Periódico AM (León)

De delfín a corcholata

- Lourdes Casares de Félix acentodemu­jer@hotmail.com

Al príncipe heredero del trono francés que era hijo legítimo del monarca reinante se le llamaba delfín. En México se le ha llamado delfín al sucesor que un presidente designa o a quien tiene probabilid­ad de sustituirl­o. Así el presidente saliente se asegura de que su “legado” continúe y le sirva de tapadera de las corruptela­s que hubiese hecho.

Sin embargo, inspirado en el término “tapado” de la políticonc­esionaria ca mexicana con el que se hacía referencia a quien el mandatario en turno escogía para sucederle, AMLO desplaza el término delfín, y se declara el destapador al decir: “Ya no hay tapados, yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”. ¡De delfines a corcholata­s! Juguetona y mañosa forma de empezar a hacerle creer a la ciudadanía que será esta la que elija a su sucesor cuando es AMLO mismo quien dará el tan criticado dedazo.

Divertido se encuentra el mandatario viendo a sus corcholata­s ir y venir promocioná­ndose, y él lo celebra e impulsa desde su mañanera. La competenci­a requiere de mucho esfuerzo para ganar. López Obrador posiciona a su sucesor/a. Ante la falta de una figura inspirador­a y fuerte de la oposición, el vacío se llena con quien represente la opción menos mala para el País. Escucho comentario­s de personas que albergan la idea de una inevitable victoria morenista y pues a resignarse con quien consideren menos nocivo.

Por otro lado, la lucha contra la oposición por parte del Presidente no tiene tregua. Duro con el líder nacional del PRI, “Alito” Moreno, quien ahora es investigad­o por enriquecim­iento ilícito, fraude fiscal, lavado de dinero, abuso de autoridad … más lo que se pueda acumular. “Alito” se defiende e informa que enfrentará las acusacione­s con la verdad y la justicia. Mientras AMLO finge cínicament­e que no tiene nada que ver diciendo que “lo mejor” es no meternos en estos casos. ¡Claramente se ve que es una persecució­n política! Es posible que “Alito” no sea un santo, pero lo que queda en evidencia es que Morena utiliza todos sus recursos para incriminar, desprestig­iar y consecuent­emente eliminar del panorama a cualquiera que pueda representa­r una amenaza para la contienda de elecciones. ¿Por qué no le sacan algún trapito a Bartlett que tiene una cola larguísima? Y así como él, a muchos allegados del Presidente, incluidos sus hermanos e hijos.

El mismo AMLO ha recibido acusacione­s de inacción y nexos con el narco.

Paso a pasito, uno por uno, se van escogiendo los protagonis­tas que serán inculpados para mantener a la audiencia entretenid­a con episodios sorpresivo­s como una serie de Netflix. El Presidente tiene el poder, y posee toda la informació­n como él mismo ha dicho. Sabe que todos tienen cadáveres en el clóset y con solo amenazarlo­s con auditorías y revisiones a sus fortunas mal habidas los puede silenciar y paralizar.

Mientras, las corcholata­s amenizan el espectácul­o político y el País se cae pedazo a pedazo.

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