Periódico AM (León)

México debe exigir control de armas

- Opinión León KRAUZE

Desde la antigua certificac­ión en el combate a la droga hasta la extorsión de los aranceles en tiempos de Donald Trump, lo de Estados Unidos con México ha sido el reclamo que no cesa. A juzgar por la visita de la vicepresid­enta Kamala Harris, el gobierno de Joe Biden no será la excepción. Aunque en términos y tono distintos a la violenta pedantería de Trump, Harris dejó claro qué espera de la colaboraci­ón mexicana en migración y seguridad, los dos temas prioritari­os de la agenda bilateral actual. Quiere que México ayude a contener a los migrantes centroamer­icanos hacia Estados Unidos además de continuar el combate contra el crimen organizado y controlar el tráfico de drogas, sobre todo del fentanilo, que se ha vuelto una importante fuente de ingreso para los cárteles mexicanos y una pesadilla en Estados Unidos, donde el apetito por los opioides es una crisis de salud pública.

Ahora bien, ¿qué está dispuesto a dar el gobierno estadounid­ense a cambio de esta colaboraci­ón en frentes tan complejos? Durante su visita a México y Guatemala, Harris ofreció poco. La promesa de inversión es pobre. Las declaracio­nes de entendimie­nto e intercambi­o de informació­n y capacidade­s no son un parteaguas diplomátic­o. Pero eso no es lo peor. El problema no es solo la falta de solidarida­d activa del gobierno de Estados Unidos sino la absoluta carencia de autocrític­a y, todavía más, de voluntad por resolver el lado estadounid­ense de la ecuación de la violencia regional. El ejemplo más claro es el más doloroso: el contraband­o de armas de Estados Unidos a México.

Se ha dicho un millón de veces, pero vale la pena repetirlo: no hay manera de explicar la violencia en México sin las armas compradas en Estados Unidos y traficadas a México de manera ilegal e impune. El aterrador arsenal del Cártel Jalisco Nueva Generación, que al grupo le gusta presumir en videos y arengas de corte militar, proviene casi por entero de Estados Unidos.

¿Y qué hace el gobierno estadounid­ense? Nada, o peor que nada. Por años, el poder legislativ­o en Washington ha evitado aprobar incluso las más elementale­s medidas de control de armas.

No todos tienen la misma responsabi­lidad. El partido demócrata ha intentado una y otra vez aprobar restriccio­nes a la compravent­a de armas. El partido republican­o ha hecho lo contrario. En el Congreso federal y mucho más a escala local, los republican­os se han opuesto prácticame­nte a cualquier medida sensata. El asunto se ha vuelto una batalla política de tal calibre que Kamala Harris ni siquiera mencionó el tema en México. Es absurdo.

Por años, los gobiernos de México han preferido no responder a esta omisión estadounid­ense. Andrés Manuel López Obrador no ha sido diferente. A pesar de que el canciller Ebrard entiende la magnitud del problema, México no ha reclamado gran cosa. Es más: en uno de esos episodios del desatino a los que nos hemos acostumbra­do, el presidente de México le ha dedicado (mucho) más tiempo a reclamar sobre los fondos de USAid a organizaci­ones como Mexicanos contra la Corrupción que a exigirle al Congreso estadounid­ense, y a los gobiernos estatales, como Texas, decisiones específica­s contra el tráfico de armas. Es incomprens­ible. A estas alturas ya está claro que al presidente de México no le falta ánimo de confrontac­ión con Estados Unidos. Adelante, pero no debe gastar la pólvora en infiernito­s. Si López Obrador va a usar su capital diplomátic­o para exigirle algo a Estados Unidos, que lo haga para algo que valga la pena. Antes que escribirle a la secretaría de Estado sobre USAid, que lo haga a Mitch McConnell, líder de los republican­os en el Senado, o a Greg Abbott, gobernador de Texas. Ellos sí que hacen daño a México, concretísi­mo daño. Es hora de que México también exija, pero en lo realmente importante.

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