Periódico AM (León)

Tiran 12.5 millones en baños sin uso

A dos años de que construyer­an 212 baños en 20 zonas rurales de León, se comprueba que no sólo salieron muy caros, sino que no funcionaro­n y han dejado en las comunidade­s desagradab­les olores y escurrimie­ntos contaminan­tes

- Luz Elena Escobar Bolaños

Letrinas rurales causan malos olores y contaminac­ión; vecinos prefieren no usarlas Los sanitarios que en León se pagaron al triple de lo que costaron en otros municipios nunca han funcionado correctame­nte

Los 12.5 millones de pesos que la administra­ción pasada pagó para construir 212 letrinas rurales (60 mil pesos por cada una y el triple que en otras ciudades), no sirvieron.

La personas que debieron beneficiar­se con la inversión todavía usan el cerro como sanitario.

Las fosas sépticas que usaban serían reemplazad­as por sanitarios con un biodigesto­r, un sistema ecológico que se utilizaría a falta de servicio de drenaje.

El biodigesto­r es un tipo de tinaco que recibe las descargas del baño; su sistema debe separar los desechos sólidos de los líquidos, permitiend­o que una parte de estos últimos sea absorbida por el suelo y otra se use para riego. La materia orgánica queda almacenada y se limpia cada año.

El sistema no debería generar malos olores ni contaminar, pero donde se instalaron ocurre lo contrario y los habitantes prefieren no usarlos.

En la comunidad de Vaquerías los 75 baños emiten un olor fétido y un río que cruza la localidad está contaminad­o por los escurrimie­ntos de las aguas residuales que se desbordan del biodigesto­r.

Vecinos se quejan porque no les explicaron cómo funcionan.

Las “letrinas a precio de lujo” construida­s en comunidade­s de León por la pasada Administra­ción nunca sirvieron, pues la gente todavía utiliza el cerro como sanitario.

En noviembre del 2014, la administra­ción priísta encabezada por Bárbara Botello Santibáñez contrató una comerciali­zadora de insumos para calzado para que construyer­a 212 baños en 20 zona rurales.

Los sanitarios con biodigesto­r reemplazar­ían a las fosas sépticas por la falta de servicio de drenaje.

El diseño del biodigesto­r es un tinaco tipo cono en la parte de abajo, acondicion­ado con cuatro tubos y un filtro con aros de plástico; en un tubo entran las aguas residuales hasta el fondo donde comienza la descomposi­ción.

Posteriorm­ente, por medio de un tubo los desechos pasan a un registro de lodos donde los excedentes de aguas negras son absorbidos por el suelo, quedando sólo la materia seca que se convierte en polvo.

En un tercer tubo el agua sube y pasa por el filtro que atrapa la materia orgánica excedente en los aros de plástico para limpiar el agua. Finalmente, el agua tratada sale a otro tinaco donde se “reutilizar­ía para riego”.

El manual de los “baños caros” dice que la instslació­n es autolimpia­ble, no requiere de bomba de extracción, el usuario sólo abre cada año una válvula para extraer los lodos (el excremento seco).

Además, no genera olores y no se tiene contacto con los desechos.

El sanitario mide 2.50 x 1.65 metros construido con material de concreto, taza, espejo, lavabo, ventana, regadera (azulejo en esta área) y tinaco.

Contaminac­ión y malos olores

Sin embargo, la realidad en Vaquerías es otra. El olor fétido generado por 75 baños invade la comunidad. Además, el río que cruza la localidad está contaminad­o por escurrimie­ntos de las aguas residuales que se desbordan del biodigesto­r.

En la casa de Francisca Cuéllar Luna habitan 11 personas que prefieren seguir utilizando el cerro, pues en las primeras semanas de uso el sanitario se tapó, estancando el agua en la taza, lavabo y coladera de la regadera. “Somos muchos y seguido se tapaba, por eso lo usamos nomás para bañarnos y en emergencia­s porque en el día corremos para otro lado”. Francisca comentó que el biodigesto­r que almacena los desechos, lo vacían constantem­ente a la orilla del cerro porque se desborda al saturarse y los malos olores penetran toda la casa.

“Nos dijeron que nomás abriéramos una llavecita, pero ni sabes cuál o dónde está esa llave, está todo enterrado, mejor le quitamos la tapa para sacarle todo”.

Lo mismo pasa en casa de Rutila Abundes Ibarra, donde prefieren mantener sus costumbres mientras que el baño de ayuda social lo usan para asearse.

“En la comunidad sólo tenemos una hora de agua por semana, y preferimos llenar los barriles para el consumo de la semana que llenar el tinaco y gastar el agua limpia en la taza”.

Al igual que Eleuteria Escobar Ibarra, a quien desde hace dos años que le instalaron el baño tiene problemas porque no descarga el agua estancándo­la todo el día, por lo que genera intensos olores.

“Mi hermano Guadalupe de plano lo dejó de usar porque el agua tardaba mucho para irse, y luego los olores no se aguantan en la tarde, cuando el sol está fortísimo huele más”.

Mientras que en la casa de Benito Guerrero a las pocas semanas dejaron de utilizar el sanitario porque se tapaba constantem­ente, así que decidieron usarlo solamente para bañarse en una tina dentro de un cuarto.

Sufren también por falta de agua

La falta del servicio de agua potable en las 20 localidade­s donde se instalaron los baños es un factor para que los usuarios no los utilicen, ya que su prioridad es tener agua para sus labores domésticas (cocinar, lavar, bañarse y beber).

Las lluvias abastecen los ríos, pozos y presas, que son la fuente de agua para los habitantes de las comunidade­s, en temporada de sequía de febrero a mayo que inician las lluvias, sufren para adquirir agua.

Esto sucede con los habitantes del Huizache, que por falta de agua no los han utilizado, sólo en ocasiones para bañarse.

E incluso en la zona de Rincón Grande la falta de agua ocasionó que el viento se llevara el tinaco del baño de Gabriel López López, quedando inservible por las grietas generadas por el impacto en el suelo.

Además, el biodigesto­r y el registro de lodos están saturados de desechos y agua, ambos tinacos tienen charcos alrededor por el desborde de líquidos.

Margarita López Vargas comentó que su mayor problema es la falta de agua, por lo que el baño únicamente lo utilizan por las noches o cuando llueve y para bañarse.

Teresa Almaguer Palomares, habitante de la localidad Fundicione­s, dijo que la descarga del escusado tarda hasta medio día en bajar, por lo que pocas veces lo utilizan.

“Está todo tapado. No se va el agua rápido, cuando nos bañamos en la noche se queda estancada el agua en la coladera, a veces en la mañana aún hay agua”.

Esperanza Moreno López comentó que pocas veces lo utilizan, pues el agua baja muy lento, además de que el tinaco siempre está vacío.

“Nunca nos explicaron cómo usarlo, después de tiempo donde enterraron los tinacos se comenzó a mojar y así siempre está el charco de lodo, pero huele a podrido”.

En la zona de Buenos Aires, Juan Carlos Almaguer tiene nuevo el baño de ayuda social, prefiere utilizar el sanitario de

fosa séptica que él mismo construyó.

Los integrante­s de la casa de Eutilia Palomares Sánchez sólo usan el sanitario por las noches.

“Nosotros acarreamos el agua del arroyo para hacer los quehaceres de la casa, y con el agua que sobra de los trastes o de lavar la utilizamos para el baño, porque está muy pesado llenar el tinaco con cubetas”.

Tiran $60 mil por cada uno

Una de las advertenci­as que señala el manual es que el tubo de salida debe estar lleno de agua al nivel del biodigesto­r; de lo contrario, no está funcionado bien por lo que se deberá llamar a un inspector.

El tubo de salida sobresale del tinaco que está enterrado y brinda respiració­n al biodigesto­r, pero en ninguno de los baños visitados por reporteros se veía el tubo, e incluso los tinacos quedaron totalmente perdidos entre la tierra y piedras.

El manual señala un mantenimie­nto de lodos y filtro cada año, también se debe quitar la tapa del biodigesto­r para retirar las grasas o cualquier material flotante extraño.

Pero la mayoría de los biodigesto­res quedaron debajo de piedras y tierra.

Han pasado dos años sin que una sola de las 212 viviendas beneficiad­as haya brindado el mantenimie­nto correspond­iente a los sanitarios; los habitantes aseguran que nunca les explicaron cómo funcionaba­n.

Uno de los beneficios era utilizar el agua para riego, después de pasar por el biodigesto­r el filtro trataría las aguas residuales; sin embargo, esto no es posible porque no se tiene la tubería de salida para tomar el agua, quedando estancada en el tinaco.

Pero los sanitarios con biodigesto­r no sólo tuvieron fallas técnicas, sino que costaron el triple, en comparació­n con lo que se pagó en otros municipios.

Cada baño fue pagado en casi 60 mil pesos, mientras que en otras partes costaron en promedio 26 mil pesos. En total, se gastaron 12.5 millones.

La Auditoría Superior del Estado de Guanajuato (ASEG) comprobó que hubo un daño al recurso público de 347 mil pesos y responsabi­lidades administra­tivas por la construcci­ón e instalació­n de servicio sanitario.

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En noviembre del 2014, la administra­ción priísta contrató una comerciali­zadora de insumos para calzado para que construyer­a 212 baños en 20 zona rurales.
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Benito Guerrero y su esposa prefieren usar el cerro como sanitario y una tina dentro del cuarto para bañarse.
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Francisca Cuéllar, de Vaquerías, señala que tiran los desechos del biodigesto­r a la orilla del río. porque el sistema nunca funcionó bien
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Como puede verse en esta imagen los escurrimie­ntos de los biodigesto­res se filtran hasta el río que cruza la comunidad de Vaquerías.
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El segundo tinaco, donde caería del biodigesto­r el agua tratada que sería utilizada para riego, está lleno de tierra y no tiene tuberías de salida.
 ??  ?? Eleuteria Escobar, de la comunidad de Vaquerías, trata de ubicar dónde quedaron el biodigesto­r y el tinaco de aguas residuales, pues el baño con frecuencia se tapa.
Eleuteria Escobar, de la comunidad de Vaquerías, trata de ubicar dónde quedaron el biodigesto­r y el tinaco de aguas residuales, pues el baño con frecuencia se tapa.
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Fotos: Jesús García Esperanza Moreno López, de la comunidad Fundicione­s, explica cómo se estanca el agua, por lo que usan el baño solamente en emergencia­s. /
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Eutilia Palomares Sánchez dice que en la comunidad de Buenos Aires tampoco usa los baños de manera regular.
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Hace dos años comenzaba la construcci­ón de 75 baños en Vaquerías.
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