Periódico AM (León)

Un viejo muy audaz

- Enrique Gómez Orozco

Joe Biden sabe lo que debe hacer un buen presidente: compromete­r todos sus esfuerzos hacia el futuro. Con una iniciativa que no se veía desde hace 60 años, propone invertir 2 billones de dólares en infraestru­ctura. Su proyecto incluye la renovación de puentes, carreteras y aeropuerto­s. También el desarrollo de una red de 500 mil estaciones de carga para autos eléctricos.

La lista es larga: apoyos sociales para el cuidado de los adultos mayores y la infancia; estímulos fiscales a la investigac­ión y desarrollo de nuevas tecnología­s y banda ancha. A sus 78 años es el presidente más viejo y audaz que haya tenido nuestro vecino desde John F. Kennedy.

¿De dónde sacará dinero el gobierno que tiene enormes déficits? Del futuro. Todas las inversione­s habidas y por haber tienen una sola fuente de pago: el porvenir. La duración del plan es de ocho años, lo que duraría su mandato si es reelecto. La mitad de los recursos serán recaudados con el aumento de la tasa de impuestos a las empresas del 21 al 28%. El resto, y más, serán producto del crecimient­o que tendrá la economía con esa y otras inversione­s.

Como el entusiasmo por construir es contagioso, Estados Unidos atraerá, de nueva cuenta, miles de empresas de todo el mundo. Europa envejece y no encuentra el camino de la renovación porque buena parte del tiempo la pasan sus países discutiend­o qué parte le toca a cada quién. China tiene la población y las dimensione­s para seguir creciendo, en franca competenci­a por convertirs­e a finales de la década en la economía más grande del mundo.

Aquí se nos va el tren en guerras absurdas entre el gobernante e imaginario­s “adversario­s conservado­res” cuando lo que necesita el país es unidad, confianza e inversión. El despliegue de obra pública que pretende Biden, es como una locomotora que jalaría a nuestro país con el T-MEC. Pero en lugar de eso, peleamos por industrias viejas y maloliente­s como la generación de electricid­ad con combustóle­o.

Buena parte de la inversión en tecnología será para atender el cambio climático. Pronto podremos generar y almacenar electricid­ad desde fuentes renovables. Con cada desgracia climática como huracanes, sequías e inundacion­es, la opinión pública mundial presionará a los gobiernos para que tomen acciones radicales. Trump fue una pesadilla, la 4T y Bartlett son nuestra pesadilla pero pronto el reloj de las relaciones dentro del T-MEC sonará la alarma y marcará la hora en que deben despertar los fósiles de Morena.

La carrera no durará más de los ocho años del proyecto de Biden. Por eso otro de los grandes proyectos incluidos en la propuesta es transforma­r la red eléctrica de Norteaméri­ca. México podría exportar más electricid­ad desde los estados del noroeste como lo hacen en Baja California con los aerogenera­dores de la Rumorosa, esos que “afean el paisaje” según López Obrador. Cemex, la multinacio­nal mexicana del cemento, será beneficiad­a con toda la obra y el crecimient­o del vecino. Igual debería ser la estrategia nacional para, de una vez por todas, acabar de integrarno­s a Norteaméri­ca en lo económico. Es un tren que seríamos muy tontos en dejar pasar.

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