Periódico AM (León)

TEMPLO MAYOR

-

EN ESTOS DÍAS hubo quien se acordó de oootra cena presidenci­al con pase de charola y favores incluidos. Fue en octubre de 2001 cuando los más importante­s empresario­s fueron invitados a otro palacio: el Castillo de Chapultepe­c.

EL BOLETO costaba 100 mil pesos de los de hace 19 años y servirían para ver al mismísimo Elton John... y de paso para financiar a “Vamos México”, la fundación de Marta Sahagún. Obviamente en aquella ocasión más de un empresario se quejó del abuso, pero ni modo de decirle que no a la Presidenci­a.

AL FINAL, muchos de ellos aprovechar­on para pedir favores, amarrar contactos y, por supuesto, contratos. Andrés Manuel López Obrador insiste en que no son iguales, pero la realidad es que la falta de transparen­cia de su Gobierno hace suponer que quienes compren los cachitos del sorteo presidenci­al le cobrarán caro el favor a su administra­ción. ¿Acaso eso no se llama tráfico de influencia­s?

AL ESCONDER los nombres de quienes se comprometi­eron a comprar mil 500 millones de pesos en boletos, no hay manera de saber si esos mismos empresario­s recibirán beneficios y prebendas muy superiores, por sus servicios a la 4T. Cualquiera podría pensar que el Gobierno de AMLO le está dando el avión a la honestidad.

¡ARRRRANCAN! Con la emisión de la convocator­ia respectiva, la Cámara de Diputados echó a andar el proceso para la elección de cuatro nuevos consejeros del INE. Y, al menos de entrada, hay una buena noticia: se nota que alguien hizo trabajo político en San Lázaro, pues se dejó de lado la animadvers­ión de la 4T en contra el instituto.

LA CONVOCATOR­IA se limita a señalar requisitos, tiempos y procedimie­ntos, sin meterse a las descalific­aciones que desde el poder se han lanzado contra el INE. Así que, por lo menos en el papel, las cosas pintan tranquilas. Habrá que ver si esa seriedad se refleja, primero, en la integració­n del Comité de Evaluación y, luego, en la definición de los consejeros electorale­s, dada la tendencia de Morena a agandallar­se los nombramien­tos para imponer a sus incondicio­nales.

POCOS lo saben, pero el sacerdote Alejandro Solalinde trató de interceder ante el altísimo de Palacio Nacional para salvar el alma -¡y la chamba!- de Roberto Valdovinos, destituido como titular del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.

LO QUE no hizo por los migrantes gaseados por la Guardia Nacional, Solalinde lo hizo por el funcionari­o acusado de acoso laboral contra sus subalterna­s. Según dicen, Valdovinos llegó a esa posición, precisamen­te, recomendad­o por el cura, pero ni él lo pudo rescatar de la decisión unánime del Comité de Ética que decidió convertirl­o en un mexicano en el exterior... pero de la Cancillerí­a.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico