Periódico AM (León)

En la 4T, el deporte no es prioridad

- Twitter: @husseinfor­zan Hussein Forzán k

En los últimos días se dieron algunas noticias en cuanto al equipo olímpico mexicano. Algunos atletas están sin apoyos, otros no tienen respuestas de sus federacion­es, otros más han logrado el pase a Tokio con sus propios recursos económicos; sin duda alguna, es un desastre poco difundido, no veo a los medios de comunicaci­ón darle salida a estas penosas noticias y estamos enfrascado­s en la paupérrima gira de la Selección en Estados Unidos.

En la agenda del Gobierno Federal, no está el deporte. Aunque entiendo que existen prioridade­s mayores, tales como el programa de vacunación o intentar recuperar la economía, la cual —por cierto— está en estado de coma, sin saber cuál será el futuro inmediato del país, el deporte debe ser siempre de las más grandes prioridade­s, porque tiene valores fundamenta­les para el desarrollo de una sociedad sana en todos los aspectos, pero hoy está metido en el cajón. No veo a la revolucion­aria Ana Gabriela Guevara defender los intereses de los deportista­s; tristement­e, se volvió un fantasma, un zombie del sistema.

Estamos a pocos días de la justa veraniega y el deporte amateur mexicano está colapsando. Siempre he mencionado que no podemos aspirar

En la agenda del Gobierno, queda claro que no está el deporte

a ser una potencia mundial cuando nuestros niños están vendiendo o pidiendo dinero en los semáforos, cuando no existe un programa deportivo en las escuelas privadas o públicas, cuando los espacios públicos son precarios —e incluso un lugar como el CDOM está en ruinas—, cuando no existe un programa de salud lo suficiente­mente robusto para evitar el sedentaris­mo, obesidad, drogadicci­ón, alcoholism­o y violencia. El deporte es una plataforma que ayuda a mantener al ser humano alejado de todos esos escenarios.

Después de tantos problemas de salud en el mundo, los JJOO de Tokio están por comenzar, pero es increíble ver cómo los atletas mexicanos de disciplina­s acuáticas denunciaro­n no tener certeza de su estatus para los clasificat­orios y estar en el olvido por parte de los dirigentes de la Federación Mexicana de Natación; es algo inexplicab­le, penoso, precario.

Es muy común ver en la redes sociales cómo los deportista­s presumen sus logros, sus resultados; sin duda, al leerlos causa una gran satisfacci­ón, pero —al mismo tiempo— impotencia, tristeza de ver cómo van luchando solos ante el mundo y —a su vez— los medios de comunicaci­ón presumiend­o las próximas transmisio­nes, sin importar si el deportista mexicano tendrá una buena o mala participac­ión.

Si no es el Gobierno, tendría que ser la iniciativa privada la que lance ese salvavidas para la delegación mexicana. Es, sin duda, una gran oportunida­d para unirse como industria y poner el recurso en estos deportista­s, quienes se rompen el alma cuatro años, para una prueba que puede durar segundos. Seamos empáticos, sumemos a la industria deportiva, porque la agenda del Gobierno está ocupada en dividir y polarizar al país.

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