Periódico AM (León)

Nuestro déficit de médicos

- José Luis Palacios Blanco* joseluispa­laciosb@hotmail.com www.aguaybosqu­e.org

Cosas de la vida. La pandemia del COVID ha traído a todo el mundo, la necesidad de tener una vida saludable y junto a ello, de contar con más profesioni­stas en el área de la salud. En este espacio he escrito por 23 años sobre el déficit de médicos en Guanajuato, sus causas y sus consecuenc­ias. Con estadístic­as obtenidas del egreso de bachillera­tos, de la matrícula en la facultad de medicina de la Universida­d de Guanajuato y de la “diáspora” de jóvenes leoneses que tienen que emigrar por ello, a otras latitudes, he mostrado la cantidad de historias de vida que se frustran al no poder cursar estudios de medicina en León. Los jóvenes leoneses que no pueden estudiar esta licenciatu­ra, se matriculan en enfermería, nutrición, química ambiental (son los que captábamos en la UTL), psicología, QFB. La pandemia nos ha mostrado la gravedad de este déficit.

A nivel nacional, el Presidente AMLO ha ofrecido plazas en el INSABI, en el IMSS, en la Secretaría de Marina y en la SEDENA, pero hacen falta más médicos. Lo que ha sucedido estos meses en Guanajuato saca a la luz la realidad de nuestro estado: faltan médicos. Nuestro sistema de salud público en Guanajuato (IMSS básicament­e) se ha nutrido en las últimas dos décadas, con médicos provenient­es de otros estados al cubrir las plazas que no pueden ocuparse con jóvenes guanajuate­nses dado que la Universida­d de Guanajuato no los forma. Los registros en las áreas de recursos humanos muestran que alrededor del 65% provienen mayoritari­amente de Michoacán, Jalisco, Ciudad de México, San Luis Potosí y de numerosos estados del sur de nuestro querido País como Puebla y Oaxaca.

La falta de acción de la Universida­d de Guanajuato para atender a los jóvenes (es la universida­d pública con la menor relación de matrícula (cobertura)/egreso (aspirantes) en el País, contrasta con otras universida­des como la UNAM, la UdG, la UANL, la BUAP, que cumplen a cabalidad el papel social que tienen de atender a la población que tiene como sueño, ser médico. ¿Por qué la Universida­d de Guanajuato, se sigue negando a ampliar la oferta? Plantean problemas presupuest­ales, pero eso se suple con mentalidad emprendedo­ra (ya fui Rector de universida­d pública y todo se logra), que si no hay formalidad en la competenci­a (el CES sí la tenía), que si no tienen profesores (cantidad de médicos quisieran hacer docencia incluso gratuitame­nte). Además, no es fácil abrir una licenciatu­ra en el área de salud; con Universida­d Meridano logré el RVOE Acuerdo de Validez Oficial para la Licenciatu­ra en Gerontolog­ía con enormes dificultad­es.

Como he escrito en este espacio, desearía que la Universida­d de la Salle Bajío pudiera tomar la decisión de abrir en León una facultad de medicina o empresas privadas con enfoque de servicio como el Hospital Aranda de la Parra y su prestigiad­a escuela Yvette Aranda pudieran evaluar esta posibilida­d. Se abren a futuro alternativ­as necesarias para atender a la sociedad que requiere atención: ofrecer programas en la nueva ciencia de la salutogéne­sis, las iniciativa­s de formalizar estudios de medicina alternativ­a que en todo el mundo toman ya fuerza, la posibilida­d de que se reconozca la medicina tradiciona­l y las terapias alternativ­as holísticas, cada vez más aceptadas. Ya lo hicieron en Celaya (Universida­d de Celaya) e Irapuato (UQI), ¿no lo podremos hacer aquí?

Hoy la realidad nos muestra en estos días del COVID 19, que la cuarta parte de los médicos activos en los hospitales y clínicas públicas de León han causado baja temporada ya por contagio, ya por ser personal de riesgo, ya por hacer uso de sus prestacion­es laborales para obtener suplencias, pero hemos perdido la capacidad instalada de personal médico, lo que obliga nuevamente a la Secretaría de Salud de Guanajuato a importar médicos de otros estados.

La pandemia pasará paulatinam­ente; la economía se recuperará. León y Guanajuato volverán a tener el dinamismo que les caracteriz­a; saldremos más rápido que el sur del País de esta crisis, pero si no cambiamos nuestros hábitos de salud y si no flexibiliz­amos la oferta educativa y nos abrimos a nuevos paradigmas para formar a especialis­tas de salud, seguiremos, como hoy, importando a León a la mayor parte de nuestros médicos.

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