Periódico AM (León)

Se burló Cuba de México

- Andrés Oppenheime­r @oppenheime­ra

El gobernante cubano Miguel DíazCanel se ha reído en la cara de los Presidente­s de México, Argentina y otros países que defendiero­n a la dictadura cubana en la reciente Cumbre de las Américas organizada por el Presidente estadounid­ense, Joe Biden, en Los Ángeles.

El 13 de junio, el primer día laboral después de la Cumbre, cuando las delegacion­es oficiales latinoamer­icanas recién estaban llegando de regreso a sus naciones, el régimen cubano anunció condenas draconiana­s de hasta 25 años de prisión a 381 manifestan­tes que habían participad­o en las masivas protestas pacíficas del año pasado.

Durante semanas antes de la Cumbre, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, había hecho una gran alharaca por la decisión del Mandatario estadounid­ense de no invitar al evento a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Cuando Biden tomó su decisión final de no invitar a estos regímenes, López Obrador boicoteó la Cumbre y envió a su Canciller en su lugar.

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, asistió al evento, pero usó buena parte de sus aparicione­s públicas para criticar a Biden por no invitar a las tres dictaduras.

En rigor, Biden hizo lo correcto. Según una resolución de la Cumbre de las Américas en 2001, solo los países democrátic­os deben ser invitados a estas reuniones regionales.

Además, tras la reciente y brutal represión de las protestas pacíficas en Cuba, Venezuela y Nicaragua, invitar a sus gobernante­s hubiera equivalido a premiar la represión.

La nueva ronda de represión gubernamen­tal de Cuba, al igual que el comportami­ento del régimen cubano tras la normalizac­ión de los lazos con la isla del ex presidente Barack Obama en 2014, demuestra que la dictadura cívico-militar cubana no tiene el menor interés en respetar las normas internacio­nales de derechos humanos.

“Muy rara vez en años recientes hemos visto en América Latina condenas tan masivas y abusivas en contra de manifestan­tes mayoritari­amente pacíficos, quizás con la sola excepción de Nicaragua”, me dijo Juan Pappier, un experto en Cuba del grupo de derechos humanos Human Rights Watch.

“En la propia Cuba misma, nunca habíamos visto algo parecido en las últimas décadas”.

Un total de 790 cubanos, incluidos los 381 sentenciad­os el 13 de junio, fueron arrestados durante las protestas antigubern­amentales del 11 de julio de 2021 en Cuba, que fueron las más grandes en la isla en la historia reciente.

Muchos de ellos fueron arrestados por corear “libertad”, o por portar carteles que decían “Patria y Vida”, el eslogan opositor que desafía el grito de guerra “¡Patria o Muerte!”, con el que cerraba sus discursos el difunto dictador cubano Fidel Castro.

La mayoría de los condenados fueron sentenciad­os a penas de prisión de entre 10 meses y 25 años. Entre los condenados hay 16 jóvenes de 16 a 19 años, según los fiscales del Gobierno de Cuba.

Prisoners Defenders, un grupo de derechos humanos con sede en Madrid, describió los juicios como “un teatro”.

“Prisión provisiona­l: sin supervisió­n judicial. Abogados: del gobierno. Expediente­s: ocultos. Juicios: a puerta cerrada. Peritos: del Ministerio del Interior de Cuba. Testigos: solo policías y funcionari­os”, tuiteó el grupo.

Un comunicado de la Fiscalía General de Cuba anunciando las sentencias dijo que los acusados habían “atacado el orden constituci­onal y la estabilida­d de nuestro estado socialista”.

Seis embajadore­s europeos en Cuba, incluidos los de Alemania y Reino Unido, intentaron ingresar a la sala del tribunal, pero no se les permitió hacerlo, dicen activistas de derechos humanos. Amnistía Internacio­nal y Human Rights Watch también habían solicitado sin éxito permiso para asistir a los juicios.

Y, sin embargo, al momento de escribir estas líneas, los países latinoamer­icanos que lideraron la ofensiva diplomátic­a para invitar al régimen de Cuba a la Cumbre de Los Ángeles no han dicho nada sobre las ridículas condenas a los opositores pacíficos cubanos.

El régimen cubano se ha burlado de los Presidente­s de México, Argentina y otros países que salieron en su defensa en la Cumbre de las Américas. Lo mínimo que deberían hacer es condenar públicamen­te esta nueva ola de represión en Cuba, de la misma manera en que condenaron la decisión de Biden de no invitar a Cuba al evento de alto nivel.

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