Certidumbre para crecer
Al mostrarse dispuesto a tirar cientos de miles de millones de pesos por capricho, disuade la participación de empresas privadas serias.
Las expectativas de crecimiento para México en 2019 y 2020 siguen bajando. La mediana de 32 analistas encuestados por el IMEF está en 1.2% para este año, cifra con la que coincide Moody’s. Yo creo que quizá no llegaremos a 1%.
El primer año de gobierno es difícil, particularmente si cambia el partido en el poder. Lo mismo le pasó al gobierno de Peña que apenas creció 1.4% en 2013. La curva de aprendizaje es empinada, los equipos de trabajo son nuevos, e incluso ejercer presupuestos aprobados se complica. Pero las medidas que está tomando este gobierno impedirán crecer el resto del sexenio.
AMLO no entiende que cuando desde su púlpito canceló el peaje de la carretera Colima-Manzanillo, de golpe encareció la operación de todas las carreteras del país. Cuando se licitó la construcción de esa vía, el cálculo de las empresas que competían incluía costo de construcción, tráfico esperado, costo de mantenimiento, etcétera. Si de un plumazo el Presidente interrumpe el ingreso por peaje con el que contaban, garantiza que en la próxima licitación los aspirantes incrementarán su margen de utilidad para lograr el colchón necesario para enfrentar caprichos imprevisibles.
Al cancelar con consulta a mano alzada la obra del Metrobús en Durango, que llevaba cinco años de avance, o al cancelar el NAIM y mostrarse dispuesto a tirar cientos de miles de millones de pesos por capricho, disuade la participación de empresas privadas serias en obra pública que nos urge.
AMLO no entiende que, por mucho, el gobierno no puede financiar simultáneamente infraestructura imprescindible y el gasto social que añora. Sigue sin comprender que por cada peso que el gobierno “invierte”, el sector privado invierte siete. No entiende que al generar tanta incertidumbre para la inversión privada se da un balazo en el pie. Al haber menos inversión habrá menos crecimiento, si hay menos crecimiento hay menos recaudación fiscal. Si piensa cumplir el superávit primario de 1% del PIB que prometió, tendrá que hacer fuertes reducciones adicionales al gasto público. Enfrentará el dilema de mantener disciplina fiscal o continuar con el gasto clientelar al que le apuesta para la consulta de revocación de mandato. Parece haber decidido que políticamente es mejor repartirles 3 mil 600 pesos a 28 ninis que gastar 100 mil operando a un niño con cáncer, pero aún para lo primero no le alcanza.
Hay un elemento adicional. Los pronósticos que vemos asumen que el resto del mundo permanecerá igual. No será así. Estamos al final de un inusual ciclo de crecimiento ininterrumpido por 10 años en la economía estadounidense. Éste coincide con la desaceleración simultánea de las economías de China, Europa y Japón. Si además se profundiza el conflicto comercial de Estados Unidos con China y Europa, o surge una crisis geopolítica con Irán o Corea del Norte, podríamos sufrir por el estancamiento de la economía mundial o por una recesión estadounidense.
Ojalá AMLO entendiera que le es clave aliarse con las empresas privadas ofreciendo certidumbre. Ya se lo dijo Coparmex. Ojalá viera la importancia de que el Estado invierta sus escasos recursos en forma inteligente, estratégica y selectiva. Debe inmediatamente reactivar las rondas en el sector energético para enviar la señal a las calificadoras de que en algún momento se detendrá el desplome en la producción de Pemex, y debe usar todos los recursos de la empresa sólo para actividades “aguas arriba” (exploración y extracción), dejando actividades de distribución y almacenamiento en manos privadas, al igual que la comercialización. CFE debe hacer lo inverso: dejar la actividad de generación en manos privadas, para dedicar sus recursos a distribuir y comercializar. Y, por último, urge que revierta la decisión de cancelar el NAIM. Nada cambiaría más el ambiente interno y externo que mostrarse capaz del pragmatismo implícito en hacerlo.
A AMLO se le acaba el tiempo. Considerando la crisis de seguridad que enfrenta, más la migratoria y humanitaria que se avecinan, haría bien en no ahorcarse él solo en lo económico.