Periódico AM (León)

Cimbra reportaje sobre Metro a 4T

Culpan de la tragedia a las prisas por inaugurar la Línea 12

- N. Kitroeff, M. Abi-Habib, J. Glanz, O. Lopez, W. Cai, E. Grothjan, M. Peyton y A. Cegarra

La investigac­ión sobre la Línea 12 del Metro, realizada por The New York Times, tras la muerte de 26 personas por el desplome del tramo elevado en la estación Olivos, cimbró a la llamada Cuarta Transforma­ción.

A 40 días del hecho que dejó además 100 lesionados, Marcelo Ebrard, actual Secretario de Relaciones Exteriores, y Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno, reaccionar­on a la investigac­ión del medio.

Esta señala que el tramo de la Línea 12 habría colapsado porque pernos metálicos vitales para sostener el viaducto elevado no fueron soldados de manera adecuada, entre prisas por inaugurar la obra antes de terminar el sexenio de Marcelo Ebrard como Jefe de Gobierno.

El diario destaca que el tramo fue construido por una empresa propiedad de Carlos Slim, quien actualment­e participa en las obras del Tren Maya.

Sheinbaum no afirmó ni rechazó la informació­n sobre los peritajes, responsabi­lidades y causas del desplome, pero se deslindó de que su Administra­ción hubiera filtrado datos de las indagatori­as.

Además, cuestionó la motivación del diario.

“Ha buscado confrontar a la 4a Transforma­ción”, señaló la Jefa de Gobierno.

Ebrard respondió después con una carta que publicó en sus cuentas oficiales y afirmó que se mantiene la incógnita de si la Administra­ción de su sucesor Miguel Ángel Mancera (2012-2018) realizó los mantenimie­ntos necesarios para evitar el colapso, que ocurrió el 3 de mayo.

Aseguró que la gestación y construcci­ón de la “Línea Dorada” puede conocerse a través de documentos públicos.

Enrique Horcasitas, el director del proyecto de la Línea 12, afirmó que las empresas se enfrentarí­an a una multa de 120 millones dólares si no entregaba la obra antes de que finalizara el mandato de Ebrard, aseguró el medio neoyorquin­o.

Era una cálida noche de mayo, Tania Lezama Salgado subió al Metro con su hermana Nancy. Habían pasado horas buscando el vestido rosa más espectacul­ar y los zapatos más brillantes para su fiesta de quince años.

Tania se había acostumbra­do a los chirridos y sacudidas del metro, pero esa noche, al atravesar un paso elevado a toda velocidad —tironeando con violencia y más rápido de lo que ella recordaba— algo se sentía distinto.

De pronto escuchó un gran estallido, luego los gritos mientras el viaducto colapsaba y el tren se desplomó unos 12 metros sobre la calle de abajo.

Cuando Tania volvió en sí, su cuello estaba atrapado entre las puertas del Metro, con la cabeza asomando entre los escombros y el olor de la sangre invadiéndo­le la nariz.

Encima de ella había cuerpos desparrama­dos. Sus manos sintieron lo que parecían ser los tirantes de la mochila de su hermana. Al estirar, dijo, descubrió que se trataba de las vísceras de otro pasajero.

Ahora Tania pasa los días en el hospital sin poder caminar, con la pelvis hecha añicos y sujeta con un artilugio de metal. Cuatro tornillos sobresalen de cada costado de su cuerpo. Encima de su cama de hospital hay una foto de su hermana Nancy, de 22 años, una de las 26 personas que murieron en el desplome del metro aquella noche.

Fallos de varios años

Poco después, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que se presenta como defensor de los pobres y enemigo de las élites, pidió disculpas a las familias de las víctimas y solicitó paciencia mientras los funcionari­os averiguaba­n qué había salido mal y de quién era la culpa.

“En el caso de lo de la Línea del Metro, los más afectados”, dijo durante una conferenci­a de prensa el martes, “gente humilde, trabajador­a, buena, entiende de que estas cosas desgraciad­amente suceden”.

Pero una investigac­ión de The New York Times —basada en documentos gubernamen­tales que abarcan varios años, entrevista­s con personas que trabajaron en la construcci­ón y análisis de la evidencia del lugar del siniestro realizado por expertos— ha encontrado graves fallos en la construcci­ón del metro que parecen haber causado directamen­te el colapso.

La tragedia ya se ha convertido en una crisis política que podría afectar a dos de las figuras más poderosas del País: Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores del presidente, y Carlos Slim, uno de los empresario­s más ricos del mundo.

Ebrard era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México cuando se construyó la nueva línea del Metro, conocida como “Línea dorada”, una expansión muy anunciada del segundo sistema de metro más grande de América, una iniciativa que podría impulsar sus credencial­es como presidenci­able. Y la empresa constructo­ra de Slim, Carso Infraestru­ctura y Construcci­ón, llevó a cabo el tramo de la línea que colapsó. Era el primer proyecto ferroviari­o de la compañía, que allanaba el camino para otros más.

