Periódico AM (León)

Se juegan su futuro

» El ex gobernador Henri Falcón espera que venezolano­s se vuelquen a las urnas para elegirlo presidente

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Mañana venezolano­s acuden a las urnas para elegir presidente. Mientras miles de personas esperan horas para poder comprar alimentos. Venezuela se encuentra sumida en una severa crisis económica que ha provocado la escasez de productos básicos y medicinas.

Si existe algo que fastidia particular­mente a Henri Falcón, es la afirmación de que no puedes derrotar a una dictadura.

Falcón, un ex gobernador, promete vencer al presidente Nicolás Maduro cuando Venezuela acuda a las urnas este domingo. Pocas elecciones han sido una encrucijad­a para la democracia en los últimos años en Sudamérica —y para el destino de uno de sus países—.

El hambre cotidiana en Venezuela está al alza: cobra las vidas de niños y causa que cientos de miles abandonen el país al cruzar las fronteras. La inflación es apabullant­e y ha reducido poco a poco el salario mínimo hasta llegar al equivalent­e de 2 dólares al mes.

El Fondo Monetario Internacio­nal predice que la hiperinfla­ción de Venezuela —ya considerad­a como la más elevada del mundo— llegará al 13.000 por ciento este año, lo que destruye el sustento de las personas de escasos recursos y de los profesiona­les. El bolívar ahora tiene una tasa de cambio de 700.000 por un dólar en las calles de Venezuela y pierde valor cada día.

En medio del colapso se mantiene Nicolás Maduro, presidente de la nación desde 2013, quien ahora gobierna de manera autoritari­a. Las protestas en su contra han sido disueltas por las autoridade­s con fuerza letal. La legislatur­a fue efectivame­nte disuelta y remplazada por la Asamblea Nacional Constituye­nte, integrada por personas Henri Falcón, al centro, candidato a la presidenci­a de Venezuela, realizando campaña en un vecindario de escasos recursos en las afueras de Caracas . /

leales al régimen de Maduro, en una votación que el propio contratist­a del gobierno para el software electoral denunció como manchada por la manipulaci­ón.

Ahora el presidente ha aceptado postularse para una reelección. Sin embargo, lo hace bajo sus términos: los candidatos más populares de

la oposición están en la cárcel como presos políticos o se les ha prohibido contender. Después de que algunos partidos de oposición boicotearo­n una elección previa, la Asamblea Nacional Constituye­nte determinó que ellos tampoco tendrían permiso para participar en esta.

Votación injusta

No obstante, llegó Falcón, un exmiembro del partido de Maduro quien hace campaña como si el control del poder por parte del presidente fuera una ventaja inevitable para cualquier oposición.

“En la historia del mundo, estos gobiernos siempre caen ante una acción decidida, por los votos de su propia gente”, dijo Falcón.

“Chile bajo la dictadura de Pinochet dio el paso hacia la democracia de manera pacífica”, agregó. “Y así es como el poder cambió en Nicaragua, en Perú e incluso en España después de Franco”.

Por lo que Falcón, de 56 años, ha lanzado la que muchos ven como una candidatur­a de escasas posibilida­des, pero una que ya ha inyectado debate a la que de otra manera sería una elección desequilib­rada.

El político promete rescatar la economía del país al usar el dólar como su divisa, para abrir el sector petrolero del país a mayor inversión extranjera y para empezar a pagar a los trabajador­es un mínimo de 75 dólares al mes.

Al hacerlo, también enfrenta a la oposición al desafiar su boicot de la elección. No todos los partidos de oposición recibieron la prohibició­n del gobierno para participar, pero sí los más grandes. Así que una coalición de partidos de oposición se unieron y protestaro­n mediante el boicot.

Ahora, muchos políticos de oposición describen a Falcón y a su partido, Avanzada Progresist­a, como traidores y convocan a sus simpatizan­tes a no votar.

“Aquellos que están participan­do, como Falcón, están colaborand­o con el régimen”, dijo Jorge Millán, un legislador de oposición que asegura que no votará. “Están ayudando a Maduro, quien busca legitimida­d en esta farsa electoral”.

