››Nuevas versiones de viejos clásicos
Jan Smedh —de The English Bookshop de Upsala— me cuenta que a menudo llegan a la librería los hijos de los clientes habituales para que les digan “qué libros les regalan a sus padres para su cumpleaño o para Navidades”. Y que “muchos de esos lectores compran a ciegas cualquier recomendación que les hagamos en su librería de cabecera”.
Aunque en muchas librerías del mundo se estén recomendando libros por Twitter o por WhatsApp, se estén ofreciendo actividades o cursos que nunca antes habían tenido lugar en una librería o se estén ensayando tácticas de seducción totalmente inéditas, debajo de todas esas iniciativas laten las constantes de siempre, las que convierten a las librerías en librerías, como la recomendación personalísima o el conocimiento de los gustos de los sospechosos habituales.
No hay más que recordar todo lo que ocurrió entre las paredes de la Shakespeare & Company original de Silvia Beach entre 1919 y 1941 para entender que estamos ante nuevas versiones de viejos clásicos. En la librería de la rue de l’Odéon convivieron la venta y el préstamo de libros, las exposiciones, los recitales de música vanguardista, las lecturas y las tertulias, la edición del Ulises de Joyce (quien usó el local como espacio de cotrabajo o coworking), las visitas de Hemingway y los Scott Fitzgerald (para quienes la librería también era un bar) y el alojamiento improvisado en su sofá (bed sin breakfast).