Fallaron los pernos

El Times tomó miles de fotografía­s del sitio del siniestro y compartió las pruebas con varios ingenieros expertos que llegaron a la misma conclusión: los pernos metálicos que eran cruciales para la solidez del viaducto —y que servían como base de toda la estructura— parecen haber fallado debido a soldadura deficiente, falla grave que probableme­nte causó el choque.

Esa es una de las principale­s explicacio­nes que manejan los funcionari­os de la Ciudad de México, según varias personas con conocimien­to de las averiguaci­ones oficiales sobre el desastre. Explicació­n que resalta un patrón de oportunism­o político y obras descuidada­s durante la construcci­ón del metro.

Así piensan los ingenieros que colapsó el viaducto, según la evidencia inicial. La vía elevada era sostenida por trabes de acero, pero no estaban hechas para sostenerla por sí solas.

Para reforzar la estructura, unos pernos metálicos unían el acero a una losa de concreto. El acero y el concreto son mucho más fuertes cuando actúan como una sola unidad.

Los pernos metálicos fueron soldados al acero, lo que que debería haber formado una unión casi indestruct­ible. Sin embargo, las fotos de los escombros sugieren que la soldadura se hizo de manera deficiente, un fallo grave de construcci­ón.

Otro indicio de fabricació­n deficiente: durante la instalació­n, los trabajador­es no retiraron muchos de los anillos de cerámica que van alrededor de los pernos metálicos.

Al final, las imágenes muestran que las soldaduras dieron de sí y los pernos se soltaron del acero, según muestran las fotografía­s.

En el último viaje del tren es probable que hubiera secciones del concreto desconecta­das, que simplement­e descansaba­n sobre las trabes de acero. Estas no habían sido diseñadas para soportar el peso por sí solas.

Esa noche, cuando el vagón en el que iban Tania y Nancy pasó por ahí, el acero dio de sí. La evidencia inicial no es concluyent­e sobre lo que pasó después, pero sugiere que las trabes pudieron haberse deslizado hacia adentro y el soporte cruzado que las sostenía cedió.

En cuestión de segundos todo el tramo colapsó. El tren cayó unos 12 metros sobre una arteria vial.

Trabaja Carlos Slim en el Tren Maya

Ahora, la misma empresa propiedad de Slim construye una parte importante de otro proyecto emblemátic­o, un tren de 1,500 kilómetros que López Obrador promueve y que se supone que modernizar­á el sur de México y ayudará a consolidar su legado presidenci­al. Pero algunos ingenieros que trabajan en la obra dicen que enfrentan problemas similares a los que se presentaro­n cuando construyer­on el metro que colapsó.

El Times ha revisado miles de páginas de documentos internos, tanto gubernamen­tales como corporativ­os, sobre la problemáti­ca historia de la línea y encontró más de una década de advertenci­as y alertas de seguridad antes del desplome.

• Con apuro para terminar, la ciudad exigió que las empresas constructo­ras abrieran el metro mucho antes de concluido el mandato de Ebrard como jefe de Gobierno en 2012. La premura condujo a un proceso frenético de construcci­ón que empezó antes de que se completara un plan ejecutivo y produjo una línea de metro con fallos desde el inicio. La indignació­n por las deficienci­as fue tan intensa que Ebrard terminó por irse a vivir al extranjero durante 14 meses, dejando atrás lo que llamó una “cacería política”.

• Auditores federales encontraro­n que las autoridade­s de la ciudad “autorizaro­n de trabajos de mala calidad” [SIC], incluso durante la construcci­ón de la línea. La certificac­ión del metro se produjo menos de una hora antes que se inaugurara, a pesar de que faltaban por completar miles de piezas de trabajo, según una investigac­ión de 2014 de la Asamblea Legislativ­a de la ciudad.

• Durante una inspección después del gran terremoto de 2017, la ciudad detectó fallos en la construcci­ón original del tramo hecho por la empresa de Slim, entre ellos destaca el vaciado incorrecto de concreto y componente­s de acero faltantes, según un informe gubernamen­tal de 2017 que hasta ahora no se había difundido.

Un proyecto social con prisa

La noche del siniestro, Tania dijo que el Metro temblaba tanto que “como que bailaba”.

Esa misma frase se había empleado siete años atrás, cuando los funcionari­os locales se alarmaron tanto ante la llamada Línea 12 que cerraron un tramo en marzo de 2014, apenas 17 meses después de inaugurada.

“La línea está bailando”, dijo Joel Ortega, director del metro por aquel entonces. Comentó “que casi el tren estaba flotando sobre la vía”.

El día de agosto de 2007 en que Ebrard anunció la nueva línea del Metro, la bautizó “Línea dorada” y prometió construir el tramo más moderno de metro en América Latina, con acceso para pasajeros discapacit­ados, internet, centros de cuidado infantil e incluso un museo.

Ebrard prometió que la línea cambiaría la vida de los pobres y marginados, algo que ofrecía al jefe de gobierno la oportunida­d de dejar huella en la capital mexicana.

“Fue un gran proyecto social”, dijo Moisés Poblanno, que entonces trabajaba para Ebrard y sigue siendo un colaborado­r cercano. “Marcelo hizo muchas cosas en su gobierno, pero la más importante, desde lejos, fue la Línea 12”.

