Achaca desapariciones a problemas familiares
La mayoría de las desapariciones de niñas y adolescentes en el estado no son por la delincuencia organizada, sino por problemas o violencia familiares que tienen como consecuencia salirse de su casa, informó Sophia Huett López, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública.
En el caso de los hombres, en algunos casos se unen a la delincuencia organizada, y en otros casos, conduce al suicidio.
“También hay que decirlo, aunque es muy doloroso, que muchos de los casos derivan de violencia intrafamiliar o de un tipo de componente que está ocurriendo al interior de los hogares, de violencia.
“Tener muy claro que no son acciones que se derivan de la delincuencia organizada, que estén privando de la libertad de manera generalizada. Sin duda habrá casos, y los hay también, pero evidentemente son los menos”, afirmó en entrevista.
Por ejemplo, dijo: a los padres no les gusta el novio de la hija, pelean constantemente por eso y la muchacha se va de su casa.
Aceptó que hay jovencitos y jovencitas que están saliendo de su hogar para delinquir. Mencionó el caso de una pequeña célula delictiva detenida en Celaya la semana pasada, en que uno de los participantes tenía 19 años.
“Evidentemente me queda claro que sus padres no los mandan a delinquir, pero algo en esa familia se fracturó para que estos jóvenes estén participando en estas actividades, sin o incluso con conocimiento de sus padres”, alertó la funcionaria.
Comentó que evitar que esto pase tiene que ver con el tema de la crianza positiva. Mencionó que una jovencita que sufre violencia en su hogar, sale a la calle y ahí se expone a violencia de otro tipo y se vuelve vulnerable.
La funcionaria también destacó que son familiares cercanos la mayoría de los responsables de violaciones de niñas o adolescentes en el estado.
“Quienes cometen en primer lugar las violaciones son los tíos. Luego, gente no familiar que podría ser un vecino, un amigo de la familia, un conocido. Luego seguimos con los primos, y luego hermanas o hermanos, según sea el caso.
Es decir, que las agresiones ocurren nuevamente al interior de la familia. Y señaló que, curiosamente, los padrastros no están entre los primeros lugares de violadores, sino hasta el lugar número 8, de cuerdo con el INEGI.