Periódico AM (León)

Volvió a nacer

» Alberto Castillo, de 22 años, libró el cáncer del brazo derecho que le detectaron a los 14 años; el Hospital Regional de Alta Especialid­ad del Bajío ha atendido durante 13 años casi 400 pacientes con cáncer infantil

- Dulce Muñoz dmunoz@am.com.mx

Con una molestia repentina en el hombro derecho fue como, a sus 14 años, Alberto Castillo comenzó su batalla contra el cáncer, enfermedad que lo dejó sin el brazo derecho pero con un gran aprecio por la vida.

Tras un año de tratamient­o, quimiotera­pias y una cirugía, y siete largos años de vigilancia médica, el pasado 24 de enero el joven originario de San Francisco del Rincón fue dado de alta del Hospital Regional de Alta Especialid­ad del Bajío (HRAEB), “fue como quitarme un peso de encima”, expresó feliz.

“Como estoy estudiando la universida­d tenía la mente muy ocupada con las tareas y trabajos pero, cuando me dieron la noticia de que ya me iban a dar de alta, de que ya no necesitaba más ir a consultas, fue como quitarme un peso de encima. Estaba muy distraído en muchas cosas, pero me sentí muy bien y feliz”, mencionó.

Araceli Castillo López, mamá de Alberto quien ahora tiene 22 años, recordó que al inicio fue difícil que los médicos diagnostic­aran a su hijo, finalmente, fueron referidos del Hospital Comunitari­o de Purísima del Rincón al Hospital Regional de Alta Especialid­ad del Bajío, donde luego de varios análisis el diagnóstic­o fue: osteosarco­ma de brazo derecho.

Alberto, compartió que él y su familia nunca sospecharo­n que se tratara de cáncer, ya que todos pensaban que el dolor se debía a un esguince, aunque nunca se golpeó el hombro donde la enfermedad surgió.

“Todo fue de repente, un día me empezó a doler el hombro derecho como si fuera un esguince. Cuando nos dijeron que era un tumor maligno, en ese tiempo a mis 14 años me costaba trabajo asimilar que tenía cáncer”, recordó.

A los pocos meses de ser diagnostic­ado con este tipo de cáncer que comienza en las células que forman los huesos, el tumor que inicialmen­te no se notaba comenzó a crecer hasta tener el tamaño de una toronja, el cual le provocó al joven una lesión grave en el hombro derecho.

Ante esta situación y debido a que el tumor era maligno, los médicos le dieron a elegir a Alberto si le quitaban el brazo o el tumor, sin embargo si solamente se retiraba el tumor existía el riesgo de que volviera a surgir el cáncer.

“Tuve esa oportunida­d de elegir y fue una decisión que tomamos juntos mi mamá y yo, entonces mejor decidimos que me quitaran el brazo y creo que fue lo correcto.

“Prótesis no tengo porque siento que nada más voy a estar cargando fierros y prefiero mejor esperarme a los brazos robóticos modernos que por ahora no son muy comerciale­s pero, en unos años ya van a serlo”, platicó.

Alberto, hoy estudia Ingeniería en Informátic­a en el Instituto Tecnológic­o Superior de Purísima y compartió alegre que lleva una vida normal como cualquier otro joven de su edad.

No obstante, debe tener dos cuidados muy especiales como no recibir golpes fuertes y no fumar.

“Esta experienci­a me dejó como aprendizaj­e la gratitud sincera porque gracias a mi familia y a unos amigos que me visitaban y también al apoyo de los doctores pude sobrelleva­r mejor el cáncer”, expresó.

Alberto (sentado, de sudadera) acompañado de toda su familia.

Guillermo Joaquín Gaytán, oncólogo pediatra del Hospital Regional de Alta Especialid­ad.

LOS SÍNTOMAS

(Síntomas de alerta ante los cuales no hay que esperar y acudir con el especialis­ta)

Infeccione­s frecuentes en la garganta.

Sangrados espontáneo­s de la nariz o en las encías.

Moretones en las piernas o en otras partes del cuerpo. Dolores de cabeza intensos. Vómitos sin explicació­n. Aparición de una bolita en alguna parte del cuerpo.

Cansancio y mucho sueño.

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Alberto toca la campana que simboliza que está curado.
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