¿De verdad son los pobres primero?
Es un descaro que algunos políticos utilicen a personalidades famosas para impactar al pueblo y ganar votos. Sobre todo es inadmisible cuando se involucra al Papa Francisco, queriendo aprovechar la popularidad y respeto que se le tiene en México. El sr. López Obrador dijo en el debate pasado que invitaría al Papa para contribuir en algunas de sus propuestas. Me parece que AMLO no conoce la postura de Su Santidad respecto a los gobiernos populistas como el que este candidato quiere imponer en caso de que llegue a ser presidente.
El Papa Francisco habló así sobre las ideologías populistas: “Un aspecto fundamental para promover a los pobres está en el modo en el que los vemos; no sirve una mirada ideológica que termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal, ¡no sirven! Las ideologías tienen una relación o incompleta o enferma o mala con el pueblo. Las ideologías no asumen al pueblo. Por eso fíjense en el siglo pasado ¿En qué terminaron las ideologías? ¡En dictaduras! Siempre piensan por el pueblo, pero no dejan pensar al pueblo! Como decía aquel agudo crítico de la ideología cuando le dijeron que había gente con buena voluntad que quería hacer cosas por el pueblo y respondió: ¡Si, sí, claro! y agregó: “Todo por el pueblo pero nada con el pueblo, ésta es una ideología”.
La diputada Gloria Álvarez (Movimiento Cívico Nacional) de Guatemala, en su intervención en la Cumbre Iberoamericana LIDER realizada en Zaragoza, España, realizó un discurso sobre la “República versus el Populismo”.
Álvarez dijo: “El populismo, que lleva años afianzado en los gobiernos de América Latina, ha irrumpido recientemente y con fuerza en España de la mano del partido Podemos. A lo largo de los años hemos visto cómo las políticas intervencionistas han conducido a sus países a la pobreza, a la inflación desbocada, a la corrupción –in- cluso en figuras como el ex presidente brasileño Lula da Silva–, a los recortes de derechos y libertades, y en definitiva, a la destrucción de las posibilidades de progreso”.
La mentalidad populista desprecia la libertad individual y pondera al Estado, convirtiéndose en un gobierno totalitario. Éste busca sumar el apoyo de las masas para aparentar la voluntad del pueblo, aunque en realidad todo el poder está concentrado en una persona. En esta apariencia de que el “pueblo manda” y “los pobres primero”, se persigue a quien se oponga con el pretexto de defender los intereses de los más necesitados. Un gobierno totalitario se adueña de los medios de comunicación para continuar con su estrategia de persuadir y controlar a la ciudadanía. Así también monopoliza la economía y los medios de producción que a la postre conducen a la miseria.
La batalla política en América Latina como en España ya no es tanto entre la izquierda y la derecha, sino entre populismo y Estado. En este tiempo de campañas, la batalla para la Presidencia de la República está entre el PAN y Morena; entre Ricardo Anaya, con una visión abierta al futuro y al progreso que representa una mejor calidad de vida para la ciudadanía, y López Obrador, con una visión antigua y estancada con el engaño del populismo. ¿De verdad son los pobres primero para AMLO?