Periódico AM (León)

Entre un padre y un general

- Ricardo Espinosa

El Padre Matías Zapata tronó desde el púlpito contra el “pícaro insurgente José de San Martín”, refiriéndo­se al general que fuera el iniciador de la guerra de independen­cia en Argentina.

El padre acusaba a San Martín de todo y decía que por su condición de hereje sólo podía llamársele Martín porque era el nombre de Lutero, que era entonces el máximo enemigo de la iglesia, pero que debía extirpárse­le la sílaba SAN porque era demasiado llamarle santo a un pillo como él.

Esto sucedió en Chancy, en el Perú en tiempos de las campañas iberoameri­canas para independiz­arse de España. Cuando llegó a la población el general, fue enterado del sermón y de inmediato mandó traer a su presencia al sacerdote.

-¿Es cierto que usted me ha comparado con Lutero y que le ha quitado una sílaba a mi apellido?-Sí, mi general –adujo el fraile muerto de miedo- pero era cumpliendo órdenes de mis superiores. Si usted lo desea, le devolveré la sílaba en mi próximo sermón-.

-No me devuelva nada –dijo el general- pero correspond­o quitándole otra sílaba al suyo. Así que ya no se llamará usted Matías Zapata. Desde hoy no es usted más que el Padre Pata ¡y lo fusilo si se le ocurre firmar de otro modo!

Hasta 1823 en que Bolívar le devolvió el uso de la sílaba ZA, todos los documentos parroquial­es llevaron la firma del padre “Fray Matías Pata”.

Es una de las graciosas anécdotas en relación con los nombres personales que cuenta Josep M. Albaigés en su Encicloped­ia de los Nombres Propios.

Cuenta también – a propósito de la fiebre del futbol- que durante el campeonato mundial de 1982, un fanático inglés de la localidad de Penarth, le impuso a su hija el nombre de Jeniffer… seguido de los nombres de sus veinte jugadores favoritos.

Así la pobre muchacha se suponía que debía cargar para toda su vida con el nombre de Jeniffer Pelé Jairzinho Rivelino Carlos Alberto Paulo César Breitner Cruyff Best y doce fubolístic­os nombres más. ¡Imagínesel­a pasando lista de presentes en la escuela o tratando de sacar su pasaporte!

La broma le costó cara al sujeto pues su mujer lo abandonó, llevándose a la chamaca para ir a un juzgado y cambiarle ese nombre por uno razonable y todavía después de eso, el tipejo comentó que le dolía más que le hayan cambiado el genial nombre a su hija, que el hecho de que su vieja lo haya dejado.

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