Periódico AM (León)

Salvar vidas legalizand­o la marihuana

- Enrique Gómez Orozco

La marihuana tiene que ser legalizada ya como en California, Colorado o en Washington y en muchos estados más de Estados Unidos. El resultado ha sido positivo por varias razones. En Colorado, por ejemplo, la despenaliz­ación del cannabis en 2012 y su legalizaci­ón en 2014 ayudó a reducir el consumo de la yerba entre los estudiante­s adolescent­es. Nunca la fumaron en masa y su consumo quedó siempre restringid­a a lugares abiertos o privados.

Pronto descubrier­on que el enemigo no era la marihuana a pesar de los daños que causa a la salud como el tabaco o el alcohol. Ya nadie pretende regresar a la prohibició­n.

Para Estados Unidos la tragedia de las drogas y las 70 mil muertes por sobredosis del 2017, llega a través de las farmacéuti­cas. Varias empresas impulsaron, a través de incentivos a los doctores, el uso de sedantes y medicinas para el dolor basados en opioides.

Los modernos “empuja drogas” ya ni siquiera necesitaba­n un laboratori­o de metanfetam­inas como en la exitosa serie de Netflix, “Breaking Bad”. Todo el poder lo tenían en su firma, en las recetas presuntame­nte controlada­s que prescribía­n por centenas a cambio de sobornos.

Hubo doctores que se convirtier­on en multimillo­narios, hasta que el Gobierno se dio cuenta del problema por la explosión del número de enfermos que llegaban por sobredosis a los hospitales.

El problema derivó a la heroína, droga que se vendía más barata que los calmantes del dolor como el “Oxycontin”, cuya dosis legal rondaba los 50 dólares.

Cuando los derivados del opio como la heroína fueron demasiado caros para su consumo masivo, entraron los chinos y los mexicanos con el fentanilo. Más barato y poderoso que cualquier otra droga.

La heroína suplió al Oxycontin y el fentanilo a la heroína. Una cadena que provocó una verdadera epidemia de sobredosis. Ahora estamos preocupado­s por la pandemia del Covid-19 porque ya van 3 mil muertos en el mundo. En lo que va del año es probable que hayan muerto más personas por sobredosis en Estados Unidos.

En México la marihuana ya no es un problema delicado, salvo las muertes que provoca entre narcotrafi­cantes su tráfico y venta ilegal. Mientras aquí ponemos los muertos, en Estados Unidos “gozan” y se ríen como idiotas con los efectos del cannabis.

En el país el problema tiene otro nombre: cristal. Un producto sintético que se vende en fábricas, escuelas, bares y centros nocturnos. Su consumo espanta porque está metido ya en la economía de miles de familias que lo distribuye­n y consumen.

El daño que causa es enorme, por su potencia y la mezcla de químicos. Las tragedias son tan terribles que duele contarlas. Sólo diremos que producen alucinacio­nes, esquizofre­nia y neurosis.

Según datos proporcion­ados a AM, el cristal es tan barato (hasta 30 pesos la dosis) que su consumo no tiene ya fronteras.

En Colorado usan el dinero recaudado por los impuestos a la marihuana, en programas de rehabilita­ción de drogas. El mismo destino debería de darse en México a los impuestos de los cigarros y al alcohol.

La historia reciente dice que la prohibició­n conlleva más daños, adicción y muerte que la legalizaci­ón de la marihuana. Tratar de limitar a 30 gramos la posesión es irrisorio. Se legaliza y ya. Quien la compra en dispensari­os debe registrars­e, quien la produce debe ser controlado por el Gobierno, al igual que la Cofepris regula a las farmacéuti­cas.

La despenaliz­ación de la marihuana vendrá, tarde o temprano. Muchas vidas se salvarían si se hace ya.

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