Periódico AM (León)

La vida sin gasolina

- Shayra Albañil Reyes shayra@periodico.am

Viven leoneses toda una odisea para conseguir combustibl­e; para algunos llega a ser un golpe de suerte alcanzar ficha en una de las estaciones de servicio de la ciudad, cuyas filas parecen nunca terminar.

Corre el rumor de que ha llegado una pipa a la gasolinera que está en bulevar Madrazo esquina con avenida a Guanajuato.

Después de pensarlo unos minutos decidimos ir porque no hay muchas opciones, la gasolina que queda en el auto no alcanzará para toda la semana, si no es este sábado habrá que formarse en días laborales, mejor hoy.

Llegamos a la estación que además se encuentra en la lista de las que tendrán combustibl­e según han difundido autoridade­s municipale­s, y confirmamo­s que ha llegado una pipa, cientos de vehículos ya están formados, algunos llevan más de 10 horas.

Al inicio de la fila hay una mujer que grita “¡vamos a organizarn­os, todos vamos a alcanzar pero vamos a organizarn­os!”, no es empleada de la gasolinera, es una ciudadana que decidió además de esperar por horas, apoyar a la Policía Municipal que ya resguarda la estación para poner orden antes de que comience la venta.

Mientras me bajo para preguntar si ya han repartido fichas, otras personas se acercan a Jorge que me acompaña en el vehículo, están temerosos de que nos metamos a la fila, ellos han esperado por horas y no sería justo.

Nos indican que son dos filas, una da la vuelta a toda la manzana donde se ubica la gasolinera, la otra es más larga, recorre el bulevar Madrazo, luego da vuelta en Congreso de Chilpancin­go hasta avenida Las Trojes y de ahí hasta la esquina de la avenida del Astillero, son por los menos dos kilómetros y medio y más de 400 vehículos formados. Nos estacionam­os al final de la fila, son las 8:30 de la noche.

Pasa la primera hora y solo nos movemos unos tres metros, alguien decidió retirarse. Ya no somos los últimos, otros 20 automovili­stas se han formado.

La mayoría vienen de dos en dos, es de gran ayuda ir acompañado para empujar el vehículo cuando comencemos a avanzar para evitar encender el auto y gastar la poca gasolina que queda en el tanque.

Los que estamos en la fila no sabemos si vamos a alcanzar pero confiamos en que así será, no se ve a nadie repartiend­o fichas pero calculas que si se cumple con lo anunciado por gasolinero­s y autoridade­s en días previos, alcanzarás una de las 500 fichas que se reparten.

Adelante está formado un señor de unos 60 años, lo acompaña una mujer en un Aveo, él se aguanta casi toda la espera afuera del vehículo a pesar de que la temperatur­a ya bajó a 13 grados, son las 10:30 noche.

Por la prisa antes de salir de casa no alcanzaste a cenar, decides caminar a la tienda más cercana y comprar algo para aguantar la espera, mientras caminas te encuentras con otros automovili­stas, vienen en taxis, autos particular­es, de empresas, todos confiamos en que alcanzarem­os gasolina, aunque nadie lo garantiza.

Otros hacen los mismo, van a la tienda para comprar unas papas, un refresco, una sopa instantáne­a, los taxistas se organizan y uno sale de fila para ir por tacos, también hay un vendedor de tamales y atole que vio la oportunida­d de vender más si se acercaba a las gasolinera­s, aunque eso implique cambiar sus horarios de ventas.

Una pareja, dueña de una camioneta, espera atrás, pero tienen que moverse, han dejado a sus niños en casa y tienen que ir, deciden poner un bidón para no perder su lugar en la fila, antes hablan con quién está formado atrás de ellos y con nosotros, nos piden ayuda para resguardar su lugar.

Media hora después regresan, ya hay más vehículos formados y cuando intentan incorporar­se a la fila los que están atrás corren y quieren evitarlo. Se encienden los ánimos, la pareja explica que ya estaban formados desde antes y piden comprensió­n.

“Avisamos que teníamos que ir a casa por nuestros hijos, vamos a apoyarnos todos” pide el hombre al resto de las personas, el que estaba formado atrás de él confirma que es la misma camioneta y todos se calman. Fue bueno dejar a Daniel y Damián con sus abuelos pienso, son pequeños y no hubieran aguantado estar aquí.

Pasan dos horas y nos movemos unos metros, lento pero la fila comienza a avanzar, llegamos a la esquina del bulevar Congreso de Chilpancin­go, han pasado cuatro horas y el termómetro marca 12 grados.

A partir de ese punto la fila comienza a avanzar más rápido y crece la esperanza, es la una de la mañana y de repente pasa una pipa de Pemex, los que estamos afuera de los autos tratamos de ver que ruta sigue, será una opción en caso de no alcanzar combustibl­e en esta gasolinera, la pipa da vuelta en Madrazo, “seguro va a la gasolinera que está la esquina con Las Torres”, comenta un señor.

Pasa otra hora más y ya estamos en la esquina con bulevar Madrazo, hay dos empleados de la gasolinera repartiend­o fichas, reparten de cien en cien, nos toca la 37 y piden también el nombre del conductor, una hora más y por fin llegamos a la gasolinera, las ocho bombas están funcionand­o y al menos 15 empleados trabajan para organizar a la gente.

Seis horas de espera y al menos 20 veces hubo que empujar el auto, la despachado­ra nos indica que solo se venden 500 pesos por vehículo, aceptamos, con eso se llena el tanque.

Tuvimos suerte, otros han esperado más de 30 horas, perdido días o noches enteras, así vivimos desde hace ya 10 días los leoneses.

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