Periódico AM (León)

Lo que me han enseñado estos meses

- Maca Arena hola@macaarena.com

Escribo para no olvidar. No lo digo de manera poética, ni intento que sea así. La realidad es que tengo pésima memoria.

De verdad. El otro día leí un Tweet que decía algo así: “Iba haciendo scroll y leí un comentario que me causó mucha gracia. Miré a ver quién lo había escrito y me di cuenta que había sido yo hace año y medio”.

Esto podría pasarme perfectame­nte a mí, pero con un mes de distancia. Ya quisiera yo acordarme de lo que me pasaba hace un año.

Utilizo este espacio para compartir cosas. Porque de esto se trata, yo solo cuento cosas. No soy una persona que vaya por allí contando enseñanzas trascenden­tales.

No tengo las respuestas a las preguntas existencia­les, ni mías ni de nadie. Esas que te abruman un miércoles a las seis de la tarde. Solo cuento lo que voy aprendiend­o, para que un día dentro de un par de años lo lea como una persona extraña y quién sabe, a lo mejor aprendo algo nuevo.

Así que pondré por aquí las cosas que me han enseñado estos meses de confinamie­nto físico y mental. De manera aleatoria, porque así es la madurez cerebral.

Aprendí que nunca es bueno plantearte cambios importante­s en tu vida a partir de las tres de la mañana.

Nada bueno sale a partir de las tres de la mañana. Dormir es algo no negociable. Tomar dos tazas de té matcha es una buena idea; tres, no. Las amistades se valoran por el tiempo de calidad y no por los mensajes de WhatsApp.

Tener recuerdos bonitos de tu infancia es el mejor regalo que te pueden dar los padres.

Dar el salto a las “siguientes etapas de la vida” no es mala idea, siempre y cuando las hagas por ti misma y no por presión social. La distancia que te separa de las personas que quieres, puede acortarse si te interesas por su día a día.

Decir “te extraño” puede ser sinónimo de “te quiero”, pero escuchar un “te extraño” puede sonar a reclamo.

Eres lo que comes es una sabia filosofía de vida. Hacer ejercicio te ayuda a ser feliz, lo dicen mucho por allí, pero debería decirse más.

El trabajo no es lo más importante, pero hacer algo que te guste sí que lo es. La gente hará y dirá cosas incongruen­tes, aceptarlo te dará paz.

El mayor problema de la sociedad actual, y aún más de la política, es que se puede mentir sin tener consecuenc­ias. Hay personas que se creen sus propias mentiras. Es inútil tratar de que vean la verdad.

Las críticas de mala manera no son efectivas. La inteligenc­ia emocional debería de ser la meta principal de cualquier persona. Saber estar contigo misma es otro regalo que nos podemos hacer de manera gratuita. Leer es viajar sin romper las leyes sanitarias.

La naturaleza es al alma lo que el oxígeno a los pulmones. Mirar el atardecer esta infravalor­ado, ya lo decía mi abuela y tenía la boca llena de razón. Bailar sola en tu cuarto es sinónimo de salud mental.

Cada día es una oportunida­d perfecta para volver a empezar.

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