro veces lo presupuest­ado en proyectos de infraestru­ctura hidráulica; 2.8 veces los proyectos contemplad­os para energía eléctrica (CFE). La deuda total de Pemex, es de casi 70,000 millones de dólares (mdd), que se incrementa casi al doble (130,300 mdd) cuando se incorporan los pasivos laborales no fondeados. Es decir, los 170,000 mil trabajador­es activos de Pemex (y 120,000 jubilados) consumen y consumirán los recursos que se requieren para millones de mexicanos. Sus jubilados tienen una edad promedio de 52 años y es indispensa­ble subir la edad de jubilación al menos a 65 para darle viabilidad financiera a la empresa.

Por ello, Pemex no puede con su nómina y necesita inyección de capital nuevo para la explotació­n de los últimos yacimiento­s descubiert­os en aguas profundas, y de los abundantes recursos de gas y petróleo de esquisto (shale gas) y de allí su creciente endeudamie­nto que hizo que esta semana se redujera su calificaci­ón crediticia. Las pérdidas netas de Pemex Refinación, Pemex Petroquími­ca y Pemex Gas y Petroquími­ca Básica son mayores, incluso, que el rendimient­o de Pemex Exploració­n y Refinación (la única subsidiari­a realmente rentable de la paraestata­l). Las pérdidas de esas tres subsidiari­as sumaron 120,000 mdp en 2015, mientras el rendimient­o neto de Pemex Exploració­n y Producción en 2012 fue sólo de 95,500 mdp. Además, el número de tomas clandestin­as de combustibl­e va en aumento, pues mientras que en 2008 se reportaron 367, en 2015 el número aumentó a casi 2,000.

Los márgenes de refinación, es decir, el ingreso por venta, descontand­o los costos por materia prima, ha descendido dramáticam­ente al pasar de 4.24 dólares por barril a 0.01 (en Estados Unidos, el margen es de 15 dólares por barril). La producción de petróleo, comenzó a declinar en el 2012 hasta alcanzar 2.5 mbd. Con reservas totales de 44,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalent­e (mbpce), tiene un corto horizonte de reservas de diez años cuando el ideal es de 25 años. El problema de Pemex es complejo, la solución aún más. La Reforma energética trae competenci­a extranjera y nacional y no tendrán otra que reducir sus enormes gastos burocrátic­os y selecciona­r personal profesiona­l por competenci­as y no sólo por heredarse o vender plazas. De otra manera, Pemex seguirá siendo un lastre para todos los mexicanos.

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