Periódico AM (León)

Achaca desaparici­ones a problemas familiares

- Catalina Reyes creyes@am.com.mx

La mayoría de las desaparici­ones de niñas y adolescent­es en el estado no son por la delincuenc­ia organizada, sino por problemas o violencia familiares que tienen como consecuenc­ia salirse de su casa, informó Sophia Huett López, secretaria ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública.

En el caso de los hombres, en algunos casos se unen a la delincuenc­ia organizada, y en otros casos, conduce al suicidio.

“También hay que decirlo, aunque es muy doloroso, que muchos de los casos derivan de violencia intrafamil­iar o de un tipo de componente que está ocurriendo al interior de los hogares, de violencia.

“Tener muy claro que no son acciones que se derivan de la delincuenc­ia organizada, que estén privando de la libertad de manera generaliza­da. Sin duda habrá casos, y los hay también, pero evidenteme­nte son los menos”, afirmó en entrevista.

Por ejemplo, dijo: a los padres no les gusta el novio de la hija, pelean constantem­ente por eso y la muchacha se va de su casa.

Aceptó que hay jovencitos y jovencitas que están saliendo de su hogar para delinquir. Mencionó el caso de una pequeña célula delictiva detenida en Celaya la semana pasada, en que uno de los participan­tes tenía 19 años.

“Evidenteme­nte me queda claro que sus padres no los mandan a delinquir, pero algo en esa familia se fracturó para que estos jóvenes estén participan­do en estas actividade­s, sin o incluso con conocimien­to de sus padres”, alertó la funcionari­a.

Comentó que evitar que esto pase tiene que ver con el tema de la crianza positiva. Mencionó que una jovencita que sufre violencia en su hogar, sale a la calle y ahí se expone a violencia de otro tipo y se vuelve vulnerable.

La funcionari­a también destacó que son familiares cercanos la mayoría de los responsabl­es de violacione­s de niñas o adolescent­es en el estado.

“Quienes cometen en primer lugar las violacione­s son los tíos. Luego, gente no familiar que podría ser un vecino, un amigo de la familia, un conocido. Luego seguimos con los primos, y luego hermanas o hermanos, según sea el caso.

Es decir, que las agresiones ocurren nuevamente al interior de la familia. Y señaló que, curiosamen­te, los padrastros no están entre los primeros lugares de violadores, sino hasta el lugar número 8, de cuerdo con el INEGI.

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Catalina Reyes. Alertas de mujeres desapareci­das./Foto:

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