La primera de las primeras
“A las niñas, mujeres, madres, hijas… hablen alto, necesitamos escuchar sus voces”, así agradecía Hildur Guðnadóttir, compositora islandesa el primer Óscar que 92 ediciones de la academia le daban a una mujer. 92 años. Un momento mágico que fue acompañado, también por primera vez para una mujer, por la directora de orquesta Eimear Noone que dirigió la música en vivo de la velada. 92 años. Hagan cuentas.
La cuestión es que apenas comienza a haber una especial atención al tema. Apenas se valora que haya equilibrio en la ecuación. A veces escucho que el tema del feminismo está sonando en bucle, en mi cabeza la respuesta es clara: ¿qué hubiera pasado durante 92 años no hubieras podido hablar? ¿No estarías deseoso de sacar todo lo que llevabas dentro?
Me gustaron Los Óscares. Me gustó que se hablara de ecologismo, de responsabilidad social, de un cambio en la equidad. Me gustó que premiaran a Parásitos. Me gustó que hubiera algunas preguntas de fondo a las nominadas y no solo sobre su vestido o su figura. Me gusta ese futuro que se plantea.
Cuando se hace el cambio, todo es cuestión de que vayan cayendo los naipes. Tan ligeros ellos. Tan pasajeros.
El arte es el mecanismo de marcar pauta a una sociedad que cambia a velocidad de tortuga. No obstante, al menos, a veces y en momentos tan puntuales como el que un auditorio se levante a reconocer el trabajo de una compositora… bueno, hace que la esperanza brille. Aunque fuese un poco. Aunque faltaran directoras. Aunque no cuadraran los números.
Todo es cuestión de tener paciencia, me decía mi abuela. Si lo que se vive hoy en día, no matase por violencia de género a tantísimas mujeres, yo tendría toda la paciencia del mundo. Solo tendría que soportar comentarios antipáticos y actitudes del siglo pasado. Solo eso.
Guðnadóttir, desde su discurso sencillo y destacando el apoyo de su familia, abre camino a tantísimas niñas para que encuentren en el idioma de la música la manera de llenar todos los rincones del planeta con su propia historia y talento.
Mucho, mucho talento hay ya. Solo hace falta la exposición para llegar más lejos.