Águila Canacintra 2020
Hace ocho días recibí una llamada de la ciudad de México que me enlazó con J. Enoch Castellanos Férez, presidente nacional de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación -Canacintra-, comentándome que por sexta ocasión harían entrega del premio “Águila Canacintra al Mérito Legislativo 2020”, el cual tiene como objetivo valorar y reconocer la labor de los integrantes del Poder Legislativo, así como su aportación al desarrollo económico, político y social del país, acentuando especialmente el compromiso de los legisladores de ambas Cámaras del Congreso de la Unión con el desarrollo de la industria nacional.
Luego en el oficio que me envió, decía que dicho premio es el símbolo que representa el reconocimiento al compromiso, la entrega y la visión de un México capaz de adaptarse a los tiempos actuales y complejos en donde la constante permanente es el cambio. En el mismo texto me invitaba a asistir a la ceremonia de entrega en calidad de Legislador Premiado el pasado miércoles 25 de noviembre y de lo que allí expresé al recibir dicha distinción quiero comentarles.
El presidium lo componían cuatro directivos y una jurado, así como 26 legisladores galardonados, senadores y diputados de diferentes partidos políticos, entre ellos nuestro Coordinador y Exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, quien recibió también el galardón.
Después de recibir de manos del Presidente Enoch Castellanos el Águila Canacintra, dije al presidium y al auditorio, que al tenor de un guanajuatense distinguido Don Pedro Vargas, expresaba mis sentimientos, que me encontraba muy agradecido, muy agradecido y muy agradecido.
Mencioné que compartía el reconocimiento con mi esposa Elvia, familia y amigos de la bolita, con mi Partido Acción Nacional, con mi Distrito 05 en León, con mis colaboradores en Guanajuato, en el Congreso, en la Fundación Miguel Estrada Iturbide, y sentidamente, muy sentidamente, con mis colegas médicos y otros profesionales de la salud, que día a día están dando la cara por nuestro país y por nuestra sociedad, solicitando y obteniendo de toda la comunidad allí presente, un caluroso aplauso para ellos.
Recordé que en la etapa electoral me propuse promover leyes orientadas al bien común, para una sociedad más ordenada, equitativa, con justicia y participación social. Canacintra es un ejemplo de la participación entre empresas, pueblo y gobierno, es un punto de encuentro, enhorabuena y agradecí de nueva cuenta.
Comenté que recibía el galardón inmerso en una sociedad del conocimiento, que no significa que sepamos mucho, sino que estamos cada vez más conscientes de nuestro no saber y que debemos aprender a progresar gestionando el desconocimiento en sus diversas aristas: la inseguridad, el riesgo, la verosimilitud y la incertidumbre.
Dije que vivimos confrontaciones políticas por valoraciones distintas del no saber o de la inseguridad del saber -a medias-: en nuestro México hoy están compitiendo diferentes valoraciones del miedo, la esperanza, la ilusión, las expectativas, la confianza y las crisis como la pandemia, la económica y la de inseguridad.
Señale que como demócrata tenía la convicción de que solo desde la libertad podremos asegurar la libertad. Como partidario de una institucionalidad republicana cierto estaba que solo dentro de un Estado de derecho que coloque al ser humano en el centro, que garantice la separación de los poderes, que garantice la libre expresión de las ideas sin consideralos sus enemigos, y que respete los derechos fundamentales es que nos desarrollaríamos como ciudadanos libres y responsables.
Sostuve que la pasión por eervir es mi divisa y que creía que debiera ser de todos los políticos. Concluí citando el lema de mi alma mater, la Universidad de Guanajuato, que dice estimados lectores que la ¡La Verdad Os Hará Libres!
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