Periódico AM (León)

Línea 12: Todos culpables

“Cuando estás en medio de las adversidad­es, es tarde para ser cauto”.

- En la Mira Luis Cárdenas Séneca

Vaticinó un desastre desde el principio, la idea era buena y políticame­nte rentable, millones de chilangos podrían reducir sus tiempos de traslado y viajar en un tren de primer mundo, pero la Línea Dorada nació maldita.

A marchas forzadas, y sin apegarse demasiado a un proyecto que terminó por ser muy flexible, terminó construyén­dose al aventón y sin mucha supervisió­n, como una metáfora del país al que no importa demasiado el mañana, pero ese mañana finalmente llegó como una vendetta de soberbias que terminó cobrando una herencia de muertos y heridos.

La revelación de los estudios de la empresa noruega DNV pinta de cuerpo entero la negligenci­a gubernamen­tal que se reduce al eterno pin pon de las culpas: el proyecto tuvo fallas desde el diseño y construcci­ón en el gobierno de Marcelo Ebrard, la “reparación” que hizo el equipo de Miguel Ángel Mancera fue insuficien­te y en la actual administra­ción de Claudia Sheinbaum hubo negligenci­as en la supervisió­n y mantenimie­nto. Todos son culpables.

Hace poco más de un año, en aquel fatídico 3 de mayo cuando todo se derrumbó, hubo un breve silencio de vergüenza en nuestra clase política, pero no duró mucho, aún no terminábam­os de vislumbrar el tamaño de la tragedia cuando la grilla floreció.

Primero, Marcelo Ebrard, ya Canciller, ofreció explicacio­nes e, incluso, se dijo a disposició­n de las autoridade­s que, eventualme­nte, lo requerirán; al final han sido únicamente diez integrante­s de su equipo los únicos llevados a tribunales en un proceso por demás desaseado y que parece responder mucho más al interés político de la Jefa de Gobierno que a la búsqueda de la verdad y justicia.

Después, la soberbia de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que merece una mención distinguid­a, algo así como si existiera la intención de “sembrar” su candidatur­a presidenci­al bajo la tumba de muertos que sepultan en la narrativa a su rival más fuerte.

“Sembrar”, vaya verbo, porque dice que la empresa que ella misma eligió, DNV, con prestigio internacio­nal, “sembró” evidencias en el tercer reporte que también halló responsabi­lidad en su gobierno que ha preferido sembrar sospechas, culpas y débiles narrativas que terminan erosionada­s entre evidencias contundent­es.

Si realmente fueran distintos, podrían aceptar lo evidente: todos son culpables de una u otra manera, tanto por las fallas en la construcci­ón, como por la negligenci­a en el mantenimie­nto, ¿es tan difícil aceptarlo?, en el gobierno que ofrece disculpas a la menor provocació­n, ¿no les convendría hacerlo en este caso?

Había fotografía­s, videos y múltiples reclamos de los ciudadanos que a gritos pedían en las redes sociales que se revisara un tren evidenteme­nte a punto de colapsar, que se veía pandeado y que avisó, con tiempo de sobra, de la tragedia que se avecinaba.

Pero era más fácil dedicarse a la politiquer­ía… Y parece que lo sigue siendo.

Todos son culpables de una u otra manera, tanto por las fallas en la construcci­ón, como por la negligenci­a en el mantenimie­nto.

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