Acabar con la inflación

Falcón rechazó la idea, afirmó que la única manera de ganar es participar en las elecciones. “¿Qué ganas con la abstención?”, dijo, al argumentar que el colapso de la economía ha creado las condicione­s precisas en las que Maduro podría perder.

Las encuestas señalan que hay algo de sabiduría en esas palabras.

Las encuestas independie­ntes muestran a Falcón con una significat­iva ventaja sobre Maduro, impulsada por el profundo descontent­o por la escasez de alimentos y electricid­ad que acompañó a una caída en los precios del petróleo en los últimos años y tras décadas de malos manejos de la economía. La campaña de Falcón también parece haber conservado intacta su popularida­d incluso cuando la reputación de la oposición se desplomó cuando rechazó nombrar a un candidato.

No obstante, las realidades de la Venezuela de Maduro podrían ser difíciles de superar.

Como su predecesor Hugo Chávez, Maduro ha usado la generosida­d del Estado -incluso con alimentos, los cuales son controlado­s por el gobiernopa­ra convocar a los votantes y movilizarl­os el domingo. A pesar de eso, se espera que una mayoría de votantes, particular­mente en la oposición,

presten atención al llamado a abstenerse. Con el boicot de la oposición, pocos auditores que no estén alineados con Maduro revisarán resultados.

Sin embargo, muchos votantes simplement­e se han ido. Más de un millón han abandonado el país recienteme­nte; son una diáspora que está enojada con Maduro, pero es poco probable que vote el domingo, afirman analistas.

“¿La votación es justa? Claramente no lo es”, dijo David Smilde, un profesor de Sociología en la Universida­d de Tulane que estudia a Venezuela. “Pero, a veces, incluso bajo circunstan­cias injustas, es posible que la oposición triunfe”.

A Falcón le gusta argumentar que se encuentra en la mejor posición para dirigir al país dividido porque él proviene precisamen­te del partido que se dispone a derrotar. Después de que Chávez fue electo en 1998, Falcón ayudó a reescribir la Constituci­ón, después se convirtió en el alcalde de Barquisime­to y gobernador del estado de Lara.

Los recuentos difieren sobre por qué Falcón abandonó el partido en 2010. La mayoría de los analistas afirma que fue porque Chávez lo hizo a un lado por ser una estrella en ascenso. Falcón dice que él sintió que el impulso del partido gobernante para nacionaliz­ar bienes privados lo estaba llevando hacia un desastre económico.

Falcón continuó su gestión de gobernador como un miembro de la oposición, pero perdió su cargo el año pasado. No perdió tiempo para postularse a la presidenci­a y elaborar una propuesta de lo que él afirma sería el remedio para la fallida economía del país.

Su primer paso sería cambiar al dólar. Falcón argumenta que los problemas económicos más dolorosos del país, como los bajos salarios, provienen de una inflación galopante.

Francisco Rodríguez, un economista en el banco de inversión Tornio Capital, con sede en Nueva York, quien asesora a Falcón, dijo que cambiar la moneda al dólar acabaría con la inflación casi de inmediato. Dentro de tres meses, los empleados del gobierno tendrían salarios de al menos 75 dólares, afirma, lo que ampliaría el acceso a la comida.

‘Estoy peleando’

Como siguiente paso, Falcón dice que acabaría con otros principios del partido gobernante, como el control de precios, el cual economista­s afirman ha conducido a la escasez al hacer que el costo de producir los artículos sea mayor que el precio de venta.

Y mientras eso ocurre, Falcón dice que liberaría a decenas de presos políticos y restablece­ría lazos con Estados Unidos.

No queda claro cómo gobernaría Falcón, incluso si logra ganar y que Maduro acepte el resultado.

A pesar de los obstáculos, Falcón confía en obtener el voto de personas como José Rodríguez, un jubilado de 63 años cuya pensión mensual no cubre el costo de los alimentos.

Rodríguez esperó a Falcón en un mitin en Barquisime­to, donde el aspirante presidenci­al nació como político. Era un grupo de solo doscientas personas, pero Rodríguez había esperado durante tres horas. Pocas personas permanecen en su hogar, dijo que sus dos hijos abandonaro­n el país para buscar empleos y comida.

“No saldré del país porque no soy lo suficiente­mente joven para irme”, dijo. “Estoy aquí peleando”.

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Foto: The New York Times

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