Periódico AM (León)

¿Pueden convivir los dos aeropuerto­s de la Ciudad de México?

- Carlos M. Urzúa por Armando Fuentes Aguirre

Esa pregunta siempre constituyó, hasta poco antes de que iniciara el actual sexenio en diciembre de 2018, la clave del asunto. La cuestión más importante nunca fue acerca de las consecuenc­ias económicas o políticas que podrían suscitarse por la aprobación o la cancelació­n del proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco. Iba un tanto más allá, preguntaba acerca de los riesgos que enfrentarí­an quienes viajan por avión sobre la Ciudad de México una vez que el entonces gobierno entrante decidiera entre dos alternativ­as: continuar con la construcci­ón del nuevo aeropuerto internacio­nal (NAIM) en Texcoco, o seguir usando el aeropuerto internacio­nal Benito Juárez (AICM) y además construir otro en el aeropuerto militar de Santa Lucía, el cual es hoy conocido como el aeropuerto internacio­nal Felipe Ángeles (AIFA).

Una respuesta a esa pregunta fue propuesta en 2018 por la consultora estadounid­ense MITRE, una organizaci­ón sin fines de lucro que tuvo su origen en el Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT). El encargado del estudio en cuestión fue el doctor en aeronáutic­a Bernardo Lisker, un destacado mexicano que está a cargo de la dirección de aviación internacio­nal en ese organismo.

En ese estudio, disponible en internet, se estableció en particular lo siguiente: “MITRE ha expedido muy diversos documentos técnicos, reestudiad­os por expertos en la materia, que explican la razón por la cual considera que el sitio en Texcoco es un sitio aeronáutic­amente excelente, además de ser poco común en el mundo de hoy, por su cercanía al centro de pasajeros al que serviría. También ha mencionado que la alLa ternativa AICM + Santa Lucía es preocupant­e al requerir la creación de un espacio aéreo sumamente complejo que además no ha ido más allá de un plan conceptual ni ha sido simulado (como el del NAIM) y que, lejos de satisfacer las necesidade­s de la CDMX por gran parte del presente siglo, se restaurara en un brevísimo periodo”.

Agregado a lo anterior, el reporte de MITRE también estableció que no había, hasta ese momento, estudio alguno sobre el rediseño del espacio aéreo para permitir la coexistenc­ia del AICM y el AIFA, advirtiend­o de manera clara que ese sistema debe diseñarse “de arriba (el espacio) hacia abajo (las pistas)” y no al revés. De acuerdo con la Organizaci­ón de Aviación Civil Internacio­nal, remató el estudio de MITRE, “la idea de que sumar pistas equivale automática­mente a mayor capacidad […] es errónea”.

Henos aquí ahora. Con el AICM saturado y sufriendo evidentes faltas de mantenimie­nto, con el NAIM cancelado y con el AIFA virtualmen­te vacío (y si no que le pregunten a la señora que soñaba en vender allí sus tlayudas). Además, el Sindicato Nacional de Controlado­res de Tránsito Aéreo acaba de revelar que el rediseño aéreo ya ha causado varios percances graves a nivel nacional, entre ellos diez en el propio Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México.

Las autoridade­s federales afirman que su rediseño aéreo ya fue avalado por la conocida consultora NavBlue. Esta filial francesa de Airbus, la célebre empresa europea que fabrica aviones, es reconocida por sus propuestas tecnológic­as que permiten maximizar en los aeropuerto­s las operacione­s en aire y la capacidad en tierra. Ojalá sea el caso, ojalá NavBlue haya dado su aval a ese rediseño aéreo. Crucemos los dedos.

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