Sus ambiciones avanzaban en paralelo con las de otro gigante de la sociedad mexicana: Slim, el magnate que buscaba hacer crecer su imperio hacia la lucrativa industria ferroviari­a. Las obras de la Línea 12 eran los primeros pasos de su empresa en el sector.

“Siempre tengo la intención de ir acumulando experienci­a curricular”, dijo Antonio Gómez García, director general de Grupo Carso, el extenso conglomera­do de Slim. “Participar en la línea, en cualquier concurso de este tipo y ganarlo, te permite participar en los siguientes”.

Pero pronto surgieron problemas importante­s con el metro. En un intento por terminar antes de que Ebrard saliera del cargo, la ciudad compró trenes que llegaron rápidament­e pero que no eran compatible­s con el riel: las ruedas no encajaban de manera adecuada con la vía. El resultado era un golpeteo constante que torcía y rasguñaba lo que debía ser una vía lisa de acero.

Deficienci­as habían sido enumeradas

Menos de un año después de certificar la seguridad de la línea, los auditores produjeron un informe que documentab­a una letanía de deficienci­as: piezas fisuradas y rotas, vías deformadas y una presión incesante en la estructura.

El daño se había vuelto tan severo que, como explicó Ortega durante una comparecen­cia después del cierre de la línea, “pone en riesgo la seguridad de los usuarios”. Luego de más de un año de reparacion­es, la ciudad la reabrió en 2015. Pero las dificultad­es persistier­on y las preocupaci­ones se intensific­aron después del espantoso sismo de 2017.

Algunos temían que las fallas, ocultas en lo profundo de la estructura, no se hubieran resuelto.

“Esta línea nació con cáncer”, dijo Jorge Gaviño, el director del Metro durante el sismo de 2017. “La definición de vicios ocultos es que no los ves, todos está bien por encima, pero debajo hay situacione­s ocultas”.

En una declaració­n para el Times, Ebrard dijo que los “detalles observados” durante la construcci­ón de la línea del metro no afectaron su operación. Insinuó que la causa del colapso pudiera estar relacionad­a con el mantenimie­nto, al indicar que era imposible saber si su sucesor “realizó toda la labor de mantenimie­nto requerida en caso de sismos de cierta magnitud”.

“La Línea 12, que durante años ha beneficiad­o a millones de personas, es quizás la obra pública más auditada y documentad­a en la historia de México”, aseveró Ebrard.

Pero la evidencia del lugar del siniestro muestra que los fallos de la línea eran de índole mucho más profunda que el mantenimie­nto.

Bajo las vías, la línea que transporta­ba a más de un cuarto de millón de personas por toda la capital mexicana diariament­e, se sostenía con junturas como pernos. Al estar soldados en el acero y revestidos de concreto, creaban una estructura mucho más fuerte que ambos materiales de forma individual.

La solidez del viaducto dependía de dichos pernos: eran un conector vital para que se mantuviera intacto.

Pero las fotografía­s de los escombros indican un fallo fundamenta­l de construcci­ón: las soldaduras que sostenían todo eran demasiado débiles. Las imágenes muestran que los pernos se degollaron, separándos­e del resto del acero, y crearon lo que según los ingenieros era una estructura inestable incapaz de soportar el tren.

“Una soldadura de buena calidad no habría fallado de ese modo”, dijo Gary J. Klein, integrante de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos y ejecutivo de Wiss, Janney, Elstner, una empresa que se dedica a estudiar fallos de construcci­ón.

Los pernos se manipularo­n sin cuidado y con poca atención al detalle, comentaron los ingenieros que revisaron las fotografía­s. Un error evidente: los trabajador­es jamás retiraron los anillos de cerámica alrededor de los pernos que los sostienen durante la instalació­n. Pueden observarse más de una decena de dichos anillos incrustado­s en las losas de concreto que colapsaron aquella noche.

Además de eso, la instalació­n de los pernos era tan irregular que parecía más la improvisac­ión de una cuadrilla que la adherencia estricta a un plan de construcci­ón, de acuerdo con los ingenieros que revisaron las fotografía­s.

›› Esta línea nació con cáncer. La definición de vicios ocultos es que no los ves, todos está bien por encima, pero debajo hay situacione­s ocultas.‹‹

Jorge Gaviño, ex director del Metro.

›› Una soldadura de buena calidad no habría fallado de ese modo.‹‹

Gary J. Klein, integrante de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos.

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Foto: The New York Times Imagen de uno de los gráficos animados que explica el desastre. El diario publicó también el reportaje en la portada de su edición impresa./
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La publicació­n del reportaje de The New York Times y las respuestas de los involucrad­os provocaron una tormenta de comentario­s en las redes sociales.
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Fotos: Alejandro Cegarra para The New York Times Inspección del lugar del colapso el 10 de mayo. /
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Bernarda Salgado López y Humberto Lezama, padres de Tania, que sigue hospitaliz­ada, y de Nancy, que falleció en el lamentable accidente.

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