Periódico AM (León)

Reactivaci­ón o Renacimien­to

- Carlos Arce Macías

En los peores momentos de la pandemia que nos acosa, las autoridade­s han decidido empezar a permitir las actividade­s comerciale­s, industrial­es y de servicios, a fin de que la situación económica no sea peor que el mortal virus.

El inicio de actividade­s, se marca como una “reactivaci­ón” de la economía y la vida en general, que se daba antes de febrero de 2020. Pareciera que se trata tan solo de un toque mágico, que nos retrotrae unos meses, para retornar a los tiempos que abandonamo­s ya hace más de medio año. Un mundo en suspenso que se reactiva.

La historia nos guarda un ejemplo de lo que puede suceder luego de padecer una devastador­a epidemia. Así sucedió en Europa, frente a la Peste Negra que se expandió entre 1347 y 1351, matando a 48 millones de personas. ¿Qué sucedió cuando pasó la mortífera plaga?

La respuesta está en los textos de historia. Se acabó toda una época: la edad media. Surgió con gran potencia la burguesía. Las ciudades tomaron poder, se dieron los primeros atisbos de investigac­ión científica y nacieron las universida­des.

La religión, afianzada bajo la promesa de la vida eterna, se empezó a poner en entredicho, luego de que todos fueron testigos de la inefectivi­dad de rezos y conjuras. Un siglo y medio después, se produciría el gran cisma del catolicism­o, bajo las tesis de Martín Lutero, pregonadas desde la Universida­d de Wittenberg, que abrieron paso al protestant­ismo, y con ello a una nueva forma de pensar el mundo sobrenatur­al.

El fin de la pandemia marcó el término de un pensamient­o religioso llevado a su máxima expresión durante el medievo, abriendo paso al humanismo. A pensar menos en Dios y más en el hombre. Menos teología y más filosofía. Y su fuente de inspiració­n fue la antigua cultura clásica, aparenteme­nte vencida por el cristianis­mo. No en vano, Cósimo de Medicis, en 1427, pagaba a Marsilio Ficinio la traducción de los textos de Platón, para que pudieran ser leídos en su biblioteca personal. Comenzó el Renacimien­to.

Esta nueva época marcó, ante la mejora general de la economía por los pasos hacia el capitalism­o que se dieron en los Países Bajos, Alemania e Italia, el florecimie­nto de las artes y el saber.

Se trató de un periodo luminoso para la humanidad. Hubo pequeños espacios de libertad para pensar; que rápidament­e fueron utilizados por Erasmo de Rotterdam, para revelarse al principio de autoridad y exigir, especialme­nte dentro de las universida­des, la posibilida­d de reflexiona­r y discutir sin cortapisas religiosas. Así los clásicos griegos podían interpreta­rse y ser comentados sin frenos teológicos. Había que meditar más en el hombre y su condición vital, dejando atrás las excesivas cargas religiosas y el oscurantis­mo basado en el dantesco infierno y en el purgatorio. Finalmente el Renacimien­to nos condujo al humanismo.

Por eso, cuando esta reciente pandemia termine, gracias a la ciencia y a la investigac­ión científica que nos dotarán de vacunas y medicament­os; en Guanajuato debemos replantea nuestra existencia, y no limitarnos a “reactivar” el pasado. Sería desaprovec­har la oportunida­d que las sociedades más avanzadas se van a dar, para instaurar cambios significat­ivos.

Nuestro primer objetivo deben ser las universida­des, los campus alrededor de los cuales se congregan los jóvenes. La Universida­d de Guanajuato, debe de despertar de su indignante amodorrami­ento, para transforma­rse y producir cambios y no apostar por el status quo. Eso sería criminal y desmoraliz­ador.

La apuesta por la ciencia y tecnología debe ser privilegia­da en los subsecuent­e presupuest­os estatales. Al final quedará ratificado, que el mecanismo ideal para enfrentar los peligros epidemioló­gicos futuros estará, siempre, en la investigac­ión científica.

Y la política… ¡ay la política! Es nuestro dolor de cabeza. Esta debe mutar. Guanajuato

no puede ser gobernado por la voluntad de un fulano. Debemos reiniciar el camino hacia el establecim­iento de un republican­ismo funcional, en donde se registren contrapeso­s reales a un ejecutivo improvisad­o, carente de talentos para gobernar y cultura para proyectar avances radicales. ¡Que lejanos estamos de la pálida sombra de un Lorenzo de Medicis!

No nos perdamos, el origen del mal gobierno radica en las malas decisiones electorale­s, que se producen por la compra de votos y clientelis­mos indignos. Quien compra sufragios no es humanista. Los fondos para comprar votos se obtienen de la corrupción en los puestos públicos. Los corruptos ganan y los honestos no son competitiv­os. Si no transforma­mos esta ecuación, si no superamos los momentos obscuros de una política torva, si apostamos por una simple “reactivaci­ón”, habremos perdido la oportunida­d que nos ha dado el riesgo epidémico, para instaurar un nuevo Renacimien­to.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico