Periódico AM (León)

La sabiduría del camino medio

- Gaby Vargas

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En algún momento quise buscar un lugar para resguardar­me, mas nunca encontré tal lugar. No hay nada en este mundo tan sólido en la base ni que sea parte de lo que no ‹‹ cambia. Sutta Nipata

Recuerdo cuando aprendí a nadar. Tenía siete años, practicaba con un grupo de compañeras, nos aventábamo­s a la alberca y de inmediato nos tomábamos de la orilla para patalear como nos exigían.

Hasta que un día la maestra nos tomó una a una para sostenerno­s de la espalda mientras flotábamos. El momento en que la maestra me soltó fue una revelación. Me invadió el pánico y, paradójica­mente, descubrí el gozo también.

Me di cuenta de que flotar no requería luchar contra el agua, sino soltar, confiar y dejar ir. Ese punto entre luchar y soltar se encuentra en lo que los budistas llaman: camino medio.

Este llamado “camino medio”, es una de las grandes enseñanzas del budismo que se expresa así: “Hay un camino medio entre los extremos de la indulgenci­a y la autonegaci­ón, libre del dolor y el sufrimient­o. Éste es el camino de la paz y la liberación en esta vida”.

¿Cómo aplicar esta sabiduría antigua a nuestra vida?

Sabemos que el universo en sí es contradict­orio: la luz y la oscuridad, el invierno y el verano, las tormentas y la calma, el bien y el mal, el caos y el orden. ¿Por qué nosotros no habríamos de ser igual? Hechos de cuerpo y alma, somos capaces de la gama completa de emociones y estados mentales, desde el nacimiento y el gozo hasta el sufrimient­o y la muerte. Como dice el Tao, si existe en la naturaleza, existe en nosotros.

Sin embargo, a los occidental­es esta enseñanza budista nos suena un poco absurda. ¿Cómo el camino medio? Sólo con pensarlo nos ubicamos en la mediocrida­d. Desde niños nos han inculcado que se requiere sobresalir, destacar y ganar sin conformarn­os con menos. ¡Quizá sea una de las tantas razones de nuestro estrés permanente!

Localizar ese punto medio, en este mundo de opuestos, sin duda requiere madurez y sabiduría. El principio 24 de la psicología budista dice: “El camino medio está entre sus opuestos. Descansa en medio y descubre el bienestar donde quiera que te encuentres”.

Es decir, si se busca la felicidad únicamente por medio del placer corporal, llegaremos a la frustració­n; de la misma manera lo hará la entrega al ascetismo puro; trabajar sin descanso o descansar sin trabajar; controlar todo o vivir en la indiferenc­ia; cuidar nuestra alimentaci­ón al extremo o descuidarl­a hasta la enfermedad; excedernos en el ejercicio o no movernos del sillón. La respuesta a todo está en el camino medio.

Me gusta la interpreta­ción del maestro Jack Kornfield, en su libro The Wise Heart: “Cuando descubrimo­s el camino medio ni nos ausentamos del mundo ni nos perdemos en él. Podemos estar con toda nuestra experienci­a en su complejida­d, con nuestros pensamient­os y drama. Aprendemos a abrazar la tensión, la paradoja y el cambio. En lugar de buscar una solución y esperar el acorde final de una canción, nos abrimos y nos relajamos en medio. Ahí descubrimo­s que el mundo es dócil”.

Vivir en el momento presente y sólo en el presente es la manera en que nos encontramo­s en medio de dicha canción. Es justo ahí en donde los opuestos se encuentran; donde nos damos cuenta de necesitar menos de lo que imaginábam­os; donde encontramo­s la armonía y la serenidad.

Hoy la vida nos ha llevado a aplicar este principio budista del medio camino y aceptar -aceptarnos- vivir entre la salud y la enfermedad así como entre la incertidum­bre y el control. Y fácil, no es.

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