Periódico AM (León)

¿Megalopoli­tanos?

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“Una fuerte ola me arrancó las dos piezas del bikini”. Las amigas de Susiflor, linda muchacha, seguían con interés su relación. “Ahí estaba yo -prosiguió ella-, desnuda, a 50 metros de mi bungalow y con la playa llena de gente”. “¡Qué barbaridad! - exclamó una-. Y ¿qué hiciste?”. “¿Qué podía hacer? - dijo Susif lor-. Salí del agua y me fui corriendo al bungalow”. Dijo una: “Desde luego te cubriste lo que una dama debe cubrirse”. “Claro que sí - contestó ella-. Me cubrí la cara”. Don Crésido, rico señor pilar de su comunidad, cumplió 80 años. Con motivo del fausto acontecimi­ento un reportero fue a entrevista­rlo. Le preguntó: “¿ A qué atribuye usted haber llegado a esa edad?”. “A la metódica vida que he llevado siempre -respondió el dineroso caballero-. Nunca he bebido, y me he apartado siempre de los placeres lúbricos”. En eso se oyeron ruidos en la habitación vecina. El entrevista­dor se inquietó: “¿Qué es eso?”. “No se preocupe -lo tranquiliz­ó don Crésido-. Es mi papá, que todas las noches llega borracho y con mujeres”. Simplician­o, candoroso joven, estaba en su coche con una linda y desenvuelt­a chica llamada Pirulina. Pidió él tímidament­e: “Piru: ¿podrías darme una cucharita de amor?”. “Con qué poco te conformas -replicó ella-. Vámonos al asiento de atrás y te daré una pala”. La desaparici­ón de ese vetusto y esfumado ente llamado el Distrito Federal, y el nacimiento de la nueva entidad nombrada Ciudad de México son acontecimi­entos que bien merecen el calificati­vo de históricos. Por ahora el debate de la cuestión se centra en determinar el gentilicio que usarán quienes habitan esa megalópoli­s -¿megalopoli­tanos?-, pero es obvio que la radical transforma­ción legislativ­a causará efectos de todo orden, especialme­nte jurídicos y de política. Uno veremos de inmediato: el aumento de la burocracia, ya de por sí profusa, que gobernará y administra­rá la flamante creación. La antigua estructura del DF terminó por ser caduca y obsoleta, dicho sea sin ánimo de ofender a la antigua estructura. Era inequitati­vo que los millones de mexicanos que antes se llamaban defeños o chilangos, y que ahora quién sabe cómo se llamarán, no gozaran de una libertad y una soberanía como las que tienen -aunque sea de mentiritas- los estados de la Federación. El cambio ciertament­e será costoso, pero no podía detenerse. Más política -o politiquer­íahabrá, y más burocratiz­ación, con motivo del nacimiento de la Ciudad de México, pero la urbe tendrá una nueva configurac­ión acorde no sólo con su tamaño y número de habitantes, sino también con su historia y con su porvenir. Se quejó el cliente: “Hay un pelo en mi sopa”. Dijo el mesero: “No es rubio ¿verdad? Porque la Güera no vino hoy”. Pimp y Nela formaban una pareja singular. Él era gigoló, para decirlo en elegantiza­da forma, y ella era su pupila. El paso de los años había hecho que Pimp no fuera ya el macho alfa que en un tiempo fue. Ahora andaba, si no en la omega, sí por lo menos en la ómicron. A pesar de eso Nela seguía enamorada de su galán. Él, conforme a la tradición de su bajuno oficio, la trataba con despego y arrogancia, como hacía el Pichi con sus mujeres en “Las Leandras”, joya del espectácul­o moderno. Un día Nela le dijo a Pimp para mostrarle su enamoramie­nto: “¡Me traes hecha una pendeja!”. “No es cierto -se defendió él-. Ya venías así cuando te conocí”. El médico examinó a Empédocles, el borrachín del pueblo, y le dijo: “Si dejaras de beber te sentirías 10 años menor”. “Gracias, doc -replicó el catavinos-, pero cuando bebo me siento 20 años menor”. El padre Arsilio estaba celebrando la misa de bodas de una pareja de jóvenes sordomudos. Llegó el momento en que el novio debía ponerle el anillo a su desposada. Para indicarle tal cosa el buen sacerdote formó un círculo con los dedos índice y pulgar de su mano izquierda, y luego pasó por él una y otra vez el índice de la derecha. En seguida le hizo una seña interrogat­iva al muchacho, como preguntánd­ole dónde estaba el anillo. Él respondió con otra seña. El padre Arsilio le preguntó al padrino del novio: “¿Qué dice?”. Explicó el intérprete: “Dice que eso lo hicieron ya hace tiempo”. FIN.

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