Llegan hoy los zombies ‘coreanos’
Consideran a “Estación zombie: tren a Busán”, cinta hecha en Corea del Sur, una auténtica joya sobre un tema que aún es viral
Los zombis desde el clásico “Yo dormí con un fantasma” (1943, Jacques Tourneur) se apoderan del imaginario colectivo como la peor fantasía distópica.
Son seres, irracionalidad pura, que sin ninguna noción social simplemente atacan; representan el pavor a ser “tocado por lo desconocido” que apuntó Elías Canetti.
La palabra “tocar” es clave. ¿Qué más horrible que la carne putrefacta buscando un ser vivo para volverlo como él, zombi sin alma ni raciocinio? El zombi funciona metafóricamente para cualquier cosa (el populismo, el neofascismo) que de súbito toma el control de lo civilizado y lo vuelve desastre.
A este género del horror es difícil, podría decirse imposible, renovarle las reglas de su dramaturgia que sólo son caos y anarquía delirantes. Pero he aquí “Estación zombie: tren a Busán” (2016), cuarto largometraje, aunque primero con actores, del inventivo y dinámico animador Yeon Sang-ho, insólita secuela a su filme animado previo “Estación Seúl” (2016).
No es la primera cinta que aborda el tema con asfixiante unidad de acción-tiempo-lugar en un tren a 300 kph (en otro sentido “El expreso del miedo” ue reflejo de lo contemporáneo como tren en marcha hacia la nada).
La historia es sencilla: Soo-an (Soo-an Kim) quiere visitar a su madre en Busán y obliga a ello a su padre Seok (Gong Yoo). Para lograrlo deben sobrevivir el famoso KTX infestado de zombis.
Gracias a la vertiginosa fotografía de Lee Hyung-deok, que hace auténticas acrobacias para conservar al espectador en estado de máxima tensión, la película avanza hacia lo indecible de una vida sin presente ni futuro; crea una atmósfera angustiante, pocas veces vista en este género, volviéndose un notable ejemplo del K-Horror, el horror hecho en Corea del Sur. Una auténtica joya sobre un tema que seguirá vital durante buen